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Crítica | Series

'Daredevil: Born again' no es nostalgia, es respeto al pasado y esperanza en el futuro de Marvel

La espera ha terminado y este miércoles, 5 de marzo, Disney+ estrena los dos primeros episodios del regreso de Charlie Cox como Daredevil tras varios cameos

Madrid·Actualizado: 05.03.2025 - 06:30
Charlie Cox en una imagen de las serie 'Daredevil: Born again'
Charlie Cox en una imagen de las serie 'Daredevil: Born again' · Fotografía: Marvel / Disney+

Casi una década después del estreno de la primera temporada de ‘Daredevil’ en Netflix (ahora en el catálogo de Disney+ tras vencer los derechos de su casa anterior) y siete años después de la tercera entrega (con la salvedad de los cameos en 'Echo', 'Hulka' y la última de Spider-Man), Charlie Cox y Vincent D’Onofrio vuelven a ponerse el traje y la corbata para meterse en la piel de Matt Murdock y Wilson Fisk, dos rivales en lo legal, lo físico y lo dialéctico. La gran pregunta que todo fan de la serie sobre el Diablo de Hell’s Kitchen se hace tras la espera, los tropiezos de la triple ‘R’ en el camino (reescritura, regrabación y reesctructuración) y la campaña en redes por su salvación (incansable en redes bajo el hashtag #SaveDaredevil) es si el regreso, bajo el paraguas de un título tan descriptivo como el de ‘Daredevil: Born again’, merece la pena. La respuesta más sincera, y tibia, es que depende de lo que cada uno busque. El alegato (a favor) de este regreso –este miércoles 5 de marzo– y con cuatro episodios vistos, a continuación.

La puerta de entrada a ‘Daredevil: Born again’ no ha sido, desde luego, la más acertada. El primer capítulo, que parece una suerte de experimento hecho de retales, se empeña en jugar con la cámara hasta el mareo y con el sonido hasta el desconcierto. La técnica siempre fue uno de los puntos fuertes de ‘Daredevil’ en su etapa en Netflix. Sus escenas de pelea -especialmente en espacios reducidos como los pasillos o los huecos de una escalera- son una delicia para los amantes de la acción bien coreografiada y ejecutada. En cuanto a lo segundo, los experimentos de sonido, se entiende la intención y funciona, porque lo que pretenden es trasladar al espectador cómo oye Matt Mudock. Todo en orden. El ‘pero’ está en la conjunción. Y, aún así, aunque sea un arranque que no alcanza la satisfacción al 100% (las altas expectativas alimentadas por el tiempo pasado no ayudan, es de justicia reconocerlo) el episodio cumple su objetivo: reúne a Foggy (Elden Henson), Karen (Deborah Ann Woll) y Matt (Charlie Cox) y da repuesta a la cuestión de la servilleta.

Además, sirve para saldar cuentas con la tercera temporada, cerrar aquella historia que quedó abierta y en alto y sentar las bases de lo que pretende ser este renacer de Daredevil que nada tiene que ver en tono y colorido con la versión de Matt Murdock que se vio en ‘She-Hulk: Abogada Hulka (2022)’. En esta impera el tono de cualquier historia de Frank Miller y su propuesta tiene mucho que ver con una frase puesta en boca de Foggy a cuenta de Hell’s Kitchen. Esta resume la filosofía del equipo creativo tras la serie (Dario Scardapane como último responsable en calidad de showrunner) y da título a esta crítica: “No es nostalgia, es respeto al pasado y esperanza en el futuro”. Así, en algo menos de una hora, ‘Daredevil: Born again’ salda su deuda con la nostalgia de temporadas pasadas, presenta sus respetos al pasado y mira hacia el futuro, que arranca en el segundo episodio para convertirse en presente, y que da esperanzas de que aún se pueden hacer series (y películas) interesantes en la casa Marvel.

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