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Cierre de Ficciones

Auge y caída del videoclub: los negocios que se marchan y los que se resisten al cierre

Ficciones, el último videoclub de Madrid, cierra sus puertas este mes mientras el más antiguo, Video Instan, se reinventa y sobrevive

Madrid·Actualizado: 06.07.2024 - 06:10
Imagen del videoclub de Barcelona Video Instan, el primero de España
Imagen del videoclub de Barcelona Video Instan, el primero de España · Fotografía: Aurora Depares

Cuenta Jaume Ripoll, cofundador de Filmin, en su libro 'Videoclub' (Ediciones B, 2023), que nació en un cine de Alaró y se crió en Hollywood, el negocio de alquiler de películas que regentaban sus padres, Pilar y Toni, en Mallorca, y heredó el Casablanca. Tiempo después, creó una plataforma digital a la que se refiere en estas memorias como "el videoclub de estos tiempos". Sin embargo, aquellos espacios físicos en los que se intercambiaban impresiones y se recibían recomendaciones han desaparecido poco a poco a medida que las plataformas online han ganado terreno y el espectador, en definitiva, ha cambiado sus costumbres. Es el caso del videoclub Ficciones, el último local que quedaba en Madrid y que cierra sus puertas a finales de este mes de julio. Hasta entonces, tendrá a la venta el poco merchandising -cartelería y postales- que aún queda disponible y casi todo su catálogo físico, a excepción de alguna joya que su dueña, Marcia Seburo, quiere guardar como un tesoro.

No es la primera vez que este videoclub, que abrió en 2003 y que ha sufrido algún cambio de ubicación, amaga con detener su actividad, pero esta vez es la definitiva. De nada han servido las campañas de crowfunding, el apoyo incondicional de muchos de sus socios o la diversificación de un negocio que, como ocurre con otros establecimientos de la ciudad -Diskpol, la tienda de discos de Malasaña- han aprovechado su espacio como punto de recogida de envíos de paquetería. Si bien en 2018 el establecimiento de la madrileña calle de San Vicente Ferrer cerró sus puertas, a finales de mes, el 31 de julio, le toca el turno al que está situado en la calle Juanelo del barrio de Lavapiés. "Ya no da más de sí. He tirado la toalla porque lo he intentado todo. Lo he intentado con crowfunding, que ha dado tres años más de vida al videoclub, pero no puedo estirar más la cuerda porque me está dando en la cara y me he rendido", cuenta a Kinótico la dueña, quien admite que la gentrificación del barrio, con el encarecimiento de los pisos y la masificación turística, ha expulsado a muchos de sus clientes. "Si vienen lo hacen una vez al mes, y no cada fin de semana", admite.

"Durante los primeros años de este videoclub no había ninguna película comercial. 'Rambo' o 'Rocky' no aparecían" (Marcia Seburo)

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