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Crítica

‘Indiana Jones y el dial del destino’, el desigual pero emocionante adiós de Harrison Ford a su personaje más icónico

James Mangold se queda a medias con un final irregular que crece cuando juega a la emoción y la nostalgia, pero que está a punto de hundirse en su segundo acto

Cannes·Actualizado: 19.05.2023 - 09:33
'Indiana Jones y el dial del destino' no convence del todo, pero toca la fibra de la prensa en Cannes
'Indiana Jones y el dial del destino' no convence del todo, pero toca la fibra de la prensa en Cannes · Fotografía: Lucasfilm

En la cuarta jornada de la 76ª edición del Festival de Cannes ha llegado la hora de que se cayeran las caretas en la Croisette. Desde el 16 al 27 de mayo pasarán por la cita francesa los nuevos trabajos de reverenciados autores como Pedro Almodóvar, Ken Loach, Hirokazu Kore-Eda y Nuri Bilge Ceylan, pero pocas cosas han iluminado tanto el rostro y la mirada de los miles de acreditados al festival de cine más importante del planeta -también el más caótico- como estas dos palabras mágicas: Harrison Ford. Entre la premiere mundial de anoche y el pase de prensa que acaba de acoger hace unos minutos el Palacio de Festivales, cinco mil personas han visto ya ‘Indiana Jones y el dial del destino’, la irregular pero finalmente emocionante despedida de un personaje inolvidable.

No lo decimos nosotros, aunque también. En unos días se cumplirán veinte años de la publicación de la lista del American Film Institute con los mejores héroes y villanos de la historia del cine. Atticus Finch, el intachable abogado defensor de ‘Matar a un ruiseñor’, fue el único en adelantar a un personaje creado por George Lucas y que, junto al canalla contrabandista de Han Solo, ayudó a diseñar la imagen pública de una de las estrellas más importantes del siglo XX: irónico, carismático, huraño, hermético y, simplemente, irresistible. El desastre entre críticos y espectadores de la precuela de ‘Star Wars’ ayudó a establecer una narrativa de la que ya es difícil escapar, por mucho que le pese a Chris Pratt: ni siquiera en un mundo y una industria del cine obsesionados con la continuidad a perpetuidad de las propiedades intelectuales, somos capaces de imaginar a otro actor heredando los personajes inmortalizados por el flamante ganador de la Palma de Oro honorífica de Cannes.

Los fans de la saga recordarán que ‘La última cruzada’ empezaba con un sensacional prólogo en el que River Phoenix interpretaba a un adolescente Indiana Jones. ‘El dial del destino’ arranca in media res con otro flashback, pero los avances de la tecnología permiten que ya no sea necesario contratar a otro actor para volver a ver a Harrison Ford pelear con los nazis en plena Segunda Guerra Mundial. Una versión rejuvenecida del arqueólogo -en el uso más complejo y mejor logrado de la técnica del 'de-aging' hasta ahora- es protagonista de un eficaz y vistoso prólogo de 25 minutos con el que James Mangold intenta capturar la magia -por momentos lo consigue, aunque el espectador sea consciente siempre de que está siendo testigo de una réplica- de ‘En busca del arca perdida’, una de las películas más influyentes e imitadas del cine de acción y aventuras.

El primer acto funciona, aunque al mismo tiempo resulta contraproducente: si estamos aquí para ver cómo Indy cuelga el látigo y el sombrero de una vez por todas, queremos ver a Harrison Ford con sus arrugas, sus achaques y su desidia ante su inminente jubilación. Este arranque sirve también para poner sobre la mesa uno de los problemas que perseguirán a ‘El dial del destino’ durante las dos horas que siguen. A pesar de estar considerado justamente como uno de los artesanos más fiables de la industria (películas tan diferentes como ‘Le mans’66’, ‘El tren de las 3.10’, ‘Inocencia interrumpida’, ‘Identidad’ y ‘En la cuerda floja’ lo demuestran), se echa de menos en la mirada detrás de la cámara el sentido de la maravilla que ha caracterizado desde hace 50 años el cine de Spielberg.

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