Maite Alberdi: "Imaginé 'El lugar de la otra' como el documental de época que habría hecho si esas mujeres estuvieran vivas"

Han pasado casi nueve años. En el año 2016, la directora chilena Maite Alberdi aterrizaba en los Premios Goya, casi, como una desconocida. La realizadora estaba nominada a Mejor Película iberoamericana con 'La once', un trabajo de no ficción sobre un grupo de mujeres que había hecho ritual la ceremonia de la cena (o la once, como se le dice en Chile). Aquella ventana de oportunidad, pese a no conseguir llevarse de vuelta el 'cabezón' a Santiago, sería una de las primeras incursiones internacionales de relevancia de la directora, que apenas una década después acabaría abrazando su idilio con nuestro cine en 2024, recogiendo el Goya por 'La memoria infinita'. Entre medias, victoria en Sundance, selecciones en Berlín o San Sebastián, dos nominaciones a los Premios Oscar (también por 'El agente topo'), un remake americano y la construcción, en realidad, de una de las voces más importantes del cine iberoamericano contemporáneo.

"Me siento muy orgullosa y muy contenta porque ha sido un camino recorrido pasito a pasito, con cada película. Y veo también cómo ha sido el trayecto, primero muy independiente, con campañas chiquititas y con muy poquitas proyecciones. Llevando afiches de un lado a otro, también. Llegó a ser un proceso muy artesanal, pero es que sentía que España iba a ser un territorio muy natural para mi cine. Lo siento como muy cercano en términos de público", explica la realizadora a Kinótico, nominada este año por cuarta vez a los Premios Goya con 'El lugar de la otra', película sobre la emancipación -ética y metafórica- de dos mujeres con vidas dispares en el Chile de 1955. "Cada nominación es única. Hay unas más difíciles, unas que ves de manera distinta porque quizá antes había más barreras que romper, pero la ilusión es la misma. Siento lo mismo", apunta.

Para su nuevo filme, una producción de Fábula (Rocío Jadue y los hermanos Larraín) y Netflix, sin embargo, Alberdi sí volvía a un terreno que llevaba tiempo sin visitar, el de la ficción pura. "No sentí una presión ni me siento encasillada, pero se han abierto diálogos muy interesantes sobre las diferencias que para mí también hay entre el documental y la ficción. Son experiencias nuevas, porque todo lo que había aprendido haciendo documental se basa en un modelo de producción muy distinto al mío. Lo interesante era evaluar cómo mi experiencia me ayudaba ahora, qué se necesitaba de mí como directora", aclara Alberdi, que también ha sido consciente de lo totémica de la figura de directora. "Durante años, desaprendí eso del director como persona que tenía todo el poder, y ahora he tenido que volver a tomar decisiones que antes te daba el contexto. También es verdad, y siempre lo digo, que a un director de ficción jamás le preguntarían por qué no hace documental", apunta elocuente, sobre una condescendencia con el medio que deberíamos empezar ya a superar.

Protagonizada por dos rostros extremadamente populares en Chile como Elisa Zulueta y Francisca Lewin, 'El lugar de la otra' se convierte en estudio del contexto sociopolítico del Chile de la época, adaptando de lejos el libro 'Las homicidas', de Alia Trabucco Zerán. Es ahí donde Alberdi encontró la inspiración para su argumento, en la historia de una mujer, funcionaria judicial, que se ve trabajando en el crimen de una mujer, esta vez pudiente y de las altas esferas, cometido a plena luz del día. En ese juego de espejos, garante filosófico en el cine de la directora, brilla el retrato de época, el músculo de recreación del filme: "Tuvimos que estudiar y recrear un Chile que ya no existe. Me daba miedo no ser sincera, así que tuvimos que llevar a cabo una investigación muy profunda. Cuando yo pensé 'El lugar de la otra', lo imaginé como el documental de época que habría hecho si esos personajes estuvieran vivos. Todo lo que se ve en el juicio, por ejemplo, es literal. En cuanto a declaraciones de testigos, por ejemplo", explica Alberdi.

"También decidí que María Carolina Geel [en el filme, Francisca Lewin], que era la asesina, no fuera la protagonista. Es extraño hacer una película sobre un crimen de una mujer y que la protagonista no sea la mujer que está matando, pero en la realidad esa protagonista nunca habló. Ni a la prensa, ni en el juicio. ¿Por qué en la ficción iba yo a darle ese poder, a cambiar su lenguaje? ¿Por qué iba a dotarla de una articulación narrativa que ella nunca quiso tener? Ahí es donde vi la parte documental", apunta la directora, ganadora del Forqué hace apenas unas semanas, nominada como película internacional a los Image Awards que entrega la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP) en Estados Unidos y la gran favorita en la categoría iberoamericana de los Goya, en lo que significaría su segunda estatuilla de cuatro nominaciones.

Pero, ¿sentía Alberdi la responsabilidad de hacer resonar su película, eminentemente política e inevitablemente feminista, con los debates del mundo actual? "El desafío era representar la época. La represión y qué significaba que una mujer se saliera de su rol. Era hablar, también de qué significaba romper con las teorías pseudocientíficas de que las mujeres no podían matar, porque no podían ser malas y en realidad no podían tener agencia como seres independientes. Me parecía muy importante representar ese rol pero, al mismo tiempo, creía fundamental que tuviera sentido hoy, y que nos llevara a mirarnos hoy", explica Alberdi. Y sigue: "Si solo fuera a hacer una película de roles de género en el pasado para decir lo terribles que eran... no. Ya estoy muy lejos de eso. Como cineasta y como mujer. Pero hay muchas cosas de esa época con las que me sigo sintiendo identificada, y muchas tienen que ver con lo doméstico. Es una película, en realidad, que habla mucho de ese cuarto propio que reivindicaba Virginia Woolf y que no deja de ser lo mismo que pido yo, que piden mis guionistas o piden mis actrices", reivindica.

En un año espectacular de presencia latinoamericana en los premios internacionales, y antes de despedirse para citar a Alberdi el próximo 8 de febrero en Granada, cabe preguntarle a la directora por el músculo latino. ¿Se están haciendo mejor las cosas desde los Gobiernos en tiempos políticos duros, o simplemente estamos mirando más a los cines latinos? "Es una mezcla de ambas cosas. También creo que España siempre le ha dado un espacio al cine latino, sobre todo en comparación con Estados Unidos. Pero parece que ellos por fin están entendiendo que no son el centro de todo, y que hay más vías que la hegemónica. ¿Se ha abierto la Academia de Hollywood? Sí, porque es la intención que domina estos tiempos, pero en la realidad, la industria sigue siendo muy cerrada, muy de mirar hacia adentro y de seguir promoviendo a sus propios directores", opina la realizadora, más que dispuesta a seguir cultivando su particular idilio con nuestro país.