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Crítica

‘Megalópolis’, el salto al vacío de un Coppola fuera de control y preocupado por Estados Unidos

Tras ganar dos veces la Palma de Oro por ‘La conversación’ y ‘Apocalypse now’, el mítico cineasta vuelve a la Croisette con un proyecto pagado por él mismo

Cannes·Actualizado: 16.05.2024 - 19:30
Adam Driver a punto de precipitarse al vacío desde un rascacielos en 'Megalópolis', de Francis Ford Coppola
Adam Driver a punto de precipitarse al vacío desde un rascacielos en 'Megalópolis', de Francis Ford Coppola · Fotografía: Tripictures

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Francis Ford Coppola vuelve al Festival de Cannes con ‘Megalópolis’ como el gran reclamo de su 77 edición. Aunque el director ganó la Palma de Oro con ‘La conversación’ en 1974 y ‘Apocalypse now’ en 1979, las malas lenguas dicen que Thierry Frémaux y su comité de selección decidieron invitar a concursar al director de ‘El padrino’ después de que el ya histórico primer pase para la industria estadounidense de su nuevo filme, ‘una boutade’ que ha costado 120 millones de dólares que ha pagado de su propio bolsillo el director, guionista y productor, se saldara sin una sola oferta en firme para hacerse con sus derechos de distribución en Norteamérica. Las elefantiásicas exigencias del cineasta (incluyendo un compromiso para hacer una campaña de marketing de 100 millones de dólares) encapsulan a la perfección lo que es Megalópolis’: una película sin filtros ni control que está cargada de ambición e ideas. Lo nuevo de Coppola se acerca por momentos al desastre, pero lo hace sin que puedas apartar la mirada en ningún momento.

Nueva Roma presenta una versión futurista de América que necesita adaptarse para sobrevivir. Al frente de una sociedad construida sobre los ecos de la Antigua Roma hay dos facciones enfrentadas por sus diferentes formas de enfrentarse a los retos de un futuro que se aproxima a pasos agigantados. Por un lado, Cesar Catilina (Adam Driver, tan descolado por momentos como en 'La casa Gucci'), un científico idealista ganador del Nobel que ha desarrollado una tecnología revolucionaria a partir de un material indestructible llamado Megalon y que tiene la habilidad de controlar el tiempo. Por otra, el alcalde Franklyn Cicero (Giancarlo Esposito), comprometido con un statu quo conservador, perpetuando la codicia, los intereses particulares y la guerra partidista. Entre ellos se sitúa una joven socialité, Julia Cicero (Nathalie Emmanuel), hija del alcalde cuyo amor por César ha dividido su lealtad, obligándola a descubrir lo que realmente cree que la humanidad merece.

Alrededor de todos ellos orbitan una serie de personajes con sus propias motivaciones, siempre marcadas por la ambición y el poder: Wow Platinum, la periodista dispuesta a todo por llegar más alto (Aubrey Plaza, la intérprete que más se divierte y que mejor entiende el exageradísimo tono de la propuesta); Clodio Pulcher, el heredero que busca cualquier oportunidad para medrar (Shia Laboueuf, pasadísimo de rosca); Fundi Romaine, el conductor de Cesar Catilina, la representación de la moral en la historia (Laurence Fishburne, narrador del filme); Nush "The Fixer" Berman, la mano derecha del alcalde que controla desde las sombras todo lo que pasa en Nueva Roma (Dustin Hoffman, el protagonista de la salida más absurda e inexplicable de la historia) o Hamilton Crassus III, uno de los hombres más ricos y poderosos de la ciudad (Jon Voight).

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