‘Loki’ se confirma con su segunda temporada como la serie más certera y entretenida del MCU

Uno de los argumentos en contra de las series de Marvel –las estrenadas bajo el paraguas de la casa de Mickey Mouse, porque las externas vuelan más libres– es que se empeñan, como si se avergonzasen de ello, en no querer ser series. Una serie tiene que parecer (y ser) una serie. Por eso ‘Loki’, que este este viernes estrena su segunda temporada, es la mejor y más certera de todas la estrenadas por el MCU desde que ‘Bruja Escarlata y Visión’ abriese el camino en 2021 insuflando esperanzas de cambio y nuevos aires que pronto se desinflaron.

‘Loki’ conoce muy bien las infinitas posibilidades de los viajes en el tiempo, de su loco universo y de su protagonista. Con todas ellas juega y todas ellas las explota a su favor. El protagonizado por Tom Hiddleston es uno de esos títulos que, además de entretener y divertir (no siempre son lo mismo), obliga al espectador a estar atento para no perderse con tanto salto temporal, explicaciones técnicas sobre qué demonios pretenden hacer con todos esos cachivaches que aparecen en pantalla y seguir las idas y venidas morales de un Loki totalmente desubicado buscando su lugar en un mundo. En la primera, el Dios del Engaño funcionó como el clásico ‘pez fuera del agua’. Estaba en un espacio que le era totalmente ajeno, sin poderes y donde le bajaron los humos nada más cruzar el umbral de la AVT.

En la segunda ha completado parte de su viaje y los acontecimientos sucedidos al final de la anterior le han colocado en una posición de nuevo comprometida: ahora que empezaba a conocer quién quería ser, una jugada del tiempo lo dejaba de nuevo fuera de juego. Los cuatro primeros episodios de esta segunda tanda vistos antes del estreno siguen explorando la moralidad de Loki, quién es más allá del villano al que neutralizaron los Vengadores, el hijo no natural de Odín y el hermano envidioso del Dios del Trueno. Si a Loki se le quita todo eso, ¿qué le queda? En realidad, mucho, y es lo que él y el guion tratan de descubrir mientras ambos se meten de lleno, como tema central que lo recorre todo, en el debate del libre albedrío y el control de la vida ajena por una entidad superior.