Pablo Berger: "No me gusta que el cine sea excluyente y solo para los cinéfilos, tiene muchas capas"

La animación española ha dado un nuevo paso de gigante este sábado en el Festival de Cannes. 'Robot Dreams', la adaptación de la novela de Sara Varon dirigida por Pablo Berger se ha presentado en la sección oficial [fuera de concurso] del certamen. El artífice de 'Blancanieves' -ganadora del Goya- ha desfilado por la alfombra roja de la Croisette junto a su productora, Sandra Tapia, de Arcadia Motion Pictures, para revelar ante el mundo una historia de soledad, de amistad, quizá de amor, que tiene lugar en la Nueva York de los años 80. "Colecciono novelas gráficas sin palabras, y un día cayó en mis manos 'Robot Dreams' -no había hecho ni 'Blancanieves'- y pensé que había una película ahí", confesaba Berger a Kinótico. "Estaba tan conmovido y era tan cercano a mi mundo... con Nueva York, con emoción, con humor y con un final conmovedor".

La novela gráfica y la película están protagonizadas por Dog, un perro que vive en un mundo en el que todos los habitantes de esa Nueva York que citábamos son animales antropomórficos. Los días están vacíos y pasan sin emoción para el protagonista, que un buen día decide hacer caso de un anuncio de televisión y comprar un robot, que para él se convertirá en Robot con mayúscula, por correspondencia. Lo encarga, llega a su domicilio, lo monta... y comienza a disfrutar de compañía en su vida. "La soledad es uno de los temas candentes de nuestros días, y mucho más en la ciudad. Ahora con las redes sociales... parece que vivimos rodeados de gente, pero vivimos en soledad. En los ochenta, en los que vive Dog, está muy solo... y un día decide construirse un robot, construirse un amigo. Todos somos Dog", explica el bilbaino.

"Todos hemos perdido a un amigo o a una pareja, y ese es un tema que nos afecta a todos", continuaba. "Para mí la superación de la pérdida era fundamental. En mi cine hay un elemento de melancolía... pero también hay luz, quiero pensar que soy un director poco cínico y hasta un poco naíf, quiero pensar que esa persona sola siempre va a encontrar a alguien que le pueda acompañar en el camino", explica el artífice de 'Abracadabra' y 'Torremolinos 73', que en su cuarto largometraje se arriesga con un género que aún no había explorado. "Me encanta el riesgo. Y creo que al espectador también le gusta ver cómo el director va por el alambre como un equilibrista. ¡Animación! Yo estoy encantado. Ha sido una experiencia larga y única, han sido cinco años, pero ha sigo una gozada"