'Campolivar' y la crudeza bella del testimonio de Alicia Moncholí, camino a los Gaudí

Pocos trabajos tan sinceros, crudos y bellos se van a ver este año en la totalidad del cine español como 'Campolivar', cortometraje de Alicia Moncholí. Su definición, sin embargo, es alambicada, conscientemente sibilina y atrevida: mediante recreaciones de ficción, como escapándose hacia los recuerdos deformes de su infancia, la directora narra el traumático proceso de separación de sus padres y cómo eso llevó a perder el contacto con su padre, fallecido unos años más tarde. Los retablos, eso sí, discurren por la pantalla como si fueran un aliciente grotesco, una especie de ejercicio epatante para con lo que podemos leer textualmente, y que no son otra cosa que extractos de informes psicológicos, documentos legales y, por supuesto, el resultado forense de la autopsia. "Empecé por mi cuenta, en casa y durante el último año de carrera. Todo nace a partir del material de archivo familiar que fui juntando y descubrí que tenía algo muy curioso. Todas las fotos y las cintas de casete tienen mucho que ver con fiestas, cumpleaños, máscaras disfraces... di con un universo que entraba en contraste directo con el pasado familiar", explica Moncholí a Kinótico, sobre un cortometraje que es candidato a los Premios Gaudí de 2026 (los galardones de la Acadèmia del Cinema Català no distinguen entre subcategorías).

"Empecé editando a lo tonto, en Premiere, con fotos de archivo. Y, cuando me enteré del concurso de Dones Visuals, me puse a montar el dossier. Entró ahí, en Acció Curts, y se interesó por él Alba Bosch [Duran], la productora. Todo fue realmente rápido a partir de ahí, pidiendo ayudas concretas, por ejemplo. Ha sido la vida la que me llevó a hacerlo. Nunca me llegué a plantear hablar sobre mi padre desde un prisma tan profesional", confiesa Moncholí, que sin embargo consigue que un escalofrío recorra la espalda del espectador más preparado en los apenas 15 minutos de duración de la película. Todo, claro, pasa por la atmósfera lúgubre de la infancia solitaria y una excelente fotografía (firmada por Joel Jiménez) y que bien se puede entender como el reverso tenebroso de 'The Florida project'. "En los casetes había cuentos y canciones que remitían a esto, a lo infantil, y después con el guion fue cuando fuimos dando con el tono. Era infancia y a la vez oscuridad, lo siniestro. La principal referencia son las Silly Symphony, de Disney", apunta.

"Buscaba algo entre lo macabro y lo divertido", ríe Moncholí, con esa sinceridad que solo otorga la confianza en lo puro del trabajo, en la exposición y en la intimidad que queda demostrada en el cortometraje. Por ello, es de rigor preguntarle por el escaparate mismo que implica reflejar toda la experiencia en una película: "En ningún momento pensé [en ello]. No quería darle demasiado peso y nos esforzamos en un trabajo de protección de identidad de la familia. Tapamos algunas caras, por ejemplo. También censurando muchos de los datos, claro. Pero todo eso fue ya en el pulido del proyecto. Realmente todo nació desde un lugar muy orgánico, porque creo que el corto es una reacción del duelo ante la muerte de mi padre", explica la realizadora, cuyo corto también se hace fuerte gracias al trabajo en la dirección artística de Lucía de Lope y al montaje, que firma la propia Moncholí junto a Nila Núñez.

Premiado en el Festival de Gijón de 2024, así como en Zinebi (Unicef Award) o en el Aguilar Film Fest, 'Campolivar' ha participado este año en el XXII Concurso Iberoamericanos de Cortometrajes Versión Española/SGAE – RTVE, en la sección Loterías del Festival de San Sebastián o en Cinema Jove, entre otra decena larga de selecciones que bien le pueden augurar un gran recorrido en la temporada de premios, sobre todo teniendo en cuenta que muchas de las grandes citas tienen períodos de inscripción bianuales. "Estoy muy agradecida y bastante alucinada. Lo que más me sorprende es ir a un festival, o encontrarte con gente que escribe de la película, y descubrir que la gente se ve en ella, o que le gusta. Es muy guay, también, que gente de la propia industria lo haya visto, y me hable de él. Lo que me gustaría es que pueda servir para seguir haciendo más proyectos", cuenta Moncholí, antes de avanzar sus próximos trabajos aún en desarrollo. "Llevamos un tiempo preparando el largometraje 'Fines de semana', que ha pasado por varias residencias, como la de la Academia de Cine, en Madrid. Es un drama familiar, sobre un padre y una hija, ambientando en el mundo de los cuentos clásicos de hadas", se despide, quién sabe si encaminada a la nominación.

***Este artículo es posible gracias a 'Campolivar', cortometraje dirigido por Alicia Moncholí y producido por Oberón Media y Amora Films