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Opinión

No, no es demasiado pronto para darle el Premio Nacional de Cinematografía a Carla Simón

Tras el anuncio del Ministerio de Cultura y Deporte surgieron voces en contra del reconocimiento a la directora de ‘Alcarràs’ a pesar de los precedentes y de la obediencia del jurado a la razón de ser del galardón

Madrid·Actualizado: 02.06.2023 - 05:59
Carla Simón es la flamante ganadora del Premio Nacional de Cinematografía
Carla Simón es la flamante ganadora del Premio Nacional de Cinematografía · Fotografía: Jesús Briones

Ni siquiera el mundo de la cultura y el cine escapa a la posverdad. El último ejemplo de una falsa polémica llegaba horas después de que el Ministerio de Cultura y Deporte anunciara ayer que el Premio Nacional de Cinematografía de 2023 sería para Carla Simón. El jurado expuso los motivos de su decisión. Por un lado, el Oso de Oro en Berlín a ‘Alcarràs’ suponía “un hito en la historia de nuestro cine”, el primer triunfo para nuestra industria en un gran festival internacional en casi cuarenta años. Por otro, señalaba a la directora y guionista como líder y “representante de una nueva generación de cineastas que han logrado en muy poco tiempo desarrollar un cine de calidad y comprometido con el propio medio y la sociedad".

Los argumentos son incontestables, pero las primeras voces críticas no tardaron en pronunciarse. Unos dijeron que era "demasiado pronto" para que una directora de 36 años y con solo dos películas en su filmografía recibiera un premio tan importante. Otros lamentaban que numerosos profesionales de la industria con una larga trayectoria a sus espaldas no hubieran recibido todavía uno de los grandes reconocimientos de la industria del cine en España. Ambos frentes tienen algo en común: ninguno parece haberse leído -o peor aún, no parece que les importen- las bases del premio, que el mismo Boletín Oficial del Estado recogía el 9 de marzo de 2023 y que apenas ha cambiado desde los orígenes del premio hace 43 años.

“El Premio Nacional de Cinematografía recompensará la aportación más sobresaliente en el ámbito cinematográfico español, puesta de manifiesto preferentemente a través de una obra hecha pública o una labor profesional desarrollada durante el año 2022, o, en casos excepcionales debidamente motivados, podrá otorgarse como reconocimiento a una trayectoria profesional”. ¿Qué hay más sobresaliente, me pregunto, que devolver al cine español a la gloria de los grandes festivales europeos por primera vez en 39 años? Independientemente de lo que pasara en el resto de citas de la temporada de premios, donde ‘As bestas’ se impuso cómodamente en un año memorable para nuestra industria, el éxito de la catalana ya es historia del cine español.

Más debatible es que la mayoría de jurados convocados por el ministerio hayan decidido ignorar edición tras edición la propia naturaleza de un premio que nació para reconocer los grandes logros de la cultura española (también en otros campos como la moda, la literatura y el teatro) y que se ha terminado convirtiendo en lo que no debería ser: una alternativa al Goya de Honor. Los reconocimientos a veteranos como José Sacristán y Lola Salvador, leyendas de nuestra industria homenajeadas en los últimos años de su vida, por intachables que sean, deberían ser la excepción, no la norma. No lo digo yo, sino las propias reglas del Premio Nacional de Cinematografía.

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