Ken Scott: "Cuando ves una gran película en el cine la recuerdas toda la vida. Si la ves en tu Ipad en dos semanas la has olvidado"

Sylvie Vartan, un icono de la música francesa, decía en una de sus canciones más populares, 'La plus belle pour aller danser', que por una noche sería la más bella para ir a bailar y que su vestido cosido a mano acabaría arrugado y su pelo despeinado por el amor que deseaba. Vartan fue durante mucho tiempo la más bella del baile, deseo cumplido, y ahora el director Ken Scott ha completado otro: acercarla más a la carrera cinematográfica que no llego a tener del todo. El director de origen canadiense estrena en España 'Érase una vez mi madre' (A Contracorriente Films), una tragicomedia sobre las relaciones entre madre e hijos imbuida de la música y la presencia de Vartan. Charlamos con el director sobre los retos de una producción basada en hechos reales, uno de los primeros éxitos del 2025 en Francia, y de su visión del cine, de la exhibición y la relación con el público.

La película adapta la historia real del abogado y tertuliano de radio y televisión Roland Pérez y su best seller autobiográfico 'Mi madre, Dios y Sylvie Vartan'. En ella se nos cuenta cómo la madre de Roland luchó para que su hijo, el menor de seis hermanos y nacido con un problema motriz, pudiera caminar con normalidad. Hasta el punto de sacarlo de la escuela y enseñarle a leer y escribir en casa con la ayuda de las canciones de Sylvie Vartan. El proyecto nace en 2022, cuando los productores que contaban con los derechos del libro se reunieron con Scott: "Leí el libro y sentí que en él se encontraba todo lo que me gusta del arte de contar historias". Reconoce que el que sea una historia tan personal supone "una presión añadida" pero que el reto de "buscar la verdad y mantenerse lo más cerca posible de la misma" valía la pena: "Son 50 años condensados en una hora y cuarenta minutos de película. Por fuerza hay que adaptar".

Ken Scott está enamorado de las comedias dramáticas y así lo ha intentado plasmas en 'Érase una vez mi madre'. "En el libro estaba ese complicado equilibrio, tenía que asegurarme de mantenerlo", reconoce Scott, "Para mi la comedia viene del mismo lugar que el drama, no flota sobre la historia, viene de la tensión que construye el drama. La comedia y el drama construyen la misma tensión y coexisten de una forma orgánica. Son las historias que amo". Un equilibrio sutil que resulta especialmente placentero para el director y guionista "cuando el espectador está intrigado por el drama pero se le da permiso para reírse incluso en momentos muy dramáticos". Algo que para Scott se consigue ya desde el guion pero también desde la elección del elenco que debe navegar en una historia sobre una pareja inmigrante de judíos sefardís que llega a Francia en busca de una vida mejor y que navega hasta convertirse en una exploración de "la compleja relación entre madres e hijos".