'Àma Gloria', una delicada reflexión sobre los cuidados en la mirada de una niña de seis años

El cine español contemporáneo nos ha brindado, recientemente, retratos de la infancia de un tacto y un talento realmente inspirador. Desde el abordaje de unos años que son herida en 'Estiu 1993', al de una niñez desconcertante en 'Las niñas', pasando por el hastío nervioso de los protagonistas más pequeños de 'Matar cangrejos' y llegando al retrato de autoafirmación de la identidad de '20.000 especies de abejas'. Una historia que, vista en perspectiva, parece poder añadir capas –miradas nuevas, temas nuevos– a las anteriores. Quizás por esa perspectiva temporal, ese hilo conductor ficticio que uno puede dibujar, los matices que aporta la francesa 'Àma Gloria' a la visión cinematográfica de la infancia resultan tan refrescantes.

En la película de Estíbaliz Urresola la relación de Cocó con su tía Lourdes –una Ane Gabarain que arrasó en la temporada de premios–, engarzaba y otorgaba fuerza al proceso de liberación y descubrimiento personal de la protagonista. Era el corazón de la película. Pues bien: en 'Àma Gloria' encontramos una vuelta de tuerca a una relación muy similar: ¿Y si esa figura maternal, que cuida, que ofrece guía y consuelo, fuese una persona migrante? ¿Qué diferencias de clase, de color de piel o culturales condicionan la relación de una niña y su cuidadora? ¿Cómo afectan las raíces, el origen, al amor entre lo que bien podrían ser una madre y su hija?