¿A qué saben los Oscar? Primera parte del menú degustación

La temporada de premios llega a su fin y, antes de adentrarnos en una nueva etapa en la que introducir nuevos sabores a nuestros cinéfilos paladares, propongo un brindis final y un menú degustación con el que repasar todas las películas nominadas de este año. Para no provocar empachos innecesarios o regurgitaciones al estilo Östlund, divido esta lista en dos partes en las que incluyo algún plato fuera de carta: esas recetas que no lograron formar parte del menú principal, pero bien merecen ser degustadas y disfrutadas por todos los paladares ávidos de una buena recomendación; y recetas reales que podrían estar sacadas directamente de la película.

Vayan apuntando sus platos favoritos, que nos encantará saber cuáles son sus apetencias. Y aunque disponemos de carta de alérgenos, intolerancias y recomendaciones, recordad que las películas son para disfrute de todos. ¡Que comience el festín!

Aperitivo: Challah (‘Los Fabelman’)

Para comenzar, no podemos olvidar un buen pan. Un plato tradicional en nuestras comidas, que muchos creen replicar, pero solo algunos elaboran de manera envidiable y artesanal. Spielberg trenza las relaciones personales de una familia judía inspirada en sus propias vivencias, un entramado familiar en el que cada uno de los cabos de masa ayuda a entender la historia detrás del reconocido director que ayudó a construir y desarrollar la base artística del autor.

El resultado es este precioso pan trenzado, reposado el tiempo necesario, con un exterior ligeramente crujiente, pero un jugoso interior con el que conseguimos saborear todos los recuerdos con los que el autor nos quiere deleitar. Solo unas buenas manos pueden darnos un buen pan como este sin que nos parezca que ya lo hemos probado antes.

Receta 100% familiar. Puede contener trazas de experiencias reales.

Comienza mezclando la harina con la levadura fresca desmenuzada, el azúcar y la sal en un bol.

En otro bol mezcla el agua con el huevo, las yemas y el aceite de oliva. Añade la mezcla líquida a la seca y bate con un batidor con gancho o con las manos, hasta conseguir una masa lisa y poco pegajosa. Forma una bola y colócala en un recipiente engrasado con un pelín de aceite. Deja que leve durante una hora y media, más o menos, en un lugar sin corrientes, hasta que haya duplicado su volumen.

Pasado el tiempo, divide la masa en seis partes iguales. Estira cada parte haciendo un “churro”; tendrás seis, júntalos todos por un extremo. Ahora, comienza a trenzar los churros de forma ordenada hasta terminar. Cubre con un paño y deja levar durante una hora en un lugar sin corriente.

Precalienta el horno a 180ºC. Pinta la superficie con una mezcla de huevo batido y azúcar y espolvorea con semillas. Hornea durante 25 minutos, hasta que esté bien dorado.

Saca del horno y deja enfriar por completo sobre una rejilla. Sirve a temperatura ambiente.

Entrante: Ensalada de pepino con vinagreta cítrica (‘TÁR’)

Seguimos con un primer entrante, en apariencia simple y ligero, pero que esconde un toque ácido y amargo una vez que empiezas a degustarlo. Field presenta este delicado plato en el que consigue sacar el máximo sabor a las diferentes rodajas del principal ingrediente: una Lydia Tár que despierta en nuestros paladares todo tipo de sabores complementarios y opuestos al mismo tiempo: admiración, rechazo, sorpresa, cancelación o devoción.

Todo ello, aderezado con un guion ácido que permite destacar cada una de las notas de sabor que el chef Field y su pinche Blanchett han preparado para nosotros, y que resonarán en nuestros paladares hasta en el momento en el que lo creías olvidado. Un ejercicio de precisión en el que cada elemento de la composición ha sido elegantemente cortado y orquestado para que funcione en su conjunto, pero resaltando siempre el ingrediente central. Nunca una ensalada de pepino resultó tan atractiva.

Recomendada para los paladares más sofisticados.

Entrante: Bagels (‘Todo a la vez en todas partes’)

No todo vale. Un bagel no puede ser un batiburrillo de ingredientes sin sentido que no nos lleva a ninguna parte. Todos y cada uno de los ingredientes del relleno de estos tiernos panecillos deben ser seleccionados para complementar al resto y funcionar por sí solos. Lo saben muy bien los Daniels.

En esta receta, cocinada a ritmo tiktokiano, consiguen dar con los elementos clave para que esta loca y peculiar mezcla de personajes e historias de universos paralelos dé como resultado un fantástico banquete de géneros con los que resaltar los extraordinarios sabores de un plato aparentemente ordinario. Y todo esto, sin desatar el caos en el intento. Porque muchas veces podemos mejorar o dar sentido a un plato con los ingredientes cotidianos que tenemos a mano. Solo hay que saber cómo usarlos.

Elegida favorita del público. No recomendada para los paladares más tradicionales.

Mezcla la harina, la sal y la levadura en un bol. En otro recipiente, combina el huevo, el agua y el aceite; si deseas hacer el bagel negro, incorpora la tinta en este momento.

Vierte la mezcla de harina en el otro recipiente con la batidora o a mano. Cuando la masa se haya cohesionado, termina de amasarla sobre una superficie enharinada durante unos 10 minutos o hasta conseguir una masa lisa y no pegajosa.

Divide la masa en seis porciones y dales forma de bola. Colócalas sobre una bandeja enharinada y deja que reposen, cubiertas por un paño, durante unos 30 minutos, hasta que doblen de volumen.

Haz un agujero en el centro del bagel y agrándalo con los dedos con mucho cuidado. Tiene que ser un agujero ligeramente amplio. Deja que repose otros 30 minutos y asegúrate de que el agujero no se cierre.

Calienta el horno a 230°C. Pon a hervir agua en una cacerola y, cuando llegue a ebullición, introduce los bagels. Hazlos hervir durante 1 minuto por cada lado. Déjalos secar sobre una rejilla 5 minutos y pásalos a una bandeja con papel de horno. Píntalos con el huevo batido y espolvorea por encima las semillas.

Hornéalos durante 15 minutos o hasta que veas que están dorados y bien hechos. Retira del horno y deja que enfríen unos 5 minutos en la bandeja del horno antes de traspasarlos a una rejilla. Deja enfriar por completo.

Puedes rellenarlos con lo que quieras, como por ejemplo, con queso crema, rúcula, salmón ahumado y aguacate laminado.

Principal: Pulpo a la brasa (‘El triángulo de la tristeza’)

Con este pulpo de aguas suecas, capturado en estado salvaje, el chef Östlund desenrolla los tentáculos con los que arrasar con todo a su paso: lucha de clases, vidas privilegiadas, racismo, roles de género, la burbuja de las redes sociales o el capitalismo. Un suculento plato que provocará indigestión a muchos y disfrute a otros tantos que se dejarán atrapar por las ventosas de esta sátira de la cultura que nos rodea y de la que, sin querer, todos acabamos formando parte de alguna manera.

Pero es verdad que, en cualquier momento, una ola puede alterar este status quo y ponerlo todo patas arriba, dejando de manifiesto las debilidades, fortalezas, valores y cualidades de cada uno. Así que recordad siempre que el que reparte, se lleva la mejor parte.

No apto para estómagos frágiles.

Principal: Poke deconstruido (‘Avatar: el sentido del agua’)

El poke es plato muy visual, que puede resultar repetitivo, o una experiencia sensorial maravillosa si los ingredientes son perfectamente seleccionados y en las proporciones adecuadas. Cameron nos trae una reinterpretación de su plato estrella, con las técnicas más vanguardistas, acercándose al mar y repitiendo parte de la receta original, pero aportando nuevos ingredientes que dan color, sabor y nuevos matices a su exitosa creación.

Aunque algunos de los ingredientes anteriores parece que no se han macerado el tiempo suficiente para explotar al máximo su sabor, otros de los nuevos aportan pistas del potencial que este plato puede llegar a tener. Pese a que se haya quedado a medio camino y no sea un plato perfecto, sí es muy disfrutable: hay belleza, emoción, sensaciones, acción y sabor.

100% eco y veggie. Este plato se ha ideado respetando el medio ambiente y utilizando sustitutivos para la carne y el pescado. Ningún animal ha sido herido.

Fuera de carta: Deep-dish pizza (‘La ballena’)

Y como en todo buen restaurante, llega el momento del plato fuera de carta de la jornada: una deep-dish pizza. Aronofsky no consigue entrar en la lista principal con esta propuesta alejada de los más delicados bocados anteriores. La receta de esta pizza consiste en una crujiente corteza a punto de derrumbarse ante el peso de los ingredientes del relleno que intenta contener: soledad, obesidad, homosexualidad, traumas familiares, prejuicios, críticas al sistema o el perdón.

Es una amalgama de sabores que funcionan de manera desequilibrada en esta receta, en ocasiones batida con toques de melodramatismo y humanismo descontrolado. Pero, aunque la masa no consigue sostenerlos todos y en ocasiones acaba cediendo, el plato sigue siendo disfrutable a pesar de estos excesos.

No apto para diagnósticos de tensión alta. También disponible en take away.