Jafar Panahi: "No soy un caso especial. No hago algo más heroico que otros iraníes"

Jafar Panahi ya suena como uno de los favoritos a la Palma de Oro tras presentar ayer ‘Un simple accidente', siete años después de ganar el premio a Mejor Guion en el Festival de Cannes por 'Tres caras'. El director iraní ha podido acudir a la presentación ante los medios de la película después de catorce años sin poder salir de su país, donde se le prohibió viajar al extranjero y donde ha estado preso en diferentes ocasiones. En la rueda de prensa ha estado acompañado de todo el reparto de la película y del productor francés Philippe Martin, de Les Films Pelléas, productora detrás de ‘Anatomía de una caída’, de Justine Triet. Un encuentro con los medios que ha estado marcado por las referencias a las dificultades durante el rodaje, las presiones y persecuciones al equipo y temas como los derechos de las mujeres y la situación actual de su país, Irán.

Lo que comienza como un simple accidente desencadena una serie de consecuencias cada vez mayores para un antiguo torturador del régimen iraní, que viaja con su mujer y con su hijo, y que verán cómo la venganza se cierne sobre ellos de forma muy amenazante. Este es el punto de partida de una película con tintes políticos que tuvo que grabarse de forma clandestina, sin el permiso oficial de las autoridades iraníes, tal como ha contado el director. “Se me prohibió hacer películas durante 20 años, no podía trabajar, así que tuve que reaccionar y ha sido grabando en secreto. Yo no sabía hacer otra cosa, tenía que hacer cine”. Ha explicado que en Irán hay que enviar el guion al Ministerio de la Cultura y la Guía Islámica de Irán para poder conseguir el permiso de grabación, algo que no ha hecho Panahi y que afirma que “voy a seguir haciéndolo a mi manera”.

Es la primera película en la que no aparece delante de las cámaras y reconoce que, aunque todas sus películas están inspiradas en experiencias personales, este guion cuenta con las vivencias de otros prisioneros con los que se ha encontrado a lo largo de su vida: “He estado en la cárcel antes. Pero no son solo mis experiencias, son las de otros iraníes que han estado hasta 40 años en cautividad. Ya es un siglo el que lleva el régimen encarcelando a sus ciudadanos. De hecho, la persona que me ayudó con el guion, mi coguionista, está en prisión, de nuevo. Pero estoy seguro de que saldrá con otras ideas para películas en su cabeza”. A pesar de las dificultades, el director de ‘Los osos no existen’, cuenta entre aplausos que “no soy un caso especial, de ninguna manera. Las mujeres iraníes no pueden salir a la calle sin hiyab, pero lo hacen de todos modos. Es una prohibición y quizás se están poniendo en peligro al hacerlo. Esto no importa, no hago algo más heroico que lo que hacen otros iraníes en su día a día. Cuando acabe mi trabajo aquí volveré a Teherán y me preguntaré cuál será mi próxima película”.