‘Yellowjackets’ se zambulle en el trauma de sus protagonistas en una atrevida temporada 2

Una adolescente corre, descalza y en camisón, por un bosque nevado. Huye de algo, no sabemos qué, hasta que cae en una trampa disimulada por la nieve y muere empalada en las ramas puntiagudas colocadas debajo. Acto seguido, alguien cubierto con una careta de piel la saca de allí y la arrastra hasta un claro, dejando tras de sí un reguero de sangre, para que el cuerpo sea preparado para ser devorado en una celebración junto al fuego en la que vemos a otras personas, cubiertas también con diferentes telas y pieles, alrededor de alguien tocado con una cornamenta de ciervo.

La secuencia que abre ‘Yellowjackets’ es realmente impactante y está sacada directamente de una película de terror. También es el horizonte hacia el que camina la serie y la fuente de las pesadillas de sus protagonistas 25 años más tarde: el momento en el que esas adolescentes atrapadas en las montañas se entregan a su lado salvaje y el fantasma que, de adultas, nunca podrán eludir por mucho que lo intenten. Es también la vara de medir en cuanto a las locuras que Ashley Lyle, Bart Nickerson y Jonathan Lisco, responsables de la serie, ideen para una segunda temporada que ha llegado este fin de semana a Movistar Plus+ y que está vigilada con lupa por los fans adictos a especular sin tino en Reddit.

Superar el arranque del primer capítulo es harto difícil, pero ‘Yellowjackets’ no va a dejar de intentarlo. La segunda temporada construye sobre lo que se presentó en la primera y lo lleva un poquito más allá, apretando algo más las tuercas del trauma que oprime a las protagonistas. Los primeros cuatro episodios nos presentan a Shauna intentando que no la relacionen con la desaparición de su amante, Adam, a quien asesinó y, con la ayuda de sus amigas, descuartizó y ocultó; a Taissa dándose cuenta de que el sonambulismo que la lleva a hacer cosas peligrosas ha vuelto de la peor manera; a Natalie encontrándose en manos de la Lottie adulta, que ha trasladado a una especie de retiro espiritual con tintes sectarios las tendencias pseudomesiánicas que mostró en el bosque; y a Misty, en la trama más abiertamente cómica, colaborando con otro “detective ciudadano” como ella a averiguar por qué no sabe nada de Natalie.