Chino Darín y Natalia de Molina: "Tenemos la idea patriarcal de que en un rodaje hay que sufrir, cuando ha de ser lo contrario"

Tras 'Bajocero', Lluís Quílez vuelve a Netflix con 'Mano de hierro', una serie de ocho capítulos que se estrena este viernes. Ahora Quílez cuenta que sentía la necesidad de contar un drama familiar en un entorno que tenía claro desde el inicio: el puerto de Barcelona. "Es una serie que habla de los secretos de la familia, del ansia de poder. Un puerto es un lugar donde hay muchas cosas escondidas", comenta del proyecto, que no ha sido nada fácil, y para el que ha contado con Eduard Fernández, Chino Darín, Natalia de Molina, Jaime Lorente, Enric Auquer y Sergi López, entre otros. "La historia posee una dureza extrema y mucha acción. Se ha rodado 100% en localizaciones reales, algo que es complicadísimo".

En su primera serie, Quílez se ha asentado en el thriller, aunque matiza que no se ha encorsetado en este género como tal. "Creo que el género no es nada más que una sucesión de mecanismos para contar una historia que juega con las expectativas del espectador. Tú cuando estas viendo un género, ya esperas una serie de cosas. Como creador tienes que jugar con lo que el espectador da por hecho, con lo que necesita recibir y también con las sorpresas que le puedes dar", dice. "También es cierto que los géneros eran compartimentos estancos hace 60 años y que ahora se empiezan a partir, a romper y a mezclar", asegura. Para muestra de ello, está su nueva obra audiovisual. "'Mano de hierro' es una suma de géneros: es thriller pero también es acción. Si la comparas con 'La isla mínima', ves que en la segunda no hay acción, y en la serie hay toneladas. ¿Eso la convierte en un producto de acción? No, esto no es 'The Fast and the Furious'. Y a su vez contiene una tragedia griega familiar sobre poder, venganza, deseo, traición, lealtad, etc.".