‘Los Fabelman’, una invitación abierta a vivir el amor por el cine de un joven Steven Spielberg

Que un director como Steven Spielberg, cuyos trabajos han hecho soñar y amar el cine a tantos, decida contar su infancia, adolescencia y parte de su juventud en una película llena de nostalgia y emociones a flor de piel no deja de ser un regalo. El artífice de ‘ET’ e ‘Indiana Jones’ se ha tomado su tiempo. Ahora, cuando los ochenta asoman a la vuelta de la esquina, se ha abierto a su público convirtiendo a su familia en protagonista de ‘Los Fabelman’. Si cada uno de los pasajes que se cuentan en las dos horas y media de metraje son reales o solo una parte, no importa.

‘Los Fabelman’, que Spielberg ha escrito junto a Tony Kushner, tiene ese halo de recuerdo (incluso de ensoñación a veces) al que contribuye un tono contenido durante la mayor parte del relato, envuelto en la fotografía de Janusz Kaminski y la música de John Williams. Las escenas que se suceden, incluso las más duras, se viven como si estas careciesen de cierta nitidez. Nacen de la memoria. Han pasado por el filtro del tiempo y se muestran a través de los ojos de Sammy Fabelman, una versión joven de un Steven Spielberg al que Gabriel LaBelle consigue dar el punto justo de candidez, ternura, fuerza y tesón.