La censura iraní aprieta: Mohammad Rasoulof y Soheila Golestani denuncian nuevas represalias del régimen

Son tiempos difíciles. Tanto para la defensa de la ética y el compromiso con la verdad, como para la ficción, vilipendiada por una realidad que cada día le come terreno en el esperpento. Por eso, conviene no perder el foco ni alejarnos de la semántica más práctica cuando empleamos términos tan aparentemente livianos hoy en día como "censura". Hace nueve meses, el director iraní Mohammad Rasoulof hacía suyos los titulares del planeta cine al presentar su último filme, 'La semilla de la higuera sagrada', en un Festival de Cannes que prácticamente se había convertido en misión diplomática para que así ocurriera. En 2019, antes de ganar el Oso de Oro en Berlín con 'La vida de los demás', el director quedó confinado a su Irán natal por el Gobierno, siéndole prohibida la salida del país bajo cualquier circunstancia. De hecho, del verano de 2022 al verano de 2023 (las fechas bailan incluso en relato oficialista), Rasoulof fue incluso enviado a prisión.

¿Su delito? Aparentemente atentar contra los valores del Estado teocrático del Jefe de Estado, Alí Jamenei. "Cuando envían a un prisionero al hospital, te atan a la cama y varios guardias se quedan allí para asegurarse de que no puedas escapar. Dos guardias fuera de la habitación y otro armado dentro de la habitación", comenzó explicando esta semana el director en el Festival de Göteborg, a donde acudió para relatar la intrahistoria de su exilio y, también, dar detalles de la operación quirúrgica que tuvo que realizarse de urgencia por la inoperancia de sus captores. "Tras unas semanas detenido, un guardia me pidió un 'selfie'", declaraba casi con sorna el realizador, en un coloquio que se ha vuelto extremadamente relevante tras conocer la última afronta democrática del régimen iraní: la actriz Soheila Golestani, también partícipe del último filme de Rasoulouf (nominado al Oscar), no ha podido formar parte del jurado del Festival de Rotterdam como estaba previsto, al no haber recibido el visado y el visto bueno de los autoridades de su país.