Muertos la HFPA y el prestigio... ¡larga vida a los Globos de Oro!

Durante la noche oscura del alma de los Globos de Oro -desatada por un magnífico reportaje de Los Ángeles Times, el periódico que mejor se ha ocupado del asunto, sobre las corruptelas y la falta de diversidad de la HFPA- siempre sostuve que la marca no moriría. Kinótico semanal tras Kinótico semanal, a medida que íbamos conociendo cómo los representantes de actores, y los estudios, y las plataformas, y los sindicatos... se daban golpes de pecho y se distanciaban de los premios, repetí que Hollywood no se podía permitir renunciar a una institución tan consolidada como los Globos en la carrera hacia los Oscar, y que el público generalista estaba siendo completamente ajeno a la crisis. Ni se estaba enterando ni quería enterarse.

Más de dos años después de aquel reportaje, la charada en la que se ha convertido la vida interna de los premios da un nuevo giro. El estado de California ha dado luz verde al plan del multimillonario Todd Boehly para hacerse con la marca y los activos de los Globos de Oro, que pasan a ser propiedad de su empresa de capital privado, Eldridge Industries. Cabe anotar que esta empresa es una de las matrices de Dick Clark Productions [DCP], la compañía que se ha encargado de producir la ceremonia durante años; la otra matriz de DCP es Penske Media, el conglomerado del que forman parte, entre otras publicaciones, las tres que definen la industria audiovisual norteamericana: Variety, The Hollywood Reporter y Deadline.