TRIBUNA

No disfrutar

Jessica Chastain brilla como Nora en la producción 'Casa de muñecas' de Broadway: un trabajo impecable con un saludo final serio, muy serio

Nueva York·Actualizado: 24.03.2023 - 03:28
Jessica Chastain y Okieriete Onaodowan en una imagen promocional de la obra de Broadway 'Casa de muñecas'
Jessica Chastain y Okieriete Onaodowan en una imagen promocional de la obra de Broadway 'Casa de muñecas' · Fotografía: Hudson Theatre

La platea del Hudson Theatre se levantó anoche como un resorte, como un solo hombre [más bien como una sola mujer, dada la producción de la que hablamos] para aplaudir a rabiar a Jessica Chastain y al resto del reparto de 'Casa de muñecas' en Broadway. El personaje de Nora acababa de dejar definitivamente a su marido -no se considera spoiler, tendrías que haber leído a Ibsen- y la Chastain había salido del escenario de una forma impactante que nos vamos a reservar para no romper la magia del teatro. Entonces llegó el saludo. Una reverencia, otra, otra, frialdad en los rostros de los actores y actrices: fundamentalmente en el de Jessica, que seguía enjugándose las lágrimas. Las de Nora y las suyas, confundidas.

Su compañero en la obra, que da vida al personaje de Torvald, es Arian Moayed. Tras el segundo saludo mandaba callar y sentarse a la platea para explicar que, a la salida, se podían depositar dólares en unos cubitos rojos que se destinarían a un fondo de ayuda a las familias más vulnerables de Broadway. Chastain, en segundo plano, seguía respirando aceleradamente y sin apenas gesticular. Asistía, un paso por detrás del actor, a una perorata que parecía no ir con ella. La sensación desde la butaca era la de estar mirando a alguien que no estaba disfrutando del momento. De un momento del que "se supone" que debía estar disfrutando.

De pronto, el clic. A los que trabajamos en esto y a ti que lees, que esto te apasiona, nos ocurre que encontramos -quizá con demasiada frecuencia- paralelismos entre el escenario/la pantalla y la vida. Nos damos cuenta de que la ficción "rima" con nuestra realidad, como dirían los pedantes. Y allí estaba yo, palmeando sin parar desde la fila Q, junto a mi querida anfitriona neoyorquina Alejandra Musi, y pensando que a la Chastain le pasaba exactamente lo que me está pasando a mí en este viaje americano: que no estoy disfrutando de las cosas de las que "se supone" que tendría que estar disfrutando (con las excepciones de la compañía y la comida).

Pertenezco a ese grupo de personas que no disfrutan de lo que se supone que tienen que disfrutar

A estas alturas puede que hayas dejado de leer, aunque me voy a terminar de explicar por deferencia a los supervivientes del cuarto párrafo. No creo que me ocurra solo a mí, ni mucho menos, pero sí creo que somos una franca minoría. Pertenezco a ese grupo de personas que no disfrutan de lo que se supone que tienen que disfrutar. Por ejemplo: no disfruto de salir por la noche a una discoteca; salvo algún instante fugaz impulsado por el alcohol y alguna canción petarda, me parecen sitios ruidosos y hostiles en los que no soy capaz de hacer nada interesante.

Y en los viajes -en el quinto párrafo llega el meollo- no disfruto recorriendo los monumentos icónicos o yendo a los museos a los que se supone que hay que ir. Será la deformación de viajar por trabajo, pero prefiero caminar mirando a la fauna neoyorquina que seguir las 500 sugerencias que, cuando han visto mis fotos en Instagram, me han hecho llegar los amigos. Hamburgueserías, tiendas, rincones, "esto no puedes dejar de hacerlo". Agradezco el gesto... pero me agobia un poco. Y es porque estoy en mi proceso. Como Jessica saliendo del cuerpo de Nora.

Ver en Twitter

¿Y qué pasa cuando no disfrutas como "hay" que disfrutar? Que llega la culpa. La sensación de no estar a la altura del privilegio de vivir lo que estás viviendo. Y como no estés atento llega también la falsedad. Esa sonrisa durante los saludos de la obra que no te apetece nada esbozar. La conclusión de todo esto es que fue muy chocante no ver disfrutar a Jessica Chastain anoche; como seguro será chocante, para quienes me preguntan, escucharme decir que no he hecho nada de lo que se supone que debo hacer en Nueva York. Ni Empire State ni Estatua de la Libertad. Disculpen, pero es que Jessica y yo hemos estado trabajando. Y a lo mejor, en nuestro periodo de descompresión, disfrutamos del ocio a nuestra manera. I feel you, Jess.

También te puede interesar