Nevenka regresa a Zamora, la única Ponferrada posible

Fue apenas un minuto y medio de diálogo, repetido en varias tomas. Las tomas que hicieron falta para que la directora ajustase el tono de los protagonistas: "Tú más juguetón, y tú deja una pausa cuando él te dice lo de las manos". Noventa segundos de un intercambio dialéctico junto a la barra de un bar entre un hombre poderoso y despreocupado... y una mujer sorprendida pero fuerte. Unos segundos eternos por la temible simpatía del hombre, que da la espalda a la cámara, y por los ojos abiertísimos de la mujer, a la que vemos de frente. Él es Ismael Álvarez, el alcalde de Ponferrada; ella es Nevenka Fernández, la concejala de Hacienda del municipio. Corre el año 2000. Pero no son ellos. Ni lo que dicen es exactamente lo que dijeron, ni lo están diciendo en el mismo bar, ni es el 2000 el año en el que estamos. Son los actores Urko Olazabal y Mireia Oriol, el bar es un bar de Zamora y no de Ponferrada, y la escena se desarrolla bajo la atenta mirada del equipo técnico y artístico que comanda Icíar Bollaín, la directora de 'Soy Nevenka'. Nosotros miramos a través de un combo cómo sucede todo.

Un grupo de periodistas especializados en cine y series, entre los que se encontraba Kinótico, visitó el pasado martes el rodaje de la cinta, que encara sus jornadas finales después de un trabajo de ocho semanas, que se han desarrollado entre Bilbao -fundamentalmente los interiores- y Zamora, la ciudad en la que se tuvo que refugiar la producción después de que el ayuntamiento de Ponferrada dilatase infinitamente los tiempos de respuesta ante la petición de rodar allí. Ese adverbio, 'allí', es fundamental. 'Allí' fue donde se produjo la primera denuncia pública de acoso sexual contra un hombre poderoso, la de Nevenka Fernández, la de una mujer que tuvo que soportar la incredulidad y la burla de un país que aún no había decidido entrar en el siglo XXI. En 2024 gobierna ese municipio leonés el mismo partido que lo hacía hace 23 años: el Partido Popular. "Hicimos los trámites normales que se hacen cuando vas a rodar a cualquier sitio", explica Juan Moreno, uno de los productores de la película. "Y vimos que había una manifiesta falta de interés en que nosotros rodáramos allí. Hubo una pequeña polémica local en Ponferrada, el grupo socialista preguntó por qué no nos habían dejado rodar allí. Respondieron que no nos habían dado los permisos porque temían que dañásemos el patrimonio. La peli no va a sufrir absolutamente nada, pero es significativo que 22 años después estemos todavía en estas".

"Pues no me extrañó mucho", decía Icíar Bollaín en nuestra conversación, que se produjo durante una caminata entre la Plaza del Seminario, centro neurálgico del rodaje, y la Plaza Mayor de Zamora, donde el martes se concentraban las escenas de la jornada. "Cuando fuimos a hacer la documentación estaba el gobierno del Partido Socialista y lógicamente fue fácil, pero ahora en la alcaldía hay gente que estaba cuando estaba él [por el exregidor Ismael Álvarez], así que no íbamos a recibir una acogida calurosa. Ya contábamos con ello", admitía la cineasta apretando el paso para no llegar tarde a la siguiente claqueta. En esa Plaza Mayor, sobre la placa de la puerta de entrada del ayuntamiento zamorano lucía un luminoso falso que rezaba 'Ponferrada'; en varios puntos estratégicos del espacio, provistos de largas tiras de baliza de plástico, varios meritorios y meritorias de producción se preparaban para cortar el paso a los transeúntes al escuchar por los walkies el grito de '¡motor!'. Varios de los figurantes, que el equipo de rodaje cifra en Zamora en centenares, cercanos a los 1.000, destacan en el paisaje porque su ropa ya no pertenece a este tiempo, tiene el corte, el color y la textura del pasado que se quiere recrear. Guadalupe Balaguer, la directora de producción, pasea arriba y abajo pegada a su móvil.

Como en un documental

El caso de Nevenka Fernández fue absolutamente paradigmático. Su baja por depresión en el año 2001 dio paso a la primera gran denuncia mediática por acoso sexual a un político español, y a esto siguió un juicio en el que se cuestionó su integridad -con afirmaciones que la ridiculizaban o que reducían su persona a su aspecto físico-; a continuación llegó una condena por la mínima para Álvarez que provocó su salida de la alcaldía. Un paso que su partido no le pidió. La exconcejala se refugió en Reino Unido, y desde entonces se ha convertido en un símbolo de la lucha de las mujeres contra el machismo estructural. El libro de Juan José Millás y la serie documental de Netflix sobre el caso, años más tarde, han contribuido a cimentar esa imagen. "El guion lo hemos escrito [Isa Campo y yo] a medida que hablábamos con ella", nos decía Bollaín, "nos hemos ido a conocerla y a que ella nos contara cómo lo ha vivido, no lo hemos escrito sin hablar con ella. Y hay muchísimas cosas que no están ni en el documental ni en el libro de Millás. No solamente hemos hablado con ella", explicaba, "fuimos a Ponferrada y hablamos con muchas personas allí. Gente que les conoció, gente que trabajó con ellos, amigos, enemigos... Y luego la propia Nevenka, en muchas conversaciones, nos ha dado una visión de todo lo que allí pasó".

En una pausa para la comida, tras recorrer los pasillos del antiguo seminario en los que cuelgan decenas y decenas de "burras" con el vestuario coordinado por Clara Bilbao [que ese día no estaba presente en el rodaje], los protagonistas atendieron también a la prensa. Era la primera vez que hablaban de sus personajes y un ligero temblor en la voz hacía notar que el trabajo les supone una gran responsabilidad. "Esto no es hacer una ficción al uso", reconocía Mireia Oriol, a la que habíamos podido ver antes de 'Soy Nevenka' en la serie 'Alma' o la película 'El arte de volver', y que aquí asume el riesgo de meterse en la piel de la víctima. "Cuando haces una ficción sabes que no es real, y en este caso sí es real. A veces tengo la sensación de estar en un documental", confesaba. "De un tema como este yo no tenía tanta idea", reconocía Urko Olazabal, ganador del Goya al Mejor Actor de reparto por 'Maixabel', también de Icíar Bollain. "Con mi mujer lo estoy hablando mucho estos días, le digo que estoy en primero de feminismo todavía. Entender la película desde esta complejidad me está haciendo a mí mejor persona, estar mucho más atento y alarmado por todas las situaciones de este tipo", añadía, ya desprovisto del traje pardo con el que le habíamos visto rodar un par de horas antes.

La nueva etapa de Movistar Plus+

Junto a Juan Moreno y a Guillermo Sempere, al frente de la producción de la película -en torno a los 5 millones de euros- está Koldo Zuazua, que conoció a Icíar Bollaín como actriz e hizo con ella 'Maixabel'. "Esta es una película media-alta para el tamaño nacional", decía de 'Soy Nevenka'. "De tamaño muy parecido a 'Maixabel', pero de presupuesto más elevado. También hay una inflación en los precios del personal, técnico, artístico, de las empresas. La proliferación de rodajes ha hecho subir las tarifas en general y eso se manifiesta en el presupuesto, pero también creo que es una película con más localizaciones que 'Maixabel', un poco más abierta, y también hay más figuración. Es una película más grande", concluía. A su lado Guillermo Farré ponía voz al compromiso que Movistar Plus+ manifestaba hace unas semanas en Madrid, el de poner en pie originales bien financiados. El primer exponente es esta cinta, y según el director del área de cine original y cine español de la compañía, la financiación irá variando según el título. "Cada proyecto tiene su tamaño. Pero sí queremos darle al talento las herramientas para que pueda contar las historias de la mejor manera posible. Para esta película, de la mano de Juan y de Koldo, vimos que era el presupuesto que se necesitaba y lo apoyamos. Creemos que no es solo necesario identificar al talento, sino acompañarlo con las herramientas para que puedan hacer las películas de la mejor manera posible", afirmaba sobre una película que Disney distribuirá en las salas.

Varios de los jefes y jefas de esos equipos técnicos que mencionaba Zuazua pasaron también por el micrófono de Kinótico, ante el que dibujaron una producción austera en lo formal, una decisión que deriva de la propia forma de ser de la directora. Karmele Soler, responsable del maquillaje de la película, decía que "Icíar es particular como directora, es exigente y confía mucho, pero a ella no le gustan los adornos. Tu trabajo es por algo. Es muy sobria. Hay cosas que le asustan, aquí lo que prima es la historia y priman los actores, hay que encontrar el equilibrio con ella", desgranaba la ganadora de un Goya por 'La piel que habito'. A su lado, Sergio Pérez Berbel, el responsable de peluquería, ratifica las palabras de su compañera: "Escucha, ya nos conocemos de muchas pelis. A ella le gusta todo muy realista, pero también es bueno para nosotros. Que estemos pero que no se note que estamos. Conseguir esa verdad", explicaba, sobre unos looks que han cambiado más de lo que parece desde el comienzo del siglo.

Mikel Serrano, el director de arte, apoya la misma tesis y aporta algo: "Icíar tiene muy claro lo que quiere transmitir, y el debate surge sobre el cómo transmitirlo, y eso no ocurre con todos los directores", matizaba el ganador del Goya por 'Akelarre'. La directora de fotografía Gris Jordana también atendía a Kinótico a la carrera entre la comida y el set de rodaje: "Es súper encantadora, es muy fácil trabajar con ella porque tiene las cosas súper claras, y no se amedrenta para nada con los mil argumentos que le puedas dar. Es resolutiva, tiene muchísima experiencia, no nos liamos en cosas tontas. Se va al grano, se hacen las cosas bien, se termina a la hora haciendo todo lo que ella quería. Pero no renuncia ni a un plano, es muy eficiente", decía mientras se alejaba para cumplir exactamente con ese esquema de trabajo. La película tiene fechado su estreno el 27 de septiembre, y eso, sin ninguna fuente oficial que lo avale, suele apuntar a una premiere en el Festival de San Sebastián.