Objetivo Goya 2026. Los "tabús familiares" de Cristina Urgel y las madres solteras del s. XX en 'La conversación que nunca tuvimos'

Actriz, directora, guionista y productora. Cristina Urgel entrega uno de sus trabajos más personales en ‘La conversación que nunca tuvimos’. Con el protagonismo de su madre -María Cruz García- y su abuela -Celia García-, y la propia Urgel como nexo de unión, la obra retrata una conversación -en dos tiempos- sobre el estigma sufrido por las mujeres solteras en el siglo XX en España: su abuela dio a luz en 1953 y la historia se convirtió en un tabú social, también dentro de su familia. En Kinótico, como parte de nuestra serie de especiales Objetivo para acercarte algunas de las producciones que debes considerar en esta temporada de premios hablamos con la propia Cristina Urgel sobre un cortometraje que busca arrojar luz en su historia familiar pero que sirve de cámara de eco para la historia de miles de mujeres que sufrieron el desprecio de la sociedad durante décadas; y que opta a la nominación al Mejor Cortometraje documental en los Premios Goya 2026.

La abuela de Cristina Urgel fallece en 2020. Un año antes tuvo con ella una conversación -“Digamos que tuve con mi abuela la conversación que nunca tuvieron mi madre y ella”- que ahora permite a su madre “sanar heridas del pasado” y hablar sobre las cicatrices familiares, pero también de cómo mujeres como su abuela, “feministas por la dureza de la vida”, han ayudado a construir una sociedad más justa para las mujeres. “Es la única vez que mi abuela habló de este tema. La grabé porque sabía que había una gran historia detrás y yo tenía la necesidad de escribir algo sobre ello. En un principio pensaba que ficcionado”, recuerda Urgel. En aquel momento se encontraba en la Coofilm, una residencia de mujeres cineastas y en el trabajo y exposición de ideas se le ocurrió el bucear en su historia familiar. “La entendí tanto al contarme de dónde venía y por todo lo que había pasado”, reconoce Urgel, “Hasta le dije a mi madre que se sentara con ella porque le iba a clarificar mucho. Ellas arrastraban una relación complicada por cómo vino mi madre al mundo. Eran muy castellanas”.

Con la perspectiva que da el paso del tiempo, la directora le planteó a su madre que “cuando estuviera preparada” escuchara los audios. En el debate interno sobre cómo contar la historia, Urgel terminó decantándose por el documental: “Pensé que era mejor hacerlo real, no ficcionarlo, porque al final cuando ficcionas las cosas, aunque te bases en hechos reales, tiene que meterle algo de imaginación”, reflexiona, “Además nació como algo muy personal de legado a mi hija. De que mi hija lo tuviera y lo pudiera ver. Y, claro, de homenaje a mi abuela”. Cuatro generaciones de mujeres unidas por una historia y una cicatriz común en un cortometraje “sanador”. La idea final se fijó desde Castilla y León New Talent, donde el tutor de Urgel le ayudó a replantear el enfoque -“Tú eres el nexo”-, convirtiendo el planteamiento inicial de su madre escuchando a la abuela en una conversación a tres.

Y llegó el momento de rodar. Rodar desde lo pequeño y lo íntimo para que ‘La conversación que nunca tuvimos’ sucediese. Un proceso complejo en el que había que poner a una persona que nunca había estado delante de una cámara delante de la misma. “Estaba asustada, porque había que poner a una persona que no se ha visto entre cámaras con un tema tan íntimo y que no se sintiera intimidada, siendo además toma única, era complejo”, describe Urgel, “Esa emoción solo la sientes una vez”. Tres cámaras, la directora de fotografía -Sara Almonacid-, el sonidista -Alberto Carlassare- y la montadora -Yolanda Román- fueron los testigos de ese momento íntimo y universal. Un rodaje de cuatro horas, “del tirón”, en el que no se cortó en ningún momento y con las cámaras fijas. “Una vez que creas el clima no se podía parar. Primero estuve hablando con mi madre para que se olvidara de las cámaras y luego ya empezamos a recordar la historia de mi abuela”, rememora la directora, que, además, ya se encuentra trabajando en la versión extendida en forma de largometraje para contar “la historia con mayor profundidad”.

El cortometraje funciona como legado de la historia oral de las mujeres españolas, castellanas en este caso, del siglo XX. Una grabación casual, no pensada en su emisión, se convierte en eje central de una obra dedicada a la "memoria" de generaciones previas que sirve de "legado" a las futuras. Carlassare, responsable de sonido, "limpió las grabaciones e igualó las voces" permitiendo que el encuentro final tuviera lugar en las mejores condiciones. “La idea era que mi madre escuchara la versión de mi abuela y que ella me contara la suya. Su visión desde la niñez, de cómo ella vivió y se enteró de que no tenía padre y la situación tan difícil en casa”, señala Urgel, “Queríamos darle voz porque las principales que se creyeron esas historias que avergonzaban a las familias y que no se debían debatir fueron ellas mismas”. Cuando los años pasaron y la sociedad cambió, el tema de la madre soltera se convirtió en tabú y en un tema a mantener en silencio: “Ahora que ya puedo vivir tranquila, esto es una historia que avergüenza, así que no se habla. Y es una pena”.

La historia de las madres solteras resuena, además, con las mujeres que abortaron o con las mujeres a las que les robaron los hijos en la dictadura para convertirse en un cortometraje con ecos "universales". El cortometraje que ha recibido el Premio del Público en el Festival Internacional de Cine de Lanzarote, el premio al Mejor Cortometraje en el Festival Internacional de Cine Pequeño de Aspe o el reconocimiento al Mejor Cortometraje Documental en el PSICURT; se ha encontrado, en el camino, con los testimonios del público. “Es lo más bonito que me está pasando. Al acabar la proyección la gente se acerca y te cuenta sus experiencias. En el último certamen en el que estuve, en Aguilar de Campoo, una señora se acercó para decirme: ‘Mira, esta es mi hija. Soy madre soltera. Soy de una generación un poco joven que tu abuela, pero he vivido muchas cosas de ese estilo’”. Urgel, como otras cineastas actuales, ha querido “poner en valor” a una generación que provocó que la sociedad actual “sea más justa” y que pusieron “los primeros granos de arena con sus actos sin saber ni lo que significaba el feminismo”.

Historias de mujeres, pero para toda la sociedad, son el foco de productoras como Not Alone Productions, compañía que Urgel regenta junto a Eva Moreno desde 2021. “Desde que nació el objetivo siempre el objetivo siempre fue contar historias bajo el punto de vista femenino. Intentar contar en el equipo con el mayor número de mujeres posibles y, sobre todo, contar historias desde nuestro punto de vista”, relata Urgel. Las dos fundadoras, Urgel y Moreno, dirigen, pero también producen historias “para otras compañeras desde esa forma de hacer las cosas”. Con ‘La conversación que nunca tuvimos’, han buscado una historia particular “pero universal” que habla sobre “los elefantes en la habitación” y cicatrices “universales” que no cruzan como sociedad. “¿En qué familia no hay elefantes en la habitación? ¿Cuánto nos cuesta coger un café, sentarnos y hablar? Es algo tan sencillo y que no se hace. A veces nos ocupamos de cosas que igual son más utópicas y que están menos en nuestras manos... cuando las más cercanas, si hiciéramos esa cadena, llegarían más lejos”, remata.

***Este artículo es posible gracias al cortometraje ‘La conversación que nunca tuvimos’, dirigido por Cristina Urgel, producido por Not Alone Productions y distribuido por Distribution with Glasses