Entrevista

Amalia Ulman: "El cine está atascado en las escuelas"

La cineasta argentino-española ha presentado en el festival Rizoma 2025 su segundo largometraje, la sátira 'Magic farm', protagonizada por Chlöe Sevigny

Madrid·
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La directora Amalia Ulman en el festival Rizoma 2025
La directora Amalia Ulman en el festival Rizoma 2025 · Fotografía: Paula Caballero

Cuando la realizadora Amalia Ulman sorprendió en 2021 con su ópera prima, 'El planeta', una tragicomedia entre la realidad y la ficción sobre el significado de ser pobre en la actualidad, ella ya estaba tejiendo en su cabeza su segunda película, 'Magic farm', con la que ha visitado la reciente edición del festival Rizoma 2025, dentro de la Sección Oficial Surrealismo Contemporáneo, donde ha compartido cartel con Guillermo Galoe, Resem Verkron y Marc Serena, entre otros. Su nuevo filme sigue la pista a un grupo de redactores de una revista de vanguardia -piénsese en 'Vice'- que viaja a un lugar recóndito de Argentina para realizar un reportaje sobre un músico local. Sin embargo, la confusión de los nombres los lleva a viajar al lugar equivocado. El absurdo y la crítica entran en juego en una comedia que parece poner en evidencia la apropiación cultural, la mercantilización de las culturas y los efectos nocivos de la globalización desde el punto de vista audiovisual, pero también las consecuencias en la salud de la proliferación del uso de pesticidas y otros químicos. Chlöe Sevigny, Alex Wolff, Simon Rex, Camila del Campo y la propia Amalia Ulman, entre otros, figuran en un reparto coral de esta película.

De nuevo, esta artista multidisciplinar asentada en Estados Unidos dirige una película con un poso de denuncia, de sátira y de observación de la realidad a través de personajes complejos que escapan a la categorización de buenos y malos que siempre trata de evitar. 'Magic farm', que se estrenó en la pasada edición del Festival de Sundance, tiene además una conexión muy fuerte con las raíces de la directora, que nació en Argentina y que cuando era muy pequeña se mudó a España, donde se crio. “Tengo una conexión muy especial con Argentina, toda mi familia sigue ahí. Me interesaba hacer algo sobre toda la soja transgénica y los glifosatos y fue una oportunidad muy buena para poder trabajar con mi abuela, con la que nunca he pasado demasiado tiempo. Fue muy bonito poder trabajar con ella”, ha relatado a Kinótico en el marco de Rizoma.

El punto de partida de 'Magic farm' está en una visita que la madre de Ulman hizo a Argentina, cuando se enteró de cómo todo aquello estaba afectando a parte de su familia, que aún vive en la parte rural. “De ahí empezamos a investigar más. No nos podíamos creer que hubiese tal impunidad con este tipo de compañías, que pudiera llegar a afectar tanto a la población rural de Argentina, y que fuese algo tan extenso en América Latina en general. Lo tenía en la cabeza, incluso cuando estaba rodando 'El planeta' ya estaba pensando en rodar esta película, en desarrollar esta historia. Fue en 2020 cuando cuajó todo con la crew de documentalistas de 'Vice' y cómo contar la historia a través de ellos”, ha relatado.

"Es una crítica a la situación actual, a estar desamparados y no saber con quién comunicarte o a quién quejarte si algo sale mal" (Amaia Ulman)

Más que una sátira sobre las dinámicas que publicaciones como 'Vice' pusieron de moda, tan centradas en el impacto en el lector, Ulman señala que se trata de “una crítica sobre estar atrapados en sistemas que son más grandes, ya sea Monsanto o compañías de noticias que son enormes sobre las que nadie tiene el poder de hacer nada”. “Es una crítica a la situación actual, a estar desamparados y no saber con quién comunicarte o a quién quejarte si algo sale mal. Más que crítica me gusta más analizar a través de historias complicadas y tener algo más de cuidado con los personajes y complicarlos más, no mostrar solo buenos o malos, sino introducir matices”.

Huyendo de la nostalgia

Si bien su debut era un retrato en blanco y negro, en esta ocasión recurre a una mezcla sugerente, en la que aúna tanto una experiencia visual anclada en los colores saturados de los años 90, con muchas referencias, también a videoclips, como a la edición contemporánea. Por un lado, Ulman explica que una parte muy importante de los referentes de 'Magic farm' fueron títulos como ''El milagro de P. Tinto (1998), de Javier Fesser, o 'Airbag' (1997), de Juanma Bajo Ulloa, pero también vídeos de skate, como los de Bam Margera, o “mucho videoclip musical de la época”, tanto hecho en Estados Unidos como en España, entre los que pone de ejemplo Qué puedo hacer, de Los Planetas. “Es una estética que era muy común entonces y quería jugar un poco con eso”, explica.

En ese diálogo con el pasado previo al uso masivo de internet y el presente entran en juego también herramientas de edición contemporáneas para “no caer en la nostalgia”, por lo que recurre también a coloridos de Tik Tok y algunos programas actuales que se usan en esta aplicación, como CapCut, para trasladar transiciones similares y juntar en una misma película algo de “los dos mundos”.

Alex Wolff y Camila del Campo en un fotograma de 'Magic farm'
Alex Wolff y Camila del Campo en un fotograma de 'Magic farm' · Fotografía: MUBI

A su juicio, este matrimonio es “interesante” porque, según lamenta, “en el cine se cae mucho en la nostalgia” y porque considera que “es más fácil contar historias cuando la gente no está mirando el teléfono básicamente”. “Es un poco difícil cuando todos están comunicándose unos con otros, no hablando por teléfono, sino enviando textos y lidiando con ese tipo de nuevas tecnologías. Es muy difícil capturar eso en el cine, pero me parece importante aprender a capturarlo o hacerlo de alguna forma y no caer en hacer películas que están en los 80 y los 90, en la era preinternet”, cuenta.

En este sentido, confiesa que la molesta observar en la red cómo proliferan “nuevas formas de filmar o de editar” que, sin embargo, “nunca llegan al cine”, que en su opinión “está atascado en las escuelas y en las normas”. Lejos de estas ataduras, Ulman se inspira mucho en el “cine primitivo, de finales del siglo XIX y principios del XX”, donde “no había normas y la gente era mucho más creativa, con ediciones mucho más locas”. “No había tanto esnobismo porque no existía como tal”, recalca.

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