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Objetivo Goya 2026. 'Entre mareas', un "viaje íntimo" de "resonancia universal" a través del arte efímero en la arena

Los productores destacan el potencial temático y técnico de este documental, que sigue la ambición artística de Quirze Codina y su pareja, Alejandra Guillén

Madrid·
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El artista Quinze Codina en un fotograma del documental 'Entre mareas'
El artista Quinze Codina en un fotograma del documental 'Entre mareas' · Fotografía: Sin Parpadear

El artista Quirze Codina lleva varios años dedicado a viajar por algunas de las playas más espectaculares del mundo, donde realiza figuras geométricas o formas orgánicas de proporciones gigantescas. En 2022 batió el Récord Guinness al dibujar en la arena el mayor mandala realizado jamás, unos trazos de 66 metros de diámetro conseguidos con rastrillo y cuerda en la playa de Mataleñas, en Santander, que el agua borró cuando subió la marea. El documental 'Entre mareas', dirigido por Oriol Cardús, es testigo de la gesta de este empresario, que abandonó su trabajo en Barcelona para recorrer los arenales de todo el mundo, acompañado de su pareja, Alejandra Guillén, con el fin de “mirar con atención aquello que normalmente pasa rápido o desaparece sin dejar rastro”, como es la belleza del mundo y la fugacidad de la vida, según destacan a Kinótico Jordi Carbonell, Oriol Cardús y el propio Quirze Codina, productores de esta película, que llegó a los cines en junio tras pasar por MAFIZ, el área de industria del Festival de Málaga, y que defiende ahora sus virtudes de cara a la próxima edición de los Premios Goya.

'Entre mareas', una producción de Sin Parpadear y el artista protagonista, no busca transmitir “una respuesta clara ni un mensaje cerrado”, sino más bien “invitar a permanecer, a mirar con atención aquello que normalmente pasa rápido o desaparece sin dejar rastro”, especialmente en un presente que habitualmente “está marcado por la urgencia, la sobreproducción de imágenes y la necesidad constante de significado inmediato”, tal y como destacan. Al contrario, este documental propone una mirada “silenciosa” al proceso y es una defensa “del cuidado y de la escucha”, de forma que consigue llegar a lo colectivo desde lo íntimo.

"El mayor potencial de 'Entre mareas' reside en su capacidad para conectar con el espectador desde múltiples ángulos" (Oriol Cardús)

“Creemos que el mayor potencial de 'Entre mareas' reside en su capacidad para conectar con el espectador desde múltiples ángulos emocionales, sociales y estéticos. Es un viaje íntimo, pero con una resonancia universal”, explica Cardús sobre este documental, la historia de un empresario que redescubre su creatividad a través del arte efímero en la arena y que “va mucho más allá del relato personal”, ya que se convierte en una “metáfora poderosa sobre la fragilidad del tiempo, la necesidad de reconectar con la naturaleza, y la valentía de redefinir el rumbo vital”.

Sobre las mayores virtudes de la película, Carbonell añade que no solo trabaja sobre la emoción, sino que también es inspirador, algo que se consigue con “imágenes espectaculares” -rodadas en playas como Mataleñas o Langre (Cantabria), Ballota (Asturias), Playa Torre de la higuera (Huelva) o Sotavento (Fuerteventura)- “una narrativa profundamente humana y una sensibilidad que huye del artificio”. “El potencial está en que interpela tanto al espectador más comprometido con el medio ambiente como al que busca un sentido más profundo a su día a día, y también al que simplemente necesita una historia luminosa que le recuerde que el arte y la belleza siguen siendo transformadores, incluso -o sobre todo- cuando son efímeros”, agrega Carbonell.

"En un contexto donde muchos documentales apuestan por una narrativa más enfática, la película elige una vía más honesta y menos intervencionista" (Jordi Carbonell)

Lo que diferencia a 'Entre mareas' de otros títulos similares es que, “más que competir por el tema o por la espectacularidad”, se diferencia por la forma en la que decide mirar, al no buscar “subrayar”, ni tampoco “explicar de más” o “conducir emocionalmente al espectador”, porque “confía en la inteligencia de quien mira y en el poder del tiempo, del silencio y de la observación paciente”, en palabras del director. “En un contexto donde muchos documentales apuestan por una narrativa más enfática o por un posicionamiento explícito, la película elige una vía más honesta y menos intervencionista: estar, acompañar y dejar que la realidad se revele sin imponerle una forma prefijada. Esa decisión formal es también ética”, añade Cardús.

Carbonell señala, también, que 'Entre mareas' cuenta con “una coherencia muy clara entre fondo y forma”, ya que existe un diálogo entre el ritmo, la distancia o la atención al gesto cotidiano con lo que se cuenta. No hay aquí, señala uno de los productores, “artificio ni voluntad de impacto inmediato, sino una construcción que se asienta poco a poco y permanece”. “Esa combinación de sensibilidad, respeto por los personajes y confianza en el espectador es lo que la distingue, incluso dentro de un año especialmente rico en producciones documentales. 'Entre mareas' no pretende ser más ruidosa que otras, sino más duradera”, recalca.

Los retos de trabajar en la naturaleza

A nivel técnico, y respecto a los retos que se han superado y a las destrezas de las que esta producción puede presumir, los productores señalan que el principal desafío fue “saber adaptarse”, porque trabajar de forma íntegra en exteriores implica “aceptar condiciones cambiantes” relacionadas con la luz, el clima, el ritmo natural y los imprevistos constantes”. “En 'Entre Mareas' no se trataba de dominar ese entorno, sino de aprender a leerlo y trabajar con él”, explica Cardús. Así, este documental exige “una atención muy precisa” al tiempo y a la luz, de manera que muchas decisiones técnicas, como pueden ser el encuadre, la duración del plano o la distancia, dependen de lo que la naturaleza les permitió en cada momento, lo que requería tanto “planificación y escucha” como “rigor técnico y flexibilidad creativa”.

Quirze Codina y Alejandra Guillén en un fotograma de 'Entre mareas'
Quirze Codina y Alejandra Guillén en un fotograma de 'Entre mareas' · Fotografía: Sin Parpadear

Además, añade Carbonell, la destreza también consistía en “no sobrecargar la imagen”, porque, aunque la belleza del entorno estaba presente, el objetivo no era convertirla en un “reclamo autónomo”, sino “evitar que el paisaje se impusiera a la experiencia” o que se convirtiese en un mero “decorado”, sino que cumpliera la función de un “interlocutor”. “El trabajo técnico está al servicio de una mirada: una cámara que observa, que espera, que no fuerza. La película puede presumir de una ejecución muy consciente, donde cada decisión técnica responde a una ética de filmación y no a la voluntad de lucimiento”, explica Carbonell.

***Este artículo es posible gracias a 'Entre mareas', escrito y dirigido por Oriol Cardús a partir de una idea original de su protagonista, Quirze Codina, y producido por Sin Parpadear, S.L. y Quirze Codina.

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