La gala de la diversidad de los Globos de Oro: un paso en falso

Los Globos de Oro se enfrentaba en su 80 edición a una prueba de fuego. Tenían la necesidad de volver a ser relevantes tras la crisis de imagen y reputación sufrida por la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood (HFPA) que organiza los premios. Y en esta edición este hecho se ha convertido en su hilo conductor y, también, en su mayor carga.

La gala comenzaba con Jerrod Carmichael, presentador elegido para la gala, con un monólogo extenso, hasta solemne, entonando un gran mea culpa en nombre de los Globos de oro. "Estoy aquí porque soy negro" comentaba el presentador, aludiendo directamente a las acusaciones de racismo vertidas sobre la Asociación en los pasados años. Un discurso que se extendería a lo largo de toda la ceremonia. Los Globos de oro hicieron de la diversidad su bandera para demostrar que habían cambiado, pero queda todavía por ver que no sea una cuestión meramente estética.

La entrega de premios daba comienzo con el esperado premio para Ke Huy Quan por 'Todo a la vez en todas partes'. Él tuvo el honor de abrir los discursos y dio, sin duda, uno de los más emotivos de la noche (guiño a Spielberg incluído); seguido por una sorprendida Angela Basset que no acababa de creerse su victoria por 'Black Panther'.

A partir de aquí la gala se convirtió en una sucesión interminable de bloques de premios, separados por unos interminables anuncios y unas introducciones musicales bastante torpes, donde el presentador acabó convirtiéndose en acomodador de cine: intentando controlar el retraso obvio que acumulaba la gala y poniendo orden y concierto entre los presentes.