‘Elemental’, un reivindicativo, romántico y desaprovechado Pixar que asombra en lo visual

Había expectativas ante el regreso al Festival de Cannes de Pixar, un estudio que solo había pasado tres veces en su historia por el certamen francés. 'Up', 'Del revés' y 'Soul' acabaron ganando el Oscar a la Mejor Película de Animación tras su debut en la Croisette. Salvo sorpresa de última hora (la Academia ya ha demostrado en el pasado su debilidad por la prestigiosa marca de Disney, incluso cuando no siempre lo merecían), ‘Elemental’ no correrá la misma suerte.

La prensa estadounidense ha reaccionado con cierta virulencia, excesiva a todas luces para una propuesta de estas características, a la segunda película de Peter Sohn para el estudio. El director de ‘El viaje de Arlo’ ambienta la película número 27 del estudio en una ciudad llamada Ciudad Elemento, en la que conviven el fuego, el agua, la tierra y el aire. La perspectiva está contada desde el punto de vista de Candela, una joven perteneciente a la tierra del fuego que ha dejado atrás su país junto a su familia con la esperanza de encontrar un futuro más prometedor en la tierra de las oportunidades. Su padre es un hombre exigente que se niega a dejar en manos de su hija la tienda a la que ha dedicado su vida y cuyos antepasados le enseñaron que las criaturas de fuego solo pueden casarse entre ellas.

No es casualidad que ‘Elemental’ parezca una alegoría poco sutil de la experiencia de la inmigración en Estados Unidos. En un momento de la historia, la familia de Candela incluso es recriminada por su forma de hablar el idioma de Ciudad Elemento, una situación de discriminación que seguramente no será muy distinta a la que vivieron en Estados Unidos por los padres de Sohn, un inmigrante de segunda generación nacido en Nueva York después de que sus padres emigraran desde Corea del Sur. La nueva película de Pixar es más interesante desde un punto de vista temática cuanto más se acerca a propuestas recientes, con las estupendas ‘The Farewell’ y ‘Minari’ a la cabeza, que exploran la tensión interseccional en las familias asiático-americanas por el sacrificio de una generación por el bien de la siguiente.

El guion escrito por John Hoberg, Kat Likkel y Brenda Hsueh a partir de un concepto del propio director se atreve incluso a retratar la forma despectiva en la que los diferentes elementos se tratan entre sí, trazando un evidente paralelismo con las dinámicas a menudo discriminatorias que se crean entre las diferentes minorías raciales en Estados Unidos. La película, desgraciadamente, no termina de explotar las posibilidades y ramificaciones del universo que plantea (los personajes de aire y tierra pasan sin pena ni gloria por la historia). El discurso pasa a un segundo plano en favor de la clásica comedia romántica y de enredos que vertebra la película después de que la protagonista conozca a Nilo, un personaje acuático que pone en jaque el futuro de la empresa familiar y que al mismo tiempo despierta curiosidad empatía y curiosidad a la temperamental Candela.