Entrevista

Ana Lambarri ('Todo lo que no sé'): "No me interesa el buenismo. Me gusta más la gente incorrecta, imperfecta y que se equivoca"

Charlamos con la directora vasca sobre su ópera prima, aspirante a la Biznaga de Oro en el Festival de Málaga, tras años trabajando como directora de casting

Madrid·Actualizado: 22.04.2025 - 05:30
Ana Lambarri Tellaeche, directora de ‘Todo lo que no sé’, posa en el photocall del Festival de Málaga 2025
Ana Lambarri Tellaeche, directora de ‘Todo lo que no sé’, posa en el photocall del Festival de Málaga 2025 · Fotografía: Álex Zea / Festival de Málaga

Ana Lambarri fue una más en la generación de millennials que vio como muchos de sus sueños y esperanzas se esfumaron de un plumazo con la aparición de una brutal crisis económica que hizo estragos durante años. La vasca empezó a trabajar como directora de casting para agencias de publicidad. En 2019 se dio cuenta de que había dejando en un segundo plano las ambiciones de dirigir que le habían hecho pasar de la facultad de Bellas Artes a la escuela de cine. Tres cortometrajes, una película y seis años después, Lambarri es una de las cineastas que han competido este año por la Biznaga de Oro del Festival de Málaga con su primera película. La suya, ‘Todo lo que no sé’, llega el próximo viernes a los cines españoles con Susana Abaitua al frente del reparto y con un personaje bombón que recuerda, de alguna forma, a las protagonistas de series como ‘Girls’ y películas como ‘Frances Ha’. En otras palabras, mujeres que intentan abrirse su camino en un mundo hostil.

‘Todo lo que no sé’ explora tres años en la vida de Laura, una joven mujer que a sus 35 años lleva una vida monótona: ayuda a su padre enfermo, trabaja en una tienda, comparte piso y pasa tiempo con su medio novio (Francesco Carril). Esta calma extraña se ve alterada cuando un compañero del pasado le propone retomar un antiguo proyecto en el sector tecnológico. Acepta para intentar conseguir el éxito. En este camino para recuperar una parte de ella que creía perdida, toma una serie de decisiones que tambalean su entorno, enfrentándose al precio a pagar por priorizarse a sí misma.

“Para ti ella está equivocada. Sin embargo, yo creo que es un personaje que está defendiéndose. Creo que todo está marcado por el punto de vista y las vivencias que hayas tenido. Por eso me gusta”, reivindica Lambarri sobre su protagonista, un personaje desafiante que no hemos visto demasiado en la pequeña o en la gran pantalla. “No hay que hablar siempre de machismo o feminismo en las entrevistas, pero con esta película a quien le cae peor Laura, de momento, es a los hombres”, apuntaba hace unos días Susana Abaitua en su visita a La Script.

Sobre esa idea se explayaba su directora en su encuentro con Kinótico en Málaga, un escaparate que ella misma reconocía como “fundamental” para su primera película. “Creo que estamos educadas para ser amables, para estar ahí un poco incluso de adorno en ocasiones. No se nos da a veces permiso para ser personas, para equivocarnos, para tener nuestras propias meteduras de pata. Desde hace años ya hay muchos personajes femeninos y muchas protagonistas que están viviendo las vidas que nos tocaría vivir, vidas plenas en las que tenemos derecho a hacer lo que nos dé la gana”, celebra Lambarri. Laura es una de ellas.

Ana Lambarri Tellaeche y Susana Abaitua en el rodaje de 'Todo lo que no sé'
Ana Lambarri Tellaeche y Susana Abaitua en el rodaje de 'Todo lo que no sé' · Fotografía: 39 escalones

Las vidas de cada producción son muy particulares. Por Málaga han pasado películas que llevaban dos años rodadas. En vuestro caso, en otoño estabais rodando. ¿Cómo ha sido el viaje de ‘Todo lo que no sé’?

Una cosa que descubrí con los cortometrajes, y que es algo que se va aprendiendo, es que por un lado está la parte creativa y por otro está toda la búsqueda de financiación y el calendario de financiación, que es lo que muchas veces marca las pautas de rodaje y de postproducción. En el caso de la película, cuando conseguimos cerrar la financiación, ya teníamos como objetivo intentar llegar aquí, al Festival de Málaga. Eso nos hizo marcar unos tiempos de rodaje y de postproducción, que es lo que ha permitido que estuviéramos rodando en septiembre y octubre y que en marzo estemos presentando la película ya. Son cosas que hasta que no haces los cortos no descubres y que marcan mucho las producciones.

No estamos acostumbrados a ver personajes protagonistas y personajes femeninos como Laura. ¿Quién era para ti Laura y por qué tenía que ser la protagonista de tu primera película?

Laura es alguien al que le pasa de todo. Es un personaje que me gusta porque en ningún momento hemos buscado el buenismo. Ya desde guion venía muy marcado así. Hay momentos en los que no cae bien. Todo depende de qué espectador esté viendo la película. Hay a gente que le cae mal, hay gente a la que le cae bien, gente que la entiende, gente que no. Es lo que me gusta de ella, que es un personaje que en un momento dado empezó a funcionar por sí mismo. Cuando llegó Susana como protagonista le dio todavía más vida y generó lo que es el personaje tal y como lo vemos ahora. Es una mujer que tiene 35 años cuando empieza la película y 38 cuando termina. Lo que le pasa es que no sabe si darse prioridad a sí misma. Cuando decide hacerlo, empieza a encontrarse una serie de reacciones de su entorno muy diferentes y que es lo que explora la película. Ese egoísmo que ella gestiona para sí misma provoca unas consecuencias.

Al ver ‘Todo lo que no sé’ pensaba en historias como ‘Girls’ y ‘Frances Ha’. Aunque estén en un código distinto, hablan de mujeres que están intentando sobrevivir en un mundo que es hostil, en el que vas a equivocarte, vas a ser egocéntrico, pero en el que al final todos intentamos hacer las cosas lo mejor posible. De alguna forma te pone el espejo delante.

Por ejemplo, para ti ella está equivocada, sin embargo, yo creo que es un personaje que está defendiéndose. Creo que todo está marcado por el punto de vista y las vivencias que hayas tenido. Por eso me gusta. Es una película que me gusta a mí misma, como puedes ver. Hago una película y me encanta (se echa a reír). Lo que me gusta de esta película es que cada uno, dependiendo de sus vivencias como espectador, puede llegar a enganchar o no. Habrá mucha gente que no empatice con el personaje porque no lo está entendiendo o que dice: “Mira, no entiendo por qué se comporta así." Creo que eso es lo rico de la película, que está trabajada desde las emociones. La historia que estamos contando te puede llegar más o menos, pero las emociones sí que te van a llegar.

Susana Abaitua, en un fotograma de 'Todo lo que no sé', de Ana Lambarri Tellaeche
Susana Abaitua, en un fotograma de 'Todo lo que no sé', de Ana Lambarri Tellaeche · Fotografía: 39 escalones

¿Crees que como espectadores estamos demasiado obsesionados con que los personajes caigan bien? ¿Qué pasa con la gente imperfecta, porque a veces nos da rabia verlos en pantalla?

A eso me refiero con el buenismo de los personajes. Me pasa lo mismo. Me gusta más la gente imperfecta, incorrecta y sobre todo la gente que se equivoca. Creo que es más real. Al final todos cometemos errores. Luego hay gente que sabe pedir perdón o no. Hay gente que sabe recolocarse o no. El personaje de Laura va un poco por ahí. Por eso digo que es alguien que se está defendiendo. Tiene una serie de metas a las que quiere llegar y para conseguirlo tiene que imponerse y dar unos pequeños codazos dentro de su entorno. Sin embargo, a otro, viéndolo desde fuera, le puede resultar un personaje que está siendo completamente incorrecto o que está haciendo algo que no debería hacer. Creo que es algo que depende mucho de las relaciones familiares que tenga cada uno, de cómo ve los cuidados o de cómo no los ve, de cómo ve las relaciones entre hermanas o de pareja. Creo que es una película que está ahondando en ciertas cosas que a la generación que está entre los 35 y los 40 les puede preocupar.

Esa obligación de caer bien es algo que persigue sobre todo a las mujeres. El caso más claro es Skylar, la mujer de Walter White en ‘Breaking bad’. ¿Por qué las mujeres tienen que ser simpáticas, agradables, caer bien, ser fáciles y adaptarse al resto de personajes en las historias?

¿Me vas a hacer decirlo? (Ríe). Yo me imagino que eso es culpa del patriarcado. Creo que estamos educadas para ser amables, para estar ahí un poco incluso de adorno en ocasiones. No se nos da a veces permiso para ser personas, para equivocarnos, para tener nuestras propias metidas de pata. Creo que cada vez hay más. Desde hace años ya hay muchos personajes femeninos y muchas protagonistas que están viviendo las vidas que nos tocaría vivir, vidas plenas en las que tenemos derecho a hacer lo que nos dé la gana. También es verdad que había muy pocas películas que fueran protagonizadas completamente solo por mujeres. Hay muchas películas en las que las mujeres ni siquiera hablan con otras mujeres durante películas larguísimas (una de las bases del famoso Test de Bechdel). Creo que por fin eso ya está pasando. Nos están dando derecho a equivocarnos y a ser personas complejas, que es lo que en realidad somos.

Eso es algo que se ha hecho posible gracias a la presencia cada vez mayor de mujeres detrás de las cámaras. Este año en Málaga hay más directoras que directores en la competición.

"Parece que estamos aquí por una cuota y yo no estoy aquí por una cuota, en el sentido de que la película tiene el valor que tiene y hay que dárselo"

Se dan pasos y se está luchando mucho desde asociaciones y desde las propias instituciones. Creo que es algo que está funcionando. Se está generando esa posibilidad de que haya un festival en el que haya más mujeres que hombres directores y que no sea una noticia además, porque si no parece que el valor de nuestras propuestas está siempre vinculado a esto. Parece que estamos aquí por una cuota y yo no estoy aquí por una cuota, en el sentido de que la película tiene el valor que tiene y hay que dárselo, independientemente de que la haya dirigido yo o de que la haya dirigido un señor.

Imagen del rodaje de 'Todo lo que no sé', la primera película de Ana Lambarri
Imagen del rodaje de 'Todo lo que no sé', la primera película de Ana Lambarri · Fotografía: 39 escalones

Una de las ideas que más me llamó la atención mientras veía ‘Todo lo que no sé’ es el uso de las elipsis. Es una historia que transcurre a lo largo de varios años y creo que encaja muy bien con el espíritu postpandémico, donde el tiempo ha pasado a ser algo relativo y muchas veces es difícil situar las cosas. ¿Cómo te planteaste el tiempo como concepto en la película?

Tuvimos un momento de duda, no sabíamos si explicar más, si poner cartelas que fueran guiando a la gente… Al final en el proceso de montaje decidimos que no, que íbamos a dejar al espectador en ese limbo en el que a veces no sabemos cuánto tiempo ha pasado. Me parece que le da un bagaje a la película que es importante. Tampoco sé si el paso del tiempo es lo más trascendente en la película. Es una cosa que es anecdótica. Tú cuando estás intentando algo, por ejemplo, un proceso de dirigir una película, muchas veces pasan tres, cuatro, cinco o seis años. Al final llegas aquí, echas la vista atrás y tampoco hay una historia muy clara con todo lo que ha pasado. Hay momentos clave, que es lo que pasa en la película. Por eso tiene el ritmo que tiene. Aunque dura una hora y cincuenta minutos, se desarrolla muy rápidamente porque cada escena es un momento clave que va marcando las consecuencias o la deriva del personaje. Al final decidimos dejar que fuera el espectador de forma cinematográfica quien fuera entendiendo el paso del tiempo a su manera.

¿Cómo fue encontrar el montaje de la película?

He trabajado con el montador con el que hice mis cortos, Juan Manuel Gamazo. Es muy interesante porque, como teníamos estos tiempos apretados de postproducción, él empezó a trabajar mientras estábamos rodando. Al final del rodaje me encontré ya con unas propuestas de escenas con las que empezamos a trabajar. Lo que hago con Juanma es reescribir la película. Soy una persona que, cuando llego a la postproducción, estoy muy abierta a repensar las cosas. Lo que más nos preocupaba era encontrar la emocionalidad de la historia. Había muchas más conversaciones y más escenas en las que se explicaban cosas y sin embargo empezaron a desaparecer. Dejamos una película mucho más silenciosa y usando conceptos que se contaban de manera cinematográfica en vez de verbal. Todo eso lo encontramos en el montaje.

Cuando tú te presentas, ¿quién es Ana Lambarri? ¿Directora de casting? ¿Directora a secas?

Siempre he sido directora. Yo empecé estudiando Bellas Artes. De ahí me fui a Madrid a estudiar cine, y es cuando estudié dirección. Lo que pasa es que yo me comí una cosa que se llama crisis del 2008 a 2013, así que hice lo que pude. Al principio empecé a trabajar de directora de casting, porque no quería alejarme de este mundo. Me fue bien y cuando algo te va bien, sigues haciéndolo. En 2019 me dije: "Uy, igual se me está olvidando que yo lo que quiero es dirigir”. Ahí fue cuando empecé con la trilogía de cortometrajes. Nos apoyó muchísimo la Comunidad de Madrid desde el principio y ahora estamos aquí con el largometraje.

Susana Abaitua, en un fotograma de 'Todo lo que no sé', la ópera prima de Ana Lambarri
Susana Abaitua, en un fotograma de 'Todo lo que no sé', la ópera prima de Ana Lambarri · Fotografía: 39 escalones

Las óperas primas a veces se sienten como exorcismos de los y las cineastas que las cuentan. A veces parece que creen que puede ser la única película que van a hacer en su vida y por eso quieren hablar de muchas cosas. ¿Es algo que te pasó a ti con ‘Todo lo que no sé’?

"Estoy en un momento muy sensato de mi existencia. No sé si voy a hacer otra película. Con esta lo que he intentado es disfrutarla. Por eso hablo de privilegio, porque creo que lo he conseguido"

Tengo mucha suerte de haber hecho esta primera película cuando la he hecho. Estoy en un momento muy sensato de mi existencia. No sé si voy a hacer otra película. No tengo ni idea, espero que sí, pero con esta lo que he intentado es disfrutarla. Por eso hablo de privilegio, porque creo que lo he conseguido. Me lo he pasado bien y creo que se nota en la película, quizás también porque la he hecho con amigos y con gente que conozco desde hace mucho tiempo. También hemos trabajado con gente a la que no conocía y ha ido muy bien, pero tuvimos mucho cuidado con quien metíamos en el equipo para que fuera un entorno muy agradable de rodaje.

Has dedicado varios años de tu vida a encontrar a los actores perfectos como directora de casting. ¿Cómo fue buscar a la protagonista para tu película?

Fue algo muy interesante, porque dependiendo de qué actriz fuese la protagonista, salía una película distinta con cada una. No es que tengas que buscar la mejor o peor opción, sino que tienes que ver qué actriz puede llegar a encajar en ese personaje, asumiendo que va a cambiarlo por completo al hacerlo suyo. El personaje que me ha dado Susana es único, lo ha generado ella conmigo, pero con cualquier otra actriz hubiese sido una película diferente.

Estás muy orgullosa de un personaje en particular, el de Natalia Huarte, la actriz que hace de la hermana de Laura. Decías antes de empezar que te daba la sensación que dentro de dos años iba a ser muy difícil trabajar con ella.

Espero que ese éxito sea antes incluso, pero yo estoy muy orgullosa de todos, ojo. Por ejemplo, me tiré el pisto de intentar que estuviese Andrés Lima en la película y me dijo que sí. Luego yo tuve que dirigir a Andrés Lima, claro. Lo mismo con Francesco Carril o Stéphanie Magnin. Estoy muy contenta con todos, pero con Natalia Huarte sí que se ha generado una sinergia especial. Creo que es una actriz de muchísimo valor, que ya está creciendo, que está haciendo ya cosas muy importantes, pero creo que va a seguir haciendo más y más cosas y creo que va a ser difícil trabajar con ella porque tendrá la agenda muy llena. O al menos eso espero.

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