Entrevista

Rafael Cobos: “No me imagino dirigiendo un thriller o una historia con una trama enrevesada de fuegos artificiales”

El ganador de dos Goya a Mejor Guion da el salto al otro lado de la cámara como director, y también guionista, de la serie 'El hijo zurdo', disponible en Movistar Plus+

Madrid·Actualizado: 02.05.2023 - 04:13
María León y Rafael Cobos en el estreno en Sevilla de la serie 'El hijo zurdo'
María León y Rafael Cobos en el estreno en Sevilla de la serie 'El hijo zurdo' · Fotografía: Movistar Plus+

Tras casi dos décadas como guionista y dos Goya en su haber por ‘La isla mínima’ y ‘El hombre de las mil caras’, ambos compartidos con Alberto Rodríguez -como sus otras cuatro nominaciones–, Rafael Cobos ha dado el salto a la dirección con ‘El hijo zurdo’, una serie con la novela homónima de Rosario Izquierdo como punto de partida que ha triunfado incluso antes de su estreno con el premio recibido en Canneseries en la categoría de formato corto. Con motivo de su estreno el jueves pasado en Movistar Plus+, hemos podido hablar largo y tendido con el guionista, y ahora director, sobre el salto dado tras la cámara, las decisiones tomadas durante el proceso para dar forma a ‘El hijo zurdo’ y el espaldarazo de empezar con un premio.

La primera pregunta parece casi obligada, ¿cómo de natural ha sido el paso de la escritura a la dirección? Responde Cobos, con humor, que ha sido totalmente natural porque nadie le ha obligado. “Ha sido un proceso que ya me llamaba después de estar mucho tiempo al lado aprendiendo, observando. Sobre todo porque me gusta. Me gusta trabajar con los actores, me siento bien trabajando con ellos. La cuestión técnica es una cuestión como más de equipo, más reflexiva, de un poco más de estudio, pero sí había llegado el momento. Sobre todo con esta historia, que había escrito pensando que podía manejarla y que podía hacerla mía dando el salto a la dirección. Y, ahora, satisfecho, contento”, analiza sobre cómo se dio el paso al tiempo que reconoce que ya sabía, “cuando estaba escribiendo, que tenía que enfrentarme en algún momento a la dirección”.

Ese “aprendiendo, observando” ha sido la mayor parte del tiempo al lado de Alberto Rodríguez, con el que ha firmado algunos de los mejores títulos del cine español de los últimos años. El más reciente, ‘Modelo 77’. Con alguien así como compañero de viaje profesional durante tantos años, pedir consejo podría parecer algo orgánico. Aunque Cobos apunta que lo gracioso de esto es que cuando él le preguntaba qué podría hacer si tenía este o aquel problema, la respuesta del director de uno de los mejores capítulos de ‘Apagón’ era siempre: “Si te agobias, plano-contraplano y a otra cosa”. Bromas a un lado, Cobos cuenta que “sus consejos eran más de tipo humanitario y afectivo que técnicos”, aunque reconoce que “tenerlo al lado para preguntarle con tranquilidad es un seguro de vida”. Además de todo el apoyo de Paco R. Baños, director también de ’El hijo zurdo’, que lo ha acompañado tras la cámara.

Pese a que una de las tónicas dominantes de sus guiones ha sido la querencia por el thriller, en su primera aventura como director ha apostado por otro tipo de historia, una donde la acción reside en otra parte muy diferente: “Aquí la acción es más interior. Vengo de escribir historias muy de trama, muy de peripecias, donde los personajes tienen que abrirse paso a codazos para estar ahí y manifestarse. Decidí que no me apetecían. Me sigue gustando, me sigue apasionando y soy un escritor que se siente bastante cómodo en el género, pero pensé que ya era hora de volver un poco a lo que habían sido nuestros orígenes y sobre todo la forma de contar historias más vinculada, probablemente, a películas como ‘After’ o, incluso, como ‘7 vírgenes’”, resume sobre este cambio de registro.

Maria León y Tamara Casellas, dos madres que no se rinden
Maria León y Tamara Casellas, dos madres que no se rinden · Fotografía: Julio Vergne / Movistar Plus+

Para debutar tras la cámara lo que le tentaba más era un título como el estrenado el pasado jueves en Movistar Plus+, “donde los personajes y sus conflictos, grandes o pequeños, fuesen los que dictasen el natural de la historia”. Y hacerlo poniendo las herramientas del thriller al servicio de “conflictos muy interiores”. Así, lo que ha conseguido con esta serie es una historia “muy vibrante, en el sentido literal, muy intensa y que te va arrastrando casi como un thriller o como una historia de trama”. Otra de esas decisiones que marcaron el devenir del proyecto y el resultado fue el formato: seis capítulos cortos que oscilan de los 30 a los 19 minutos. Esta decisión, explica quien la tomó, tiene que ver con su idea de que quería “que fueran seis capítulos como seis cápsulas, seis golpes de electricidad directamente al corazón”.

A partir de cierto tiempo, de cierto metraje, el melodrama se hace insufrible por agotamiento emocional

Por otro lado, reconoce que, “de haber hecho esto en una película, habría necesitado otro mecanismo, otro desarrollo, porque si no habría generado una sensación de estrago en el espectador creo que inaguantable. Es muy intensa, en el buen sentido de la palabra, y había que dosificarlo y trasladarlo en capítulos de duración muy concreta. A partir de cierto tiempo, de cierto metraje, el melodrama se hace insufrible por agotamiento emocional. Creo que era una buena elección que fueran seis capítulos y de esta medida. Creo que el mecanismo es perfecto para transmitir este tipo de historia”.

El proceso de pulir en el montaje

La duración y el contenido de cada capítulo es algo que se fue puliendo después del rodaje, en la sala de montaje. Lo que se buscaba era “concentrar los capítulos hasta que fuesen fibrosos y que no sobrase nada”. Era la naturaleza de cada episodio y su contenido lo que le marcaba la duración hasta que cada uno quedó “reducido a su esencia, donde nada sobraba ya”. Con la música pasó algo similar, fue un camino largo que “fue apareciendo en el proceso de montaje”. La banda sonora de ‘El hijo zurdo’ corre a cargo de Julio de la Rosa, colaborador habitual de Alberto Rodríguez. “Hizo una maravillosa música”, cuenta Cobos, “pero sentí que para algunos momentos bien, pero para otros momento subrayaba o hacía demasiado intenso el valor emocional que contenía la serie”.

Hugo Welzel, protagonista de 'El hijo zurdo'
Hugo Welzel, protagonista de 'El hijo zurdo' · Fotografía: Julio Vergne / Movistar Plus+

Entonces decidieron buscar otro estilo de música y apostaron, en la medida de lo posible, por “grupos de la escena sevillana o andaluza” inéditos con la idea en mente de que “le dieran otra dimensión a la serie, que la hicieran un poquito más lúdica, que permitieran romper el discurso grave y solemne que tiene en ocasiones y que permitiera disparar en espacios que el espectador le llevaran a lugares distintos(…) Si ves las letras de las canciones que están puestas en la serie, todas tienen un sentido y todas aportan a lo que está ocurriendo dramáticamente no solo en el plano de los musical, sino en el plano de lo literario y en el plano de la construcción de los propios personajes”.

… y entonces apareció María León

Uno de esos personajes, el central, el que se come cada escena, es el de Lola, esa madre que vive un lucha personal llena de altibajos que debe sacar fuerzas de donde no las hay para afrontar el reto de una maternidad altamente complicada en la que no tira la toalla, pese a todo y todos. Ella es María León, que llegó al proyecto tras un largo proceso de casting y que, cuando lo hizo, se hizo con el personaje haciéndolo suyo. “Hubo un momento en el que apareció María y sentí que aportaba otra capa que mejoraba la escrita”, dice Cobos.

Me arriesgaría a decir, no sé qué opinará ella [María León], que es lo mejor que hecho en mucho tiempo

“A partir de ese momento, fue la única elección posible, la mejor y la más feliz. Creo que ha hecho un trabajo incontestable. Me arriesgaría a decir, no sé qué opinará ella, que es lo mejor que hecho en mucho tiempo. Además, con un ejercicio de responsabilidad de sostener toda la serie”, resume sobre un trabajo en el que León ha tenido que enfrentarse “a mucho plano corto, lo que hace mucho más complejo el transmitir eso que está ocurriendo por dentro y graduar para que el espectador sienta que hay una progresión en el desarrollo del personaje y en su viaje”.

Maria León y Hugo Welzel, madre e hijo en la serie
Maria León y Hugo Welzel, madre e hijo en la serie · Fotografía: Julio Vergne / Movistar Plus+

El refrendo de Cannes y ganas de más

Lo que me interesa son historias mucho más pegadas al corazón, mucho más íntimas, mucho más acotables

Debutar como director y que, antes incluso del estreno, tu trabajo sea premiado en Canneseries es, sin duda, “maravilloso”. Cobos ve este premio como “un espaldarazo, un refrendo de ‘chaval, por ahí vas bien’ que reconforta y anima, por qué no, a seguir probando, a seguir investigando y plantearme la posibilidad de volver a hacerlo”. ¿Le han quedado ganas de dirigir otra vez? En este punto de la conversación recuerda aquellas palabras que le dijo Isaki Lacuesta cuando acabó y le reconoció que no estaba seguro seguir por el camino de la dirección: “Déjate dos meses, has probado sangre y dentro de unos meses vas a estar deseando volver a hacerlo”. Y, efectivamente, tenía razón el director de ‘Un año, una noche’. Eso sí, de momento, quiere seguir por la vía abierta con ‘El hijo zurdo’: “Lo que me interesa son historias mucho más pegadas al corazón, mucho más íntimas, mucho más acotables. No me imagino dirigiendo un thriller o una historia con una trama enrevesada de fuegos artificiales” aunque, reconoce, como guionista “es muy divertido buscar el giro, el retruécano y la estructura”.

Sus intereses en la dirección están claros y la experiencia vivida le ha servido para cambiar su perspectiva como escritor ahora que ha estado al ‘otro’ lado: “Cambia, cambia muchísimo. Yo creo que cuando escribes, el papel lo soporta todo. Es verdad que esto es muy relativo. Los directores dicen de los guionistas que tienen la capacidad de escribir todo lo que quieran y después hay que levantarlo, pero hay algo de verdad. Te planteas que, una vez que está escrito, eso no puede ser así. El proceso de dirección no pasa por ilustrar lo que está escrito, sino por amplificarlo y construir una cosa de otra dimensión. Eso, como escritor, me hace plantearme muchísimas herramientas que utilizamos y me hace entender que el proceso de dirección es mucho más complejo de lo que podía imaginar”.

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