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Crítica

‘Los enviados’ saca punta al clásico de polos opuestos investigando un caso

La serie producida por el oscarizado Juan José Campanella y protagonizada por Miguel Ángel Silvestre desembarca más de un año y medio después de su estreno con un primer episodio solvente

Madrid·Actualizado: 01.04.2023 - 06:06
Miguel Ángel Silvestre interpreta a un sacerdote y abogado en la serie 'Los enviados'
Miguel Ángel Silvestre interpreta a un sacerdote y abogado en la serie 'Los enviados' · Fotografía: SkyShowtime

Aunque ‘Los enviados’, serie producida y dirigida (algunos episodios) por Juan José Campanella, se estrenó a finales de 2021, en España estaba inédita hasta este viernes. Ha habido que esperar al desembarco de SkyShowtime para que esta producción, en la que uno de sus protagonistas es Miguel Ángel Silvestre, se pueda ver en España. El primer episodio, facilitado a los medios por la plataforma antes de su estreno, es una buena tarjeta de presentación para una ficción que explota a su favor el clásico de dos personajes antagónicos trabajando juntos para resolver un misterio. Con el aliciente (o toque diferencial) de que aquí se trata de dos sacerdotes singulares y el caso son supuestos milagros.

Ese primer episodio, que sirve de introducción para la pareja protagonista (hay un tercer personaje, el de la doctora, que solo se atisba), se mueve entre dos aguas: las de la fe y las de la ciencia. Y, curiosamente, ambas están defendidas por un par de sacerdotes cuya misión es la de determinar si lo que algunos, compañeros de sotana incluidos, llaman milagro es realmente obra del Señor o, por el contrario, es una estafa intencionada o accidental. Lo que hacen estos enviados del Vaticano (de ahí el nombre) es intentar demostrar científicamente que el líquido rojo que emana de un ataúd no es sangre y cómo es posible que un hombre caído desde un campanario sobreviva sin casi un rasguño. Como dice uno de ellos: si la ciencia lo explica, no es un milagro.

La serie arranca con un Miguel Ángel Silvestre a caballo entre el italiano y el español explicando que lo que ellos creían sangre tiene más que ver con botánica desinflando así ínfulas de explotar el hecho en sí. Su personaje, el padre Simón Antequera, es un tipo que hace tiempo que duda de su fe, que se maneja con soltura en la sociedad, tiene don de gentes, mucha labia y no soporta a los timadores. Normalmente actúa solo. Sin embargo, para su nueva misión en México su superior decirle enviarlo con un acompañante, el padre Pedro Salinas (Luis Gerardo Méndez), que es lo opuesto a él. No solo porque es más tímido, callado y prudente, sino porque si Antequera se crió entre muchos hermanos y en una familia humilde, Salinas es hijo de una familia de posibles mexicana. Y, por si sus caracteres opuestos no fuesen suficientes, el primero es abogado de profesión y el otro, médico.

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