Durante el Festival de San Sebastián del año 2012, aquel que ganó François Ozon con su magnífica 'En la casa', una generación de periodistas jóvenes -que ya no lo somos- nos habíamos incorporado plenamente a las tareas de cubrir el audiovisual español. Los ardores de la juventud nos llevaban a compartir con los compañeros y las compañeras confidencias, inquietudes, sueños y copas nocturnas. Y como éramos muy inclusivos, empezamos a mezclarnos... no solo con los de nuestra especie, sino también con periodistas algo más veteranos (sobre todo "veteranas", hay que decirlo, con la excepción de Pedro Vallín), que tenían la generosidad suficiente como para escuchar a la tropa recién llegada.

No sé si fruto de las libaciones o de la osadía púber, a ese grupo integrado por Laura Seoane, Fernando de Luis-Orueta, David Carrón, Pablo López, Pedro Vallín y un servidor de ustedes [enseguida metimos en el ajo a Olga Pereda], se le ocurrió pensar en "un asunto tocho y secreto" que revolucionaría el panorama de las galas de premios en España: una ceremonia de premios que imitase a los Globos de Oro en las formas... y que siguiese los derroteros de los Spirit Awards en el fondo. María Guerra y Teresa Montoro estuvieron de acuerdo enseguida; Gas Natural Fenosa [que ya ha cambiado de nombre y de estrategia] dio el primer impulso económico; en una reunión caótica y vibrante, Carlos Marañón propuso el nombre 'Feroz'.

Y así nació la cosa. Hacía falta formalizar un colectivo profesional que le diese sentido a la aventura, y nació también la Asociación de Informadores Cinematográficos de España, que hoy bien podría llamarse "Audiovisuales"... aunque todo sea cine. En fin, que nacimos. ¿Se cumplieron los objetivos iniciales? Quizá no. Pero lo que surgió fue muchísimo mejor. Aquí repasamos 10 razones para celebrar esta noche, en Zaragoza o a distancia, los primeros 10 años de los Premios Feroz.

1. Hacía falta otra mirada... aunque se note poco

Los Feroz empezaron a entregar premios en enero de 2014, y quizá entonces eran más "feroces" de lo que son ahora. Rodrigo Sorogoyen y su 'Stockholm' vencieron en la primera gala, y desde entonces hasta hoy hemos puesto de relieve a los Javis [que no eran lo que son ahora, han arrasado en su masterclass zaragozana] y hemos impulsado los Premios Arrebato de Ficción y de No Ficción [incluidas sus versiones anteriores], con los que hemos recompensado a películas como 'Ilusión', 'B, la película' o 'El año del descubrimiento'. Quizá con el andar de los años y con la ampliación de la parroquia votante... nos hayamos ido quedando en el cajón de ser "otros Goya con destellos de ferocidad". Nada es irreversible y esos destellos merecen mucho la pena.

2. Vertebrar la temporada de premios

Las temporadas de premios son un camino promocional que atraviesan las películas y series con el deseo de atraer la mirada de los espectadores. No os engañéis: lo de los vestidos y los premios no es solo para que nos hagamos fotos entre nosotros, es la manera de intentar poner el foco en los contenidos de cada año. La temporada española tenía unos Goya y unos Forqué muy potentes, y varios premios periodísticos -los CEC o los Fotogramas de Plata-, pero no tenían sus Globos de Oro. Sí, voy a decirlo: su ANTESALA [luego vuelvo sobre esto].

3. Transversalidad en el sector

Y ocurría otra cosa. La fusión entre los jóvenes recién llegados al periodismo audiovisual y los veteranos... reveló que esos dos mundos habían permanecido separados durante décadas: la llegada de Internet había provocado que muchas y muchos informasen de cine y series de una manera "no tradicional", y los vetustos medios [y sus plumas más leídas] habían ignorado, cuando no despreciado, a lo que alguien despectivamente llamó una vez "los blogueros en pijama". En la AICE decidimos no mirar cómo iba vestida la gente mientras derrochaba su profesionalidad sobre las teclas del portátil.

4. Los segundos nunca serán los primeros

¡Y está muy bien que sea así! Los Feroz no nacieron para reemplazar a los Goya. Su única razón para existir es que existan unos Goya fuertes, potentes y glamourosos que marquen el camino. No se puede ser la cara B de un disco que no tiene cara A, y los premios de AICE lo tuvieron claro desde el principio. A las galas han acudido prácticamente todos los presidentes y presidentas de la Academia de Cine de estos últimos 10 años, y también ha habido coordinación con otros premios importantes de la temporada, como los Gaudí en Cataluña o los más recientes Carmen en Andalucía.

5. Un semillero para los Goya

Pero eso de ser segundos no impide que sirvamos como banco de pruebas para los Goya. En estos 10 años, los premios de la Academia de Cine han incorporado algo más de humor a sus galas... e incluso han elegido algún presentador, como Antonio de la Torre, que se estrenó en la materia con la AICE. Inauguró las ceremonias Alexandra Jiménez, que nunca lo había hecho -tampoco Bárbara Santa-Cruz, Íngrid García Jonsson, Pilar Castro o María Hervás-, y hemos contado con veteranos como Silvia Abril o Julián López. El año pasado en Zaragoza, lugar al que regresamos hoy, Paula Púa y Nacho Vigalondo sembraron en nuestros cerebros una oda a la estación de Delicias.

6. Honor a quien lo merece

La intención de mirar a lugares a los que el resto de la temporada de premios no estaba mirando... se ha trasladado también a los premios honoríficos. Comenzamos reconociendo con el Feroz de Honor al indiscutible José Sacristán. En ese cajón entran también los nombres de Carlos Saura, Emilio y Julia Gutiérrez Caba, Cecilia Bartolomé o Victoria Abril [aunque la liara en la ceremonia de 2021]; y, lamentablemente, hoy ya no están genios brillantes del cine y la televisión como Rosa María Sardà, Chicho Ibáñez Serrador o Verónica Forqué, ni nos acompaña el humor sin igual de José Luis Cuerda. Esta noche, para el décimo aniversario, el nombre total de Pedro Almodóvar.

7. La asignatura pendiente del humor

Corre por ahí el rumor de que existe un grupo de whatsapp, con muchísimas actrices y actores españoles, en el que se habla de lo divino y de lo humano, y que ciertos chistes de la gala de los Feroz son criticados en ese foro con crueldad inmisericorde. No tenemos pruebas [pocas dudas], pero lo que sabemos con certeza es que todas y todos acuden a los premios de la prensa con la mejor de las actitudes, sabiendo que por un lado o por otro les va a caer un chiste. Tenemos mucho que mejorar... pero ¡ya era hora!

8. En YouTube antes que nadie

Hace muy pocos días, los premios del Sindicato estadounidense de Actores anunciaba que sus SAG Awards se van a mudar de TNT a Netflix, previo paso por YouTube -en abierto- este mismo año. ¿Podemos decir que los Feroz son pioneros en eso? Podemos decirlo. Tras una primera edición con emisión en Paramount Channel... y otras cuatro en manos de Movistar+, los premios de los críticos e informadores se han refugiado en el canal más barato y más libre: YouTube. El ejemplo, esta misma noche: a partir de las 19:30 la alfombra roja y la gala, íntegras. Con esto se ha hecho de la necesidad, virtud, sí... pero también se ha explorado [y encontrado] un gran camino de libertad editorial.

9. La pujanza de las series

De ley es decir que fue el paraguas de Movistar+ el que vio nacer los premios de series en los Feroz. Esa temporada de premios, que corre paralela a la del cine y converge con él en la gala de AICE, también se está construyendo poco a poco... y los conocidos como "lobos de oro" están haciendo su tarea, premiando a 'Antidisturbios', a 'Cardo', a 'Paquita Salas' o a 'Arde Madrid'. ¿Qué pasará esta noche?

10. ¿Hay fiesta en casa de los Javis?

Nuestra entrañable y adorada Verónica Forqué, que recogió el Feroz de Honor en 2018, le puso voz al gran secreto de estos premios. "¿Puedo ir yo también a casa de los Javis?", preguntó entre las risas del público. Y es que las fiestas, la celebración del cine y de las series, pero también la desinhibición que provoca ser los segundones de la temporada [eso y Ribera del Duero, todo hay que decirlo], ha convertido a los Feroz en los premios a los que todo el mundo quiere ir... y en la fiesta en la que todo el mundo quiere estar. Por muchos años más de disfrute y, sobre todo, de puesta en valor de un sector audiovisual español que necesita estímulos. Cuantos más, mejor.