Vivir los días previos a los Oscar con miedo a la coda de ‘CODA’

En 2009 ‘Slumdog Millionaire’ cosechó ocho Oscars y, un año más tarde, ‘The Hurt Locker’ logró seis. Cifras que les colocan en la parte intermedia de la tabla histórica junto a otra docena de títulos con idéntico número de galardones. Si antaño estábamos acostumbrados a las películas con muchas estatuillas, hace más de casi 15 años que no vivimos ningún gran triunfo en los Oscar.

La razón de por qué ya no hay películas que hagan escoba es simple. La Academia introdujo justo en esas fechas una modificación cuyas consecuencias han desbordado todas las previsiones: la ampliación a diez del número de nominadas al Oscar a la Mejor Película del año. Pero no es solo cuestión de que haya más títulos para elegir en la fase final de las votaciones y, por tanto, una mayor dispersión del voto, es que se modificó también el sistema de votación y recuento. Ya no gana la película con más apoyos, sino que el Oscar se otorga a la cinta que haya gustado más en general mediante un complejo sistema de corrección estadística: la papeleta preferencial.

Sin entrar en detalles de su mecánica, cada votante debe poner a las diez candidatas en orden de preferencia de manera que se podrá tener en cuenta no solo su primera opción, sino también los títulos que haya colocado en las subsiguientes posiciones. Resultado: que no gane ‘La La Land’ sino ‘Moonlight’, por poner el ejemplo más palmario.

Van 13 años con este método, tiempo más que suficiente para entender que la Academia está satisfecha con este sistema que ha acabado con las certezas, las grandes favoritas y que, incluso, ha abierto las puertas a cataclismos como el triunfo de ‘CODA’ el año pasado, que en pocas semanas pasó de ser una candidata casi de relleno a convertirse en improbable favorita y terminar alzando el premio.