La nostalgia es poderosa, dicen. También una herramienta de la que la ficción ha tirado en numerosas ocasiones. A veces, funciona. Otras, por el contrario, ese apelar a lo que se echa de menos, a personajes queridos en el pasado y al recuerdo de un tiempo supuestamente mejor no cuaja. La última víctima de esta práctica de recuperar series de antaño y darles una nueva vida ha sido ‘Perry Mason’. El equipo lo intentó y las conversaciones entre Perry (Matthew Rhys) y Della (Juliet Rylance) eran un punto fuerte a tener en cuenta que quienes llegaron hasta el final con ellos extrañarán. Pero eso no ha bastado para su renovación.

El camino de regreso de Perry Mason (1957–1966) a la pantalla de la mano de HBO ha sido un tanto tortuoso. Producida por el matrimonio Downey y creada por Ron Fitzgerald y Rolin Jones, la primera temporada se perdió un poco con sus tramas de intriga. Tampoco le benefició coincidir en el tiempo con la nueva de ‘Penny Dreadful: City of Angels’ y hacer girar uno de sus casos alrededor de una hermana evangélica –por mucho que esta fuese Tatiana Maslany– y un asunto turbio relacionado con esta iglesia en los años 30.