Entrevista

Kazuo Ishiguro, un Nobel que se ve como un debutante: "No creo que a Kurosawa le hubiera importado que le adaptara"

El legendario escritor británico, un apasionado del cine y jurado en Cannes y Venecia, ha escrito su primer guion en 17 años: 'Vivir', una nueva versión del clásico de Akira Kurosawa

Madrid·Actualizado: 12.01.2023 - 06:30
Kazuo Ishiguro presentó en San Sebastián su última película, 'Living'.
Kazuo Ishiguro presentó en San Sebastián su última película, 'Living'. · Fotografía: Gorka Estrada

No es habitual que un ganador del premio Nobel de Literatura se describa a sí mismo una y otra vez y sin que parezca que recurre a la falsa modestia como un debutante. Para el británico de origen japonés Kazuo Ishiguro (Nagasaki, 1954) el cine es más que una profesión, su gran amor. Cuando se sentó a escribir el guion de 'Living', una nueva versión de un clásico de sus directores favoritos, 'Vivir (Ikiru)' de Akira Kurosawa, habían pasado 15 años desde la última vez que había escrito una película: 'La condesa rusa', de James Ivory.

A pesar de que las adaptaciones de sus propias obras (el clásico de época Lo que queda del día y la drama existencialista de ciencia ficción 'Nunca me abandones') se habían saldado con diferentes resultados, a Ishiguro no le tembló el pulso a la hora de enfrentarse cara a cara con el maestro japonés. “Él mismo había hecho versiones de Shakespeare, Gorki o Dostoyevski con mucha osadía”, recuerda el escritor desde San Sebastián, un festival que visitó el pasado mes de septiembre para proyectar por primera vez en España una película que en unas semanas podría dar a Bill Nighy la primera nominación al Oscar. El propio guionista aparece posicionado como favorito en las quinielas de The Hollywood Reporter y Variety para conseguir su propia candidatura, una broche de oro (otro más) a una carrera extraordinaria.

KINÓTICO habló con el escritor británico de por qué cree que 'Vivir (Ikiru)' se equivocó al escoger a su actor protagonista, su relación mano a mano con el sudafricano Oliver Hermanus en una reinterpretación que debía explorar el inglesismo que siempre le había fascinado como autor o las motivaciones detrás de algunos de los cambios en la nueva versión de un clásico.

El actor Bill Nighy, en el papel del burócrata protagonista de la película 'Living', se mira al espejo
El actor Bill Nighy, en el papel del burócrata protagonista de la película 'Living', se mira al espejo · Fotografía: Wanda Films

Ha estado 17 años sin escribir guiones. ¿Por qué volver ahora?

Yo insisto mucho en que no soy guionista. Soy por encima de todo un apasionado del cine. Tengo una serie de habilidades y experiencias escribiendo novelas, pero con los guiones me siento como un debutante. Cada vez que escribo una película, aprendo cosas nuevas, pero me sigo viendo como un primerizo. Este caso pasó algo muy particular. Durante muchos años quise que alguien hiciera una nueva versión de la obra de Kurosawa. Lo primero que hice fue hablar con uno de mis amigos, el productor Stephen Wooley, y le propuse que hiciera una nueva versión de esta película. Le recomendé que buscara un guionista y un director, pero en realidad lo que le dije entonces no fue que hiciera un remake de Vivir.

Stephen y yo hemos compartido durante años una pasión similar sobre una ola de cine británico que duró unos diez años, desde finales de los años 30 a finales de los años 40. Durante la Segunda Guerra Mundial e inmediatamente después se hicieron películas extraordinarias. Creo que en parte fue porque hubo mucha inmigración. Muchos directores huyeron de sus países a Gran Bretaña. También hubo muchos estadounidenses que querían escapar de las políticas de McCarthy. Hay un tipo de películas británicas que personalmente me encantan y pensaba que la película de Kurosawa se podía reinterpretar dentro de ese estilo de películas.

En particular pensé desde el principio en Bill Nighy. Creía que podría funcionar muy bien en el personaje protagonista. Una de las razones por las que pensé que sería perfecto es que durante muchos años una de las pocas reservas que tenía con la película de Kurosawa era el actor principal, Takashi Shimura. Es uno de mis actores favoritos en su cine y estaba increíble en Los siete samurais, por ejemplo, pero pensaba que no era la mejor opción para 'Vivir'. Es un actor demasiado melodramático y melancólico para ese personaje. Siempre me pregunté qué hubiera sido de esa película si otro gran actor como Chishu Ryu, el padre de 'Cuentos de Tokio', hubiera hecho el personaje. Él hubiera encarado la muerte del personaje con un estoicismo y una actitud mucho más orgánicas. Creo que Bill Nighy es el equivalente británico y contemporáneo a Chishu Ryu. Si hacíamos una versión en inglés, tenía que ser él.


¿Dudó a la hora de hacer una versión de un maestro como Kurosawa?

No creo que a él le hubiera importado que le adaptara. Él mismo había hecho versiones de Shakespeare, Gorki o Dostoyevski con mucha osadía. Recuerdo cuando Kurosawa vino a presentar Ran a lo que entonces se llamaba el Teatro Nacional. Debía ser 1985. Me acuerdo que le preguntaron si se sentía intimidado por adaptar a un maestro como Shakespeare. Ahí me di cuenta de que la pregunta hasta le sorprendió. Contó entonces que había sido algo completamente natural. Para una persona japonesa de su generación, Shakespeare había formado parte de su vida, de su cultura y de su educación. Hacer adaptaciones de un artista como él le parecía lo más normal del mundo.

Yo sentí algo similar respecto a Kurosawa como artista. Crecí amando el cine y directores como Kurosawa, Bergman o Fellini fueron las figuras importantes en mi relación con el cine. Eran los grandes genios de la época y fueron parte de mi vida. Si iba a volver a hacer una película, que fuera una versión de una película de Kurosawa me pareció lo más normal. No es algo nuevo. Hay una tradición de adaptaciones de su cine en formato de wéstern, como 'Un puñado de dólares', 'Los siete magníficos' o 'Star Wars'. 'El tren del infierno' es otra de mis adaptaciones favoritas. No es tan conocida, pero es una película fantástica que estaba basada en un guion de Kurosawa. No estoy haciendo nada nuevo.

Para mí era muy importante que la historia original de Kurosawa pudiera encajar con la idea de hacer un estudio del inglesismo. Esto es algo que me interesaba especialmente. Es un tema que siempre me ha interesado como novelista también, en particular la figura del caballero inglés, el gentleman. Creo que muchos ingleses de aquella época aspiraban a ser como este clásico funcionario inglés. Este inglesismo me atraía mucho no tanto por razones históricas, sino porque creo que es una metáfora que toda la humanidad comparte. Hay algo de todos nosotros en esta clase de caballero inglés.

Al investigar sobre la corriente del inglesismo, estudias el miedo a las emociones, la forma de protegerse del caos y de un mundo que se rompe a tu lado, lo estricto de la rutina en el día a día, el uso del humor para poner tierra de por medio con los problemas o cómo puedes sentir orgullo al formar parte de una nación a pesar de que tú seas alguien normal o incluso mediocre. Creo que todo esto también es profundamente universal para el ser humano. Ese inglesismo siempre me ha fascinado y es algo que quería incorporar a esta película. Nunca iba a ser solo un remake de Kurosawa.

El actor Bill Nighy en una imagen promocional de la película 'Living', de Oliver Hermanus
El actor Bill Nighy en una imagen promocional de la película 'Living', de Oliver Hermanus · Fotografía: Wanda Films

¿Cómo fue la dinámica de trabajo con Oliver Hermanus, un director sudafricano y joven que no parece la primera opción para un drama de época como este?

Queríamos a un director que no fuera británico. Puede sonar racista. Admiro a muchísimos directores británicos contemporáneos, pero no queríamos que fuera la clásica película británica de hoy. Queríamos a alguien con otro punto de vista. Oliver además pertenece a otra generación. Todavía no ha cumplido los 40 y sus películas sudafricanas me llamaron mucho la atención. 'Moffie' era maravillosa. Pensamos que podría recrear este mundo británicio desde otra mirada y sin los vicios de un director consagrado y británico. Me alegró mucho que le interesara nuestra oferta, porque nunca había hecho algo así.

Cuando empezamos a preparar la película, evidentemente no sabíamos lo que iba a pasar con el coronavirus. El guion estaba terminado y Bill Nighy estaba ya en el proyecto. Escribí la película expresamente para él. Bill ya estaba en la producción cuando llegó Oliver. Entonces llegó la pandemia y el confinamiento. Todo quedó en el aire. Eso permitió que Stephen Wooley, Oliver y yo pasáramos horas y horas en Zoom planificando la película y debatiendo. Repasamos juntos todos los pequeños detalles del guion. Oliver me demostró una inteligencia feroz y una gran valentía. Muchas veces me pedía que escribiera una escena adicional que no formaba parte de la primera versión. Me pasaba un día escribiendo y en la siguiente reunión la leíamos. Y entonces muchas veces me decía: “No, no funciona”. Se repitió varias veces. Tengo que insistir. Aunque yo sea un premio Nobel como escritor, como guionista soy un novato. Con 'Living' he aprendido mucho del proceso de hacer una película. Esta ha sido una experiencia muy importante y curiosa para mí. A nivel creativo, el coronavirus ayudó mucho a esta película.

Bill Nighy y Aimee Lou Wood en 'Living'.
Bill Nighy y Aimee Lou Wood en 'Living'. · Fotografía: Wanda Films

El personaje de Margaret no existía en la versión original. ¿Por qué decidiste incluirlo?

Estoy muy orgulloso de que la película dure una hora y 42 minutos. Son 40 minutos menos que la original a pesar de que incluimos cosas nuevas, como el personaje de Aimee Lou Wood. Me inventé a Margaret, también su historia de amor con el funcionario que interpreta Alex Sharp, porque sentía que Kurosawa era demasiado pesimista. Había un personaje joven en 'Vivir' que al final parecía derrotado por la vida, por la burocracia y la inercia. En los momentos finales de la película volvía a casa derrotado y asumía su fracaso mientras miraba un jardín que se encontraba en la vuelta a casa. Quería que nuestra película fuera más optimista.

Después de la Guerra, tanto en Japón como en Inglaterra, estos funcionarios ayudaron a reconstruir países que habían sido destruidos físicamente por la guerra. Fueron fundamentales para crear una sociedad mejor. En esa época apareció el socialismo en Gran Bretaña, y fue algo milagroso. Japón pasó de ser un estado fascista a una democracia liberal. Ambos países tuvieron sus propios milagros económicos después de la guerra. Siempre me pareció demasiado oscuro mostrar así las secuelas de la guerra. Quería darles un reconocimiento a esas generaciones que ayudaron a reconstruir estos países. Me gustaba mostrar el legado del señor Williams y los hombres como él, independientemente de si la mayoría de la gente fue incapaz de reconocer sus aportaciones. Sus maneras eran modestas, pero fue importante lo que hicieron. Incluir a estos dos jóvenes era una forma de reconocer lo que hicieron las personas que estaban antes que ellos.

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