'La casa', el antes y después de Álex Montoya: "Mi padre murió al mes de estrenar, es difícil no ver la correlación con la película"

“Yo siempre había intentando conseguir con mis 'peliculitas' que tuvieran esa cosa especial, ese poso, que acompañara al espectador”. Son palabras de Álex Montoya a Kinótico cuando solo faltaban unos días para que llegara a los cines ‘La casa’, su adaptación de la aclamada novela gráfica de Paco Roca, después de un paso triunfal por el Festival de Málaga que se tradujo en seis reconocimientos: Biznagas de Plata al Mejor Guion, Mejor Música y Premio del público, el Premio Feroz Cámara Oscura, el Premio Jurado Joven y una mención especial del Premio Signis. Solo faltaba que el público respondiera a la película en las salas. Y pasó.

‘La casa’ encontró su audiencia en una primavera que se mostró particularmente cruel con las salas. Con más de 600.000 euros en taquilla y 100.000 espectadores, se convirtió en esa película que marca un antes y un después en la carrera de un cineasta. Después de años peleando por sacar adelante cada uno de sus proyectos, el valenciano ya está trabajando en el que debería ser su cuarto largometraje: ‘El abismo del olvido’, también inspirada en una obra de su nuevo talismán: Paco Roca.

“‘Asamblea’ tuvo algún titular cuando se estrenó directamente en Filmin durante la pandemia e hizo muy buenos resultados. ‘Lucas’ ganó los premios a Mejor Película, Actor y Premio del Público en Zonazine en el Festival de Málaga y después Jorge Motos estuvo nominado al Goya, pero es verdad que esta es la peli que a nosotros como productores y a mí como director nos da cierta visibilidad”, reconoce el valenciano en referencia a sus dos primeras incursiones en el largometraje. Montoya confiesa que, de haber sabido que la gente iba a responder tan bien a la película, hubieran intentando invertir más en la campaña de promoción de esta dramedia que cuenta cómo, tras la muerte de su padre, tres hermanos y sus familias se reúnen en la casa de campo familiar en la que pasaban los fines de semana y las vacaciones de su infancia. “Es muy bonito que, por ejemplo, los Feroz ahora se acuerden de los actores seis meses después del estreno. Es muy guay, y nos ayuda también de cara al próximo proyecto”.

A sus 51 años, el director y guionista admite que está en un momento profesional en el que los premios para afianzar la película y su propia carrera. “Hay algo dulce en que haya pasado esto porque si te toca todo esto a los 30 puedes tener la tentación de creértelo mucho y dejarte llevar por esta especie de ola de reconocimiento. Es muy halagador, pero creo que es muy peligroso para una psique no formada aún. Creo que los 40 es el momento perfecto para empezar algún ruido, porque ya tienes la cabeza bastante asentada, pero todavía tienes mucha energía juvenil y muchas ideas y ganas de hacer las cosas”.

El 2024 ha sido una montaña rusa para Montoya, consiguiendo el mayor éxito de su carrera con una historia de tres hermanos que lidian con la pérdida y el fantasma de un padre ausente. En un giro del destino, él mismo vivió estos meses una situación similar. “Mi padre murió al mes de estrenar la película. Ha sido un año complicado con todo esto. Es difícil no ver la correlación con la película. Esto [su muerte] me ha tirado para abajo y ahora estoy intentando recuperarme, hacer ejercicio y hacer una vida más sana. Me he propuesto recuperar la energía para afrontar el éxito de esta película y llegar a la siguiente con la misma ilusión y ganas que si tuviera cuarenta años”.

Después de trabajar con ideas propias en sus primeras películas, Montoya siente que ha crecido como director al hacerse cargo por primera vez de una adaptación de un material ajeno. “Me ha servido mucho poner mis habilidades al servicio de una obra que ya existe, algo que inhibe un poco mis propias inclinaciones, temas más personales y oscuros que estaban presentes en mis primeras películas, sobre todo ‘Lucas’”. El valenciano defiende la figura del artesano, un director que se encarga de encontrar la mejor manera de contar cada historia para que llegue al espectador, y agradece su colaboración con Joana M. Ortueta, la coguionista de la película. “He hecho lo que he querido, pero Joana me ha ayudado mucho a no desviarme demasiado lejos de los temas de la historia”. También se acuerda de otro guionista, Sergio Barrejón, que le advirtió que había un tema en el fondo de la novela que apenas se trataba directamente y que sería clave en la construcción de la película: la decisión de vender, o no, la casa familiar.

Una de las obsesiones de Montoya con ‘La casa’ es que siempre sonara naturales y a nadie le rechinan sus diálogos. “Las películas pueden tener mil formas diferentes, pero al final siempre se trata de gente hablando. Por eso creo que la inteligencia artificial nunca podrá hacer una buena peli si no es ayudada por la actuación de una persona real”, explica el cineasta. “Rodar gente hablando, que te suene real y que te creas sus emociones es una cosa muy complicada, porque [es nuestro día a día]. El 90% de nuestro tiempo lo pasamos hablando con gente, así que somos muy capaces de percibir cuando suena falso. Esa era mi obsesión. Que cuando la gente esté hablando funcione. Yo luego puedo hacer todas las piruetas estilísticas que sea, pero cuando dos personas esten hablando, eso tiene que estar perfecto”. Esa es la clave por la que, a pesar de no ser interpretaciones tan llamativas, aún hoy se recuerden los trabajos de todo el reparto de la cinta, empezando por David Verdaguer y Óscar de la Fuente, nominados a los Feroz y aspirantes a volver al quinteto de los Goya, al igual que Lorena López y Olivia Molina.

El cineasta siente que, por muchos motivos, ‘La casa’, le ha transformado como guionista y director. “Mi inclinación natural el humor negro, la incomodidad y los temas moralmente ambiguos, pero esta peli no pedía eso. Todos los directores, autores, guionistas… tienen maneras de percibir la realidad y tienden a llevarlas a su terreno. Tener que coartarme y darme cuenta, tanto cuando escribía el guion como cuando la estaba dirigiendo, de lo que no le servía a esta peli me ha servido mucho como director”, reconoce. “‘Me ha hecho ser más consciente de lo que hago, por qué lo hago y cómo puedo hacerlo de otra manera”.

Los caminos de Álex Montoya y Paco Roca volverán a cruzarse después del éxito comercial y crítico de ‘La casa’. Nakamura Films y Raw Pictures anunciaron ayer mismo que se habían hecho con los derechos de adaptación de ‘El abismo del olvido’, el último trabajo del del historietista junto a Rodrigo Terrassa.

Editado por Astiberri, ha sido el libro de no-ficción más vendido en España durante más de 20 semanas, permaneciendo cerca de 50 semanas en el top20 y vendiendo más de 60.000 ejemplares. Los derechos de la novela han sido vendidos a Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia, Polonia, Portugal, Turquía y Brasil.

El equipo de 'La casa’, encabezado por el director y guionista Álex Montoya, y los productores Jordi Llorca, Sofía López y Araceli Isaac ya están trabajando en una película que lleve a la pantalla ‘El abismo del olvido’. El cineasta ha dicho que es “un gran reto, tanto por la escala del proyecto como por la responsabilidad y la sensibilidad que requieren su tratamiento. Nunca es fácil trasladar la lírica que envuelve las historias de Paco; pocos como él reflexionan sobre el paso del tiempo y la inevitabilidad del olvido. Traducir todo esto a cine requerirá de mucho trabajo y de una buena dosis de ingenuidad, pero sin duda será un viaje emocionante". En el mismo anuncio, Roca celebró su reencuentro con el equipo de ‘La casa’. “Hicieron un gran trabajo. Fueron capaces de captar en la película el tema y el tono del cómic y, además, Álex lo hizo con una gran sensibilidad y aprovechando el lenguaje del cine para transmitir esa historia”.