Así construyeron Sofía Otero y Estíbaliz Urresola el personaje que hizo historia en Berlín y cuestiona a los Goya

El pasado martes se cumplieron dos meses desde el día que Sofía Otero se convirtió, con solo nueve años, en la tercera intérprete española en ganar el Oso de Plata del Festival de Berlín. Antes que ella, solo habían conseguido tal honor dos nombres históricos del cine español: Victoria Abril y Fernando Fernán Gómez. El jurado presidido por Kristen Stewart decidió reconocer su trabajo en ‘20.000 especies de abejas’, el debut como directora de Estibaliz Urresola en el que interpreta a Cocó, alguien que a sus ocho años no encaja en las expectativas del resto y no entiende por qué. Todos a su alrededor insisten en llamarle Aitor, pero no se reconoce en ese nombre ni en la mirada de los demás. A lo largo de dos horas, el espectador asiste a dos viajes: el descubrimiento de la identidad por parte de una niña y la aceptación de una familia compuesta por mujeres de tres generaciones que debe hacer frente a sus propias dudas y temores.

Urresola era perfectamente consciente de que no podía fallar en la búsqueda de una niña que fuera capaz de aguantar sobre sus hombros -compartiendo escena y responsabilidades con la siempre infalible Patricia López Arnaiz- el peso de la primera película española que explora la cuestión trans en la infancia. El resultado de su decisión ya es historia.

Tras hablar con ella horas después de que se hiciera público que su ópera prima competiría por el León de Oro de la Berlinale, Kinótico se volvió a encontrar con la cineasta vasca para revivir otro recorrido clave en la última ganadora de la Biznaga de Oro del Festival de Málaga: el viaje del papel a la pantalla de otra niña inolvidable para el cine español. Como la Frida de ‘Verano 1993’ o la Ana de ‘El espíritu de la colmena’, nuestro cine nos vuelve a obligar a mirar a la infancia sin condescendencia.