El equipo de ‘Mavka, guardiana del bosque’: “Podemos dar una masterclass sobre cómo crear una película durante una guerra”

‘Mavka, guardiana del bosque’ es una película de animación ucraniana sobre el choque entre dos mundos: el del bosque y el de los seres humanos. Una historia de fantasía salpicada de mitología ucraniana y leyendas con mucho de amor, empatía y preservación de la naturaleza en su génesis que, dado el contexto bélico en el que ha sido estrenada en su país de origen, se ha convertido en una “herramienta psicológica para sentirse vivos y poder hacer lo imposible”, como ha explicado a Kinótico Oleh Malamuzh, director de ‘Mavka, guardiana del bosque’, que este viernes, 28 de abril, estrena Selectavisión en España.

Animada en 3D por el estudio Animagrad y con guion de Jeffrey Hylton y Yaroslav Voytseshek, el equipo de la película se encontraba en pleno desarrollo de la misma cuando comenzaron los ataques por parte de Rusia, lo que obligó a paralizar temporalmente el proyecto. Malamuzh explica que él sigue en Ucrania. Al igual que su director de arte, Kristian Koskinin, quien recuerda que durante 11 días tuvo que refugiarse en un sótano junto a su familia, con un bebé de seis meses, al encontrarse en la zona ocupada. “Hacía mucho frío y durante estos 11 días no podíamos pensar en otra cosa que en sobrevivir. Era cuestión de sobrevivir, salvar a la familia. Pero, al cabo de 11 días, pudimos salir, escapar y poco después pudimos continuar con la película”, relata a Kinótico.

No fue hasta que todos estuvieron a salvo y ellos y sus familiares decidieron que no se exiliaban –parte del equipo trabajó desde otros países– cuando decidieron seguir adelante con ‘Mavka, guardiana del bosque’ y contar su historia. Hacerlo se convirtió en una tabla de salvación, en un motivo para la esperanza. “Trabajar en la película fue la mejor manera de olvidar, de desconectar. Era un nicho donde podías sumergirte y desconectar de esta realidad tan horrenda. Es ahí donde te podías llenar, conectarte con la esperanza y con la inspiración”, resume Koskinin.