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Análisis

‘Máxima’, un biopic 'royal' valiente cuyo diseño de vestuario supera todas las expectativas

Tras la emisión de su capítulo final el pasado viernes en Atresplayer, analizamos el trabajo de vestuario de esta producción histórica de origen holandés

Madrid·Actualizado: 16.07.2024 - 05:08
Fragmento del póster de la miniserie de televisión 'Máxima'
Fragmento del póster de la miniserie de televisión 'Máxima' · Fotografía: Videoland

La miniserie holandesa 'Máxima', que narra la infancia y juventud de la actual reina de los Países Bajos, ha sido toda una sorpresa. Inicialmente tenía pensado evitarla. Mis expectativas eran bajas: me imaginaba una producción de poca calidad, tirando a cutre, con diálogos flojos, tramas cursis y edulcoradas, y esa habitual desubicación de los directores de encargo al abordar cualquier tema relacionado con la monarquía, sin importar el país. Sin embargo, la curiosidad pudo más. Siendo un ávido espectador de biopics sobre la realeza, decidí darle una oportunidad a esta ficción que se puede recuperar en Atresplayer.

Lo primero que me sorprendió fueron sus valores de producción. Se rodó entre los Estados Unidos, Bélgica, los Países Bajos y España. De hecho, en nuestro país se filmaron las tramas argentinas con notable acierto. Los interiores domésticos argentinos de los 70-80 están bien. Y los palacios holandeses no chirrían, tienen sentido. El nivel de desconexión respecto a todo lo que tenga que ver con la monarquía en el audiovisual actual es apabullante, pero aquí nos encontramos con un palacio de Huis ten Bosch, residencia de la reina Beatriz desde 1981, razonablemente bien recreado. ¿Se trata de una copia minuciosa? En absoluto. Pero sí es una localización lo bastante buena como para no llamar la atención negativamente.

En cuanto a los diálogos, me esperaba frases banales y sin profundidad, un poco en la línea de aquella cosa de Telecinco, protagonizada por Amaia Salamanca, llamada ‘Felipe y Letizia’ (qué lástima, con la buena trayectoria que tiene Joaquín Oristrell). Sin embargo, el guion de ‘Máxima’ resulta ser sorprendentemente sólido. Los textos están bien escritos, aportando una profundidad que no esperaba. Se trata de una serie adulta: no es una historia de amor edulcorada y superficial, más bien es un retrato profundo y realista de una mujer a la que le cambia la existencia. Además, la serie se adentra valientemente en aspectos cruciales de la vida de Máxima Zorreguieta, incluyendo la implicación, o no, de su padre durante la dictadura de Videla. Esta valentía es de agradecer, más en un producto de estas características: ya se sabe que el biopic es terreno pantanoso. Por cierto, para disfrutar completamente de 'Máxima' se tiene que ver en su versión original. El doblaje castellano es un poco "regu" y quita capas y matices esenciales para la historia. Predominan el español de Argentina y el inglés; el holandés apenas aparece, así que no hace falta ni leer subtítulos.

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