Así construyó Josh Hartnett a su asesino en serie de 'La trampa': primero investigas y “luego tienes que rendirte a la visión de Night"

Josh Hartnett, quien debutó en el cine en 1998 haciendo doblete con dos títulos de terror, ‘Halloween: H20. 20 años después’ y ‘The Faculty’, nunca se ha distanciado del género que lo colocó en el mapa de espectadores y directores. La película '30 días de oscuridad’ (2007) y la sobresaliente serie ‘Penny Dreadfull’ (2014-2016) así lo atestiguan. Esta viernes vuelve a las salas de cine en España de la mano de Warner Bros. con ‘La trampa’, donde se pone a las órdenes de un mago del terror y del suspense como M. Night Shyamalan. Ambos estuvieron en Madrid hace unos días para presentar la película y pudimos hablar brevemente con el actor sobre cómo ha sido el proceso de construir a un padre y asesino en serie y qué es lo que tiene el terror que tanto le atrae.

En ‘La trampa’ Hartnett interpreta a Cooper, un personaje al que se presenta como el entregado, divertido y simpático padre que acompaña a su hija adolescente al multitudinario concierto de una estrella del pop. Un tipo que cae bien, pero del que el espectador descubre muy pronto que oculta algo: es el sanguinario asesino en serie conocido como Carnicero y el concierto es una trampa para cazarlo. El mayor reto al que se enfrentó el actor de ‘Pearl Harbour’ para construir al personaje fue “entrar en la mentalidad del asesino en serie, averiguar cómo alguien así construiría su vida falsa. Esa fue obviamente la parte más oscura de la película, pero, además de eso, había que dejar que la premisa de Night realmente tuviese prioridad. Sí, es un asesino en serie. Sí, es un psicópata. Pero en la narración de Night está empezando a aprender algo sobre sí mismo que no esperaba”. Eso tiene que ver con que la percepción que tiene de sí mismo está empezando a “resquebrajarse”. Algo que el actor define como “un viaje salvaje que nunca antes había visto en un personaje”. Su forma de proceder fue investigar primero y “luego tienes que rendirte a la visión de Night”.

Parte de esa visión tiene que ver con encerrar a un asesino en un concierto lleno de adolescentes como premisa y que, durante una parte del metraje, hasta cierto giro, el espectador empatice con él y no quiera que lo atrapen. Un ‘detalle’ más que intencionado y logrado del que tanto actor como director hablaron en sus primeras conversaciones para preparar la película. “Después de leer el guion, pensé: ‘Vaya, esto puede ser muy desafiante’. Y él dijo: “'Sí, pero quiero que todos sigan el ejemplo del personaje’. Yo pensé: ‘Oh, eso es aún más desafiante. Esto va a ser genial’”, resume de aquellos primeros compases. Para lograrlo, cuenta que lo que hicieron fue armar esa versión de Cooper que él mismo ha estado construyendo hacia el exterior como alguien “atractivo, divertido y ligero”, de manera que te lleve a pensar que podría ser un ”buen vecino”. Y añade: “Lo hace más aterrador en cierto modo porque podría ser cualquiera”.