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Crítica

'Una casa llena de dinamita', vibrante y conservadora mirada de Bigelow a la amenaza nuclear

La primera directora en ganar el Oscar estrena su primera película en siete años, un thriller en tiempo real sobre la amenaza nuclear que nos rodea y decidimos ignorar

Venecia·
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Rebecca Ferguson en un fotograma de la película 'Una casa llena de dinamita'
Rebecca Ferguson en un fotograma de la película 'Una casa llena de dinamita' · Fotografía: Eros Hoagland/Netflix

Cuando un misil de origen desconocido es lanzado contra Estados Unidos, en la Casa Blanca comienza una carrera contra el reloj para determinar quién es el responsable y cómo actuar en respuesta. Kathryn Bigelow ha decidido mirar a los cielos, aunque no por cuestiones metafísicas o existencialistas. A pesar del elemento teóricamente distópico de su premisa, no hay nada de ciencia ficción en el planteamiento de ‘Una casa llena de dinamita’, el vibrante y potencialmente controvertido regreso al cine de una autora que no estrenaba ningún proyecto desde que en 2017 su reivindicable ‘Detroit’ pasara desapercibida. Ese no será el problema de su nueva película, un thriller modélico que debería convertirse en un gran éxito de público en su llegada a Netflix y que en lo político volverá a situar a Bigelow en el centro de un debate condenado a trascender lo cinematográfico.

Hace ocho años su aproximación a los graves disturbios raciales de 1967 fue cuestionada por la pertinencia de que una cineasta como ella se apropiara de una historia que no le pertenecía. Difícilmente pasará lo mismo con ‘Un casa llena de dinamita’, una especie de reimaginación de la Crisis de los misiles de Cuba adaptada a las preocupaciones y las realidades de un presente en el que las amenazas nucleares han vuelto a la primera línea política. Nadie diría que Bigelow no es la elección correcta para abordar esta temática después de explorar el día a día de un soldado estadounidense en la Guerra de Irak en ‘En tierra hostil’ y reconstruir la operación de inteligencia y militar que acabó con la muerte de Osama bin Laden en ‘La noche más oscura'.

Aunque sus obsesiones provengan de la misma fuente (la relación de Estados Unidos con lo militar, en sus vertientes políticas, personales e institucionales), el patrón se rompe en la ejecución de esas preocupaciones en su último trabajo. Sus tres películas anteriores fueron proyectos que levantó mano a mano con Mark Boal, un guionista que había trabajado durante años como periodista de investigación en algunas de las cabeceras más influyentes de Estados Unidos. El guionista de ‘Una casa llena de dinamita’ es Noah Oppenheim, un productor televisivo que acabaría presidiendo NBC News en 2017 antes de centrarse definitivamente en su salto a la ficción. El cambio se siente en la pantalla, para bien y para mal.

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