TRIBUNA

Celso Bugallo. La gentileza y la ternura del actor con gesto hosco que trabajaba desde las tripas

Fernando León de Aranoa, que dirigió al intérprete gallego en 'Los lunes al sol', 'Amador' o 'El buen patrón', recuerda a su amigo horas después de su fallecimiento

Madrid·
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Los actores Celso Bugallo y Magaly Solier, junto al director Fernando León de Aranoa, durante la promoción de 'Amador' en Barcelona en el año 2010
Los actores Celso Bugallo y Magaly Solier, junto al director Fernando León de Aranoa, durante la promoción de 'Amador' en Barcelona en el año 2010 · Fotografía: GETTY

Mi encuentro personal y profesional con Celso Bugallo tuvo mucho de inesperado y por lo tanto mucho de hallazgo, de revelación. Sucedió durante el casting de 'Los lunes al sol', en Galicia. Allí buscábamos actores para una serie de personajes de la película... y en cuanto entró en aquel salón de un hotel de Vigo vimos que en su presencia había algo enormemente atractivo. Yo sentí que Celso pertenecía a esa película. Lo sentí en su dureza, en su gesto, en una cierta hosquedad en el trato. Me pareció una persona recia, con unas enormes manos de trabajador que pensé que eran muy adecuadas para el personaje: al fin y al cabo, un trabajador manual de un astillero.

Recuerdo que, en el guion, su personaje tenía varias escenas en las que estaba muy bebido, casi alcoholizado. Era aquel personaje que está al fondo de la barra, que casi forma parte del mobiliario del bar. Nadie repara mucho ni en él ni en su ausencia. Cualquier director sabe que, para un actor, interpretar una escena en la que el personaje está muy bebido es muy difícil de hacer. Es muy arriesgada y es muy probable que no funcione, que no sea creíble. Eso es fatal. Así que en las pruebas de casting le pedí a Celso que interpretase una de esas escenas, una en la que divagaba sobre la existencia de Dios... como solo alguien muy alcoholizado puede hacerlo con una cierta lucidez oculta detrás de todo lo que dice.

"En cuanto entró en el casting de 'Los lunes al sol' vimos que en su presencia había algo atractivo. Yo sentí que pertenecía a la película"

Realmente fue impresionante. Recuerdo la borrachera que nos mostró en aquel casting. Era de una verosimilitud, de una verdad enorme. Me dejó absolutamente sorprendido. Podía parecer que realmente estaba borracho... pero no era así, era trabajo. No tuve ninguna duda de que Celso tenía que estar en 'Los lunes al sol', era de sus primeros trabajos. Hay una escena -de mis favoritas- en la que Santa, el personaje de Javier Bardem, lo acompaña hasta su casa... y tanto él como Amador, que está muy borracho -el personaje de Celso- acaban sentados en el suelo. Yo recuerdo que hicimos los primeros ensayos y que aquello me parecía tan bueno lo que hacía que le preguntaba a Javier: "¿Esto es tan bueno como me lo está pareciendo a mí?". Javier me decía: "Impresionante".

Había tres o cuatro escenas así en la película, en las que el personaje de Amador estaba así de borracho. A veces, cuando quería que estuviera un poco menos borracho, simplemente le decía "Celso, quítale una copa, quítale un cubata", y entonces él me miraba, me hacía un gesto con la mano con el que me transmitía que lo había entendido perfectamente... y le quitaba un cubata, y el personaje estaba un poquito menos borracho. O a veces yo le decía: "¡Añádele un cubata!". Y estaba más borracho. Ese era nuestro código de comunicación. Fue fantástico lo que hizo con ese papel, lo bien que hacía algo que era muy difícil de hacer.

Después de eso hicimos 'Amador' juntos, y le ofrecí un personaje al que llamé con el mismo nombre porque para mí, mientras escribía la película, ese personaje siempre fue Celso. Era un papel protagonista y quise que fuera él. Y todavía en 'El buen patrón', hace mucho menos tiempo, hacía un personaje más pequeño que era muy importante en la historia. Y en cualquiera de esas películas, también en esta última, volvía a ser del mismo modo. Celso era un actor que trabajaba con las tripas. Trabajaba desde la entraña, desde la víscera. Todas las escenas que tenían algo de emoción, de desgarro o de intensidad emocional... salían de un lugar muy hondo, de muy dentro de él. Era muy difícil hablar de ello porque no se podía explicar el origen. Él lo tenía y sabía cómo sacarlo en el momento exacto.

"Todas las escenas que tenían algo de emoción, de desgarro o de intensidad emocional... salían de un lugar muy hondo, de muy dentro de él"

Esa intuición fue algo que siempre me atrajo mucho de él como actor. Era alguien muy especial, no era un actor al uso en absoluto. Y todos los que han trabajado con él me entenderán cuando diga esto: Celso vivía en un mundo propio. Él iba por libre, no era alguien fácilmente encasillable. A pesar su dureza, de esa cierta hosquedad que tenía tanto en las manos como en el rostro, o en el gesto, tenía también una enorme ternura, una enorme gentileza. Y todo eso también llegaba a los personajes, y los inundaba. Recuerdo el diálogo que dijo en el casting de 'Los lunes al sol', que está también en la película. Hablaba de que la cuestión no es tanto si nosotros creemos en Dios... como si Dios cree en nosotros. El personaje de Javier Bardem, Santa, respondía: "No importa, Amador, nosotros creemos en ti y eso es lo que importa". Si en alguien he creído tanto personalmente -un amigo-... como profesionalmente -delante de la cámara- es en Celso Bugallo.

Fernando León de Aranoa es director y guionista de cine

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