Entrevista
Juan Alfredo Amil: "'Absolución' es la búsqueda de redención personal a través del cine"
El primer largo del director canario es candidato a los Mejor Documental en los Goya. Hablamos con él sobre lo que ha significado contar una historia tan personal
Siendo muy pequeño, la repentina pérdida de su tío Michel hizo consciente de su mortalidad a Juan Alfredo Amil (Tenerife, 1981). La conciencia se tornó en miedo, como una bestia al acecho que años más tarde, en su adultez, le mostraría sus fauces: padeciendo de obesidad mórbida, Amil se encontraba en el umbral de una operación quirúrgica rutinaria que en su condición se volvía peligrosa. Ante su terror, decidió ponerse delante de una cámara, de alguna manera como escudo y espejo, como la única manera de expulsar sus demonios. El resultado es 'Absolución de Juan Alfredo Amil', una producción de 416 Studio, candidata a los Premios Goya a Mejor Película documental.
El cineasta Juan Alfredo Amil, curtido en el documental, conversa con Kinótico sobre el largo e intenso proceso que le supuso la realización de este primer largometraje tan personal, de las conexiones con el público, así como también acerca de hacer cine desde las lejanas Canarias.
¿Fue muy difícil ponerte enfrente de la cámara y exponer tus demonios, para luego revivir todo en el proceso de montaje?
Realmente ponerme delante de la cámara no fue tan difícil porque desde joven lo había hecho muchas veces. Pero en 'Absolución' es verdad que tuve que pensar dos veces lo de exponerme tanto a mí mismo. Esta película nace de una pulsión en una de las tantas noches de insomnio, tenía que hacer algo para procesar todo lo que me estaba pasando, de lo contrario pasaría algo muy grave. Decidí canalizarlo a través de lo que me apasiona que es hacer cine. Pero ¿hasta dónde estaba dispuesto a llegar? Me dije entonces: si te vas a quedar a medias, no lo hagas, y si lo haces, pues vas a saco, con todas las consecuencias. El proceso de montaje fue una cuestión de revivir muchos momentos pero también de intentar controlar dónde estaba el extremo para que no fuera una cuestión pornográfica, excesiva porque estaba hilando muy fino. Yo ya estaba en otro proceso cuando empecé a montar la película, y me ayudó mucho el hecho de que de alguna manera me veía como alguien distinto, pero también fue de ayuda consultar con otras personas.
Empezaste en 2018 a desarrollar ‘Absolución’, pero ¿en qué momento te diste cuenta de que siendo tan personal también podía conectar con otras personas?
Me di cuenta de eso cuando la empiezo a presentar a mercados y sobre todo a talleres y pitching. La primera vez que enseñé el proyecto fue en una aceleradora organizada en Tenerife por el Clúster Audiovisual de Canarias, iba con mucho miedo porque no sabía si realmente iba a interesar. Pero al mostrar el teaser hubo muchas lágrimas y empatía porque se cuentan cuestiones emocionales que no afectan solamente a las personas obesas, todos tenemos algo dentro de lo que nos arrepentimos o de lo que no nos sentimos muy orgullosos. Recientemente, en la presentación oficial en la Sala X (Madrid) corroboré que la película conecta con algo muy profundo dentro de la gente, y eso me emociona muchísimo. Al final, la obesidad no deja de ser una patología como puede serlo cualquier trastorno, como tampoco deja de ser una consecuencia de una búsqueda de aliviar algo que no está bien dentro de ti.
Este proceso de la superación de la obesidad mórbida es muy introspectivo. Reflejas así mismo que no solemos hablar abiertamente de obesidad, ni mucho menos de la gordofobia.
Me interesaba sobre todo cómo lidia una persona con un momento tan crucial en su vida y su viaje psicológico. Siempre tuve claro que no quería hacer una película sobre el proceso de cómo adelgazaba; yo no quiero aleccionar a nadie, pero sí que el espectador se plantee cosas, quería transmitirle mi experiencia y ojalá les sirva para sentirse identificados o que tomen algo que pueda funcionar para ellos. Recientemente ha salido un estudio de ODA (Observatorio de la Diversidad en los Medios Audiovisuales) en el que se concluye que en la ficción española apenas salen personajes gordos, además me atrevo a decir que cuando salen, son el alivio cómico o lo esperpéntico. Pero como muestro en ‘Absolución’, una persona obesa también tiene sueños, pesadillas, pareja y familia, es como cualquier ser humano.
Presentas el cine como un medio de expresión pero también como una jaula. ¿Se puede decir que no es solo un proceso sobre tu cuerpo sino también de tu obsesión hacia el cine?
Para mí el cine es un sueño, el problema es cuando ese sueño se transforma en una obsesión y ahí es cuando se convierte, como dices, en una jaula, en algo que está midiendo todo el rato tus actos. También tiene una contrapartida y es que muchas veces las frustraciones derivan de eso y más cuando no siempre puedes hacer lo que quieres. ‘Absolución’ también nace de darme cuenta de que no estaba haciendo el cine que a mí me gustaría estar haciendo. Pensé que si mañana muriese, no dejaría nada que me represente realmente. Hice esta película y siento que me representa. La premisa de ‘Absolución’ es la búsqueda de redención personal a través del cine, a través de hacer una película, pero es verdad que durante ese proceso también aprendes a relativizar su importancia; concluyes que no hay que ponerlo en un pedestal, que no tengo por qué abandonar a mi familia cada vez que estoy con un proyecto. Cuando empecé la película no lo veía así, era una obsesión, una angustia y, sí, también una jaula.
Desde muy temprano has apostado por el uso de nuevas tecnologías, como teléfonos móviles, ¿cómo fue esta vez el empleo de esas herramientas?
Los teléfonos móviles me dan una posibilidad distinta de cercanía. Antes de ‘Absolución’ había hecho ‘Soy un héroe’ (2011) y ‘El cazador. Un mundo en imágenes’ (2013), cortos que se rodaron con un teléfono móvil y en ambos iba buscando un poco más dentro de mí mismo, por lo que considero fueron el camino hacia ‘Absolución’. Aunque el móvil también tiene imperfecciones, cosa que me encanta. De hecho, he abrazado todas las imperfecciones de la película, como cuando se me olvida apagar el teléfono, me lo meto en el bolsillo y se generan unas imágenes súper locas. De inmediato supe que tenía que incluirlas porque son parte de mi proceso de ansiedad y de obsesión.
Concluiste ‘Absolución’ pero aún estás inmerso en tu proceso como cineasta, ¿qué tipo de cine quieres seguir haciendo?
Yo espero que mi cine siga yendo un poco en esta línea de historias que tengan que ver conmigo o al menos es lo que a mí me interesa, aunque quizás no tan intensa como ha sido ‘Absolución’ (se ríe). Creo que sobre todo el cine de no ficción me da la posibilidad de poder explorar dentro de mí mismo, aunque luego puedes hacer todos los juegos de narrativa que quieras. He dicho muchas veces que me gusta Charles Bukowski, también los cómics de autores que hablan de sus vidas, de sus demonios internos, sus miserias y me interesa mucho ir ahondando un poco en esa senda. A nivel personal también tengo que seguir trabajando. Muchas veces me entran dudas, y vuelvo a confrontarme con ciertos problemas, pero ahora tengo herramientas para intentar no llegar al extremo, para analizar qué está sucediendo y ver hacia dónde me dirijo. Algunas veces sale mejor, otras peor. Detesto vender una imagen de que ahora todo va bien, que estoy genial, me parece que es una imagen falsa y quiero alejarme lo más posible de eso.
¿Cómo va a ser el recorrido de ‘Absolución’?
Tenemos la candidatura a Mejor Película Documental en los Premios Goya, hemos hecho dos pases, uno para académicos y el otro fue la presentación oficial en la Sala X de Madrid. Ahora toca preparar todo porque el 15 de diciembre estrenamos en salas, de momento tenemos salas confirmadas en Madrid, Tenerife y Gran Canaria pero estamos trabajando para que se pueda ver en más ciudades de España. En 2024 la película se podrá ver en Televisión Canaria a nivel local y en Televisión Española que ha apoyado el proyecto desde el principio.
Como candidata a los Goya, ¿qué le dirías a los académicos? ¿Por qué tienen que ver ‘Absolución’?
Porque es una experiencia que no les va a dejar indiferentes, es una rara avis dentro de lo que se plantea hoy en día en el cine español, que puede ser muy extremo al mainstream o muy extremo hacia otra cadena. Yo no digo que ‘Absolución’ esté entre ambos porque no me gusta estar en medio de nada, pero sí digo que es algo diferente a tanto una vertiente como a la otra, por lo que es un trago de agua fresca, si bien muy intenso pero por lo menos da la sensación de haber visto algo diferente.
Cada vez más la realización cinematográfica se descentraliza. ¿De qué manera afecta o beneficia la lejanía del centro de Madrid? ¿Es difícil hacer cine desde las Islas Canarias?
En las Canarias hay un caldo de cultivo muy interesante. A pesar de que estamos como muy alejados de todo, desde hace unos años ha habido mucho asociacionismo, yo por ejemplo estoy tanto en el Club del Audiovisual como en la Asociación de Cineastas de Canarias. Hemos estado luchando por más facilidades para hacer cine allí. Por otro lado también el hecho de estar en una zona tan periférica nos da una mirada distinta. Creo que es una mirada, no te diría más pausada, pero sí más analítica; existe un cine canario que poco a poco va ganando terreno. Hay un montón de oportunidades aquí y muchos cineastas las estamos aprovechando.
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