Paul Rudd: "Es un bajón cuando los directores que tanto te gustan critican a las películas de superhéroes y de franquicias"

Vuelven a los cines los monos de color caqui, las mochilas de protones, ese Cadillac tuneado y rebautizado como Ecto-1 y el temazo de Ray Parker Jr. sonando sin cesar en nuestras cabezas. Este viernes se estrena en cines, de la mano de Sony Pictures, ‘Cazafantasmas: Imperio helado’. Trae consigo a Paul Rudd y Carrie Coon encabezando el reparto, un buen puñado de nostalgia y un guion y una dirección –a cargo de Gil Kenan relevando a Jason Reitman tras la cámara– que da más protagonismo a la nueva generación (Finn Wolfhard, Mckenna Grace) sin dejar de lado a la anterior (Bill Murray, Dan Aykroyd, Ernie Hudson y Annie Potts). De la querencia de Hollywood por apelar a la nostalgia, de rodar mano a mano con los Cazafantasmas originales, de Marvel y de las críticas hablamos con Paul Rudd junto con un reducido grupo de compañeros de la prensa en Madrid.

Paul Rudd (Estados Unidos, 1969) tenía 15 años cuando se estrenó la primera película de ‘Los Cazafantasmas’ (1984). Así que, como adolescente de los ochenta que fue, vivió de primera mano el fenómeno y cayó cautivo de él. No podía ser de otra manera. Le pasó a él, a millones niños y adolescentes de entonces y de después, porque la de Ivan Reitman es una película de culto que no pasa de moda. Tanto es así que se la ha resucitado en dos ocasiones. Una fue en 2016 –la versión protagonizada por Melissa McCarthy, Kristen Wiig, Kate McKinnon y Leslie Jones– y otra con su hijo Jason Reitman en la dirección en 2021. De la segunda, de ‘Cazafantamas: Más allá’, es secuela la que llega ahora a los cines: 'Cazafantasmas: Imperio helado'.

Ambientada en Nueva York y con la familia Spengler de nuevo en el centro ocupando la antigua ‘firehouse’ de los Cazafantasmas tras reiniciar el negocio, Rudd reconoce que claro que la película tira de nostalgia, pero que “al final es la historia de una familia y, en el caso de su personaje, de cómo encajar en ella”. El guion le otorga más peso a los jóvenes y sus problemas en un intento evidente por captar a nuevas generaciones de espectadores, pero no se olvida de los fans de toda la vida para darles sus buenas dosis de eso, de nostalgia, porque el impacto de volver a ver en acción a Bill Murray, Dan Aykroyd, Ernie Hudson y Annie Potts es impagable. Algo que el propio Rudd vivió en el set de rodaje: “Era realmente increíble ver ahí a estos tipos, con sus trajes y disparando sus mochilas de protones. Yo estaba ahí, a su lado, mientras sucedía, y no me lo podía creer”. Sobre ese echar mano a la nostalgia continuamente por parte de Hollywood, el actor es consciente de la tendencia, pero apunta que, “con suerte, podemos encontrar nuevas formas de hacerlo, convertirlo en algo fresco y diferente para audiencias que no crecieron” con estas películas.