‘Fargo’ vuelve a sus orígenes con una quinta entrega más brutal

¿Y si los secuestradores de ‘Fargo’, la película que consagró definitivamente a Joel y Ethan Coen, se hubieran topado con una versión en ama de casa de MacGyver? Más o menos, esa es la pregunta que responde la quinta temporada de la serie de FX, que acaba de llegar a Movistar Plus+, y que adapta no solo ese film, sino prácticamente toda la filmografía de los hermanos relacionada con crímenes y las personas con pocas luces que los cometen o acaban involucradas en ellos. Después de varias entregas en las que Noah Hawley, su creador, ha ido expandiendo lo que ‘Fargo’ podía contar, incluyendo avistamientos de OVNIs y las peripecias de una familia mafiosa afroamericana en los años 50, la quinta es un regreso a los orígenes y, al mismo tiempo, una curiosa vuelta de tuerca.

Estamos en 2019, en los días próximos a Halloween. La mujer del dueño de un concesionario de coches cerca de Minneapolis es secuestrada por dos hombres en su propia casa. Una policía con mucho sentido común se encarga del caso. Hasta ahí, estamos en el mismo territorio de la película y la primera temporada, pero hay varios detalles que difieren. Para empezar, es el marido quien procede de una familia adinerada (su madre tiene negocios millonarios en los que no quiere que se metan ni el gobierno ni la policía), el secuestro está organizado por otras personas y Dorothy, que así se llama la mujer, oculta bastantes secretos que están a punto de salir a la luz. Secretos que, además, le permiten defenderse de quienes van tras ella como una versión aumentada y mejorada de Kevin McCallister en ‘Solo en casa’.

El primer episodio, por tanto, se mueve por un camino familiar mientras, al mismo tiempo, se desvía de él, centrando todo el terremoto que se avecina en una mujer que está dispuesta a lo que sea con tal de conservar lo que ha conseguido, que es un marido un poco ingenuo, pero buena persona, y una hija. En ‘Fargo’, la violencia suele llegar por una acumulación de malentendidos, por gente con una imagen de sí misma que no se corresponde con la real y por idiotas que reaccionan desproporcionadamente ante situaciones que escapan a su control. Esta nueva entrega mantiene todo eso, pero parece adentrarse más en el terreno de ‘No es país para viejos’, en el sentido de que una atmósfera de mayor brutalidad parece sobrevolar la historia.