‘Silo’ se queda corta en su misterio postapocalíptico

La superficie de la Tierra se ha vuelto venenosa e imposible para la vida, así que los humanos que sobreviven se refugian en un lugar herméticamente cerrado. Puede ser un tren que nunca se detiene como en ‘Snowpiercer’; un búnker bajo una montaña (y una estación orbital) como en ‘Los 100’; una nave que, supuestamente, está en un viaje de un siglo a otro planeta en ‘Ascensión’ o un gigantesco silo en, precisamente, ‘Silo’, la serie de ciencia ficción que Apple TV+ ha estrenado este fin de semana. La ciencia ficción ha utilizado en numerosas ocasiones este escenario en el que las personas refugiadas en esos lugares no solo no pueden salir, sino que, en muchas ocasiones, desconocen por qué y cuánto tiempo llevan allí.

Esto quiere decir que ‘Silo’ cuenta con la ventaja, y la desventaja, de tener un punto de partida con el que el espectador ya está familiarizado y, a partir de ahí, debe de aportar algo que solo sea de ella. Lo que tenemos aquí es un misterio, o varios misterios, que sus protagonistas intentan resolver o acallar. ¿Es preferible descubrir la verdad o mantener el orden en el silo ocultándola? Las 10.000 personas que viven allí solo tienen la certeza de que, hace muchos años, hubo algún tipo de rebelión que llevó a quienes gobiernan el silo (un alcalde elegido democráticamente y un juez, más el sheriff) a eliminar todo rastro del pasado anterior a dicha rebelión, y cualquiera que esté en posesión de objetos de entonces (llamados reliquias) es considerado una amenaza grave.

El mundo que construye ‘Silo’ es, desde luego, vasto y se va completando poco a poco. Nuestra toma de contacto es el matrimonio Halston, formado por el sheriff (David Oyelowo) y su esposa (Rashida Jones), que trabaja en informática. Ella hará, casi por casualidad, un descubrimiento con potencial para hacer saltar por los aires el delicado equilibrio del silo, descubrimiento que también nos llevará a conocer a la verdadera protagonista de la serie, Juliet Nichols (Rebecca Ferguson), una mecánica que vive en las profundidades del lugar.