Una fantástica Penélope Cruz eleva ‘Ferrari’, un regreso al cine a medio gas de Michael Mann

Michael Mann tenía tantas ganas de hacer por fin su película sobre los orígenes de la leyenda de Ferrari como los cinéfilos de que volviera a ponerse detrás de las cámaras después de que hubieran pasado ocho años del estreno en salas de ‘Blackhat - Amenaza en la red’. Desde entonces, el ya octogenario director de ‘Heat’ solo había rodado el estupendo capítulo piloto de ‘Tokyo Vice’, la serie de HBO Max que protagoniza Ansel Elgort. Venecia parecía la casilla de salida ideal para estrenar una película sobre Enzo Ferrari. Sin embargo, su interpretación del mítico fundador de uno de los grandes símbolos locales es un regreso a medio gas que hubiera funcionado mejor fuera de la competición por el León de Oro.

‘Ferrari’, inspirada en una biografía escrita por Brock Yates, toma la inteligente decisión de centrarse en una etapa muy concreta de la historia del piloto y empresario italiano. En el verano de 1957, el ex piloto de carreras está en crisis profesional y personal. La bancarrota acecha a la empresa que él y su esposa Laura construyeron de la nada diez años antes. Su matrimonio se encuentra en medio de una gran crisis, mientras lidian con la reciente muerte de su hijo. En un momento de transición clave para la escudería, su fundador toma una decisión arriesgada que le obligará a ganar la Mille Miglia, una famosa carrera que recorre el país transalpino durante más de mil millas y que pone en peligro la vida de todo aquel piloto que se decide a enfrentarse a ella.

El director de ‘El dilema’ pone en imágenes con su último trabajo un libreto escrito hace más de catorce años por Troy Kennedy Martin, un guionista que falleció en septiembre de 2009. Los azares de la vida crean un curioso paralelismo entre el legendario empresario y el director obsesionado con contar su historia. “En Maserati hacen carreras para poder vender coches, nosotros vendemos coches para poder hacer carreras”, viene a decir Enzo en una escena para definir la gran diferencia en su aproximación al mundo del motor respecto a su gran competencia en el mercado. La peligrosa y dependiente relación entre los pilotos y los coches -protagonista de otra interesante secuencia en la que Ferrari insta a sus conductores a ser los últimos en pisar el freno aunque se estén jugando la vida- es uno de los numerosos temas de una dispersa propuesta que parece haberse olvidado de qué es lo que llevó a Mann a querer contar esta historia en primer lugar.