‘Extraña forma de vida’, el preciosista ajuste de cuentas de Almodóvar con el wéstern gay

Cualquier mitómano del cine de Pedro Almodóvar será capaz de recordar los intentos frustrados del director de hacer una película en inglés. Desde el remake de ‘Mujeres al borde de un ataque de nervios’ protagonizado por Jane Fonda a las versiones cinematográficas de fenómenos literarios como ‘Las horas’ y ‘El chico del periódico’, pasando por los ejemplos más mediáticos: el reciente gatillazo de ‘Manual para mujeres de la limpieza’ -la adaptación del libro de relatos de Lucia Berlin que iba a protagonizar Cate Blanchett- y el que es quizás el mayor interrogante en la carrera del oscarizado cineasta: ‘Brokeback Mountain’.

Hace más de veinte años, antes de que Ang Lee confirmara su extraordinario talento para cambiar de tono, idioma y género en su filmografía, el español fue uno de los directores que recibió la llamada para rodar una película inspirada en el relato corto de Annie Proulx, la ganadora del premio Pulitzer. El propio Pedro contaría años más tarde que decidió dejar pasar la oferta, alegando que los productores nunca le iban a dejar rodar los tórridos encuentros sexuales entre Ennis del Mar y Jack Twist como él hubiera deseado, y como ya había dejado claro que sabía hacer en la tremendamente sensual ‘La ley del deseo’.

‘Extraña forma de vida’, el disfrutable y exuberante ajuste de cuentas de Almodóvar con lo que pudo ser y no fue, no será recordada tampoco por sus escenas de sexo. Aunque es posible que las redes sociales pierdan los papeles al descubrir el desnudo parcial de Pedro Pascal, la realidad es que la aproximación del manchego a los encuentros carnales de dos hombres en un contexto -en teoría- homófobo no es tan diferente a lo que ya hizo Luca Guadagnino en la sensacional ‘Call me by your name’. Las escenas de sexo entre Timothée Chalamet y Armie Hammer en aquella película fueron cuestionadas incluso por su guionista, el veterano James Ivory. Como el italiano, su colega aparta la mirada en el encuentro sexual de su pareja protagonista, en un movimiento que deja entrever que los problemas quizás no vengan del productor de turno, sino de los agentes de las estrellas de Hollywood que entran en pánico al dejar a sus actores en manos de un autor europeo.