Crítica | Series
‘Invisible’ y el valor de la ficción para sacudir a las conciencias dormidas frente al acoso escolar
La serie basada en la novela de Eloy Moreno llega este viernes a Disney+ con una contundente llamada de atención contra el acoso escolar y una historia que duele
En ‘Invisible’, tanto en la novela de Eloy Moreno como en su adaptación a serie –pero especialmente en la segunda–, la fantasía sirve como vehículo y herramienta para contar una historia tremendamente dura. Y se usa en dos sentidos. Está, por un lado, el uso que hace de ella el protagonista, Capi. Para él funciona como mecanismo de defensa y evasión ante una situación de maltrato en el ámbito escolar que lo destruye. Como género, sirve a la propia historia para trasladar al otro lado de la pantalla el miedo y el torbellino de sentimientos de Capi al tiempo que sacude y remueve (debería) conciencias. Porque, como muestra y demuestra la serie que llega este viernes a Disney+ –y antes hizo la novela– , en la lacra del acoso escolar no solo es culpable el abusón. También lo son quienes miran a otro lado, quienes no quieren ver lo que ocurre y quienes, aún a día de hoy, siguen llamando a una agresión ‘cosas de niños’. No son cosas de niños. Es acoso y arruina vidas.
La lectura de la novela de Eloy Moreno es un viaje intenso, profundo y tan real que duele. Desde la primera página a la última. Ese material, tremendamente valioso, lo recogen en su guion Virginia Yagüe, Jota Linares, Celia de Molina y Gonzalo Bendala, lo amplifican y profundizan en su universo. Porque leerlo e imaginarlo, hiere. Pero cuando esas palabras cobran vida en la pantalla y Capi adquiere el rostro de Eric Seijo el impacto, por lo visual, duele aún más. ‘Invisible’ forma parte de ese tipo de serie duras de ver, pero que, ojalá, sirvan para abrir una conversación profunda sobre un problema concreto. En este caso, sobre la violencia en las aulas. El valor (por valentía e importancia) del título que llega este viernes a Disney es que el retrato que se hace de esa violencia parte principalmente, y aunque se abra también de generosamente a otros puntos de vista y personajes, de la víctima. Un chaval de 12 años que llega al instituto con la ilusión de una nueva etapa que se abre ante él y que un viernes ve truncada su vida por decir que no a un petición que en sí misma ya supone un abuso: darle su examen de sobresaliente a quien tenía detrás. Ese ‘no’ desata una cadena de acontecimientos violentos que escalan en crudeza y que ni víctima ni abusón saben cómo frenar.
Al final de esa escalada se encuentra ese momento, crucial en la historia y punto de inflexión, en el que la víctima no puede más y sucede lo que sucede. Algo que le lleva a una cama de hospital con el cuerpo magullado y la cabeza abierta. Aunque lo que más le duele, a él y al espectador, son las heridas que no se ven. Esas son las que más tardan en sanar, si es que lo hacen. Porque, y ahí están el personaje de la profesora de literatura y su dragón para poner negro sobre blanco, las heridas del acoso escolar permanecen aún en la vida adulta. Solo hay una manera de que no dejen cicatriz: pararlo a tiempo. Lo que convierte a ‘Invisible’ en un retrato enriquecedor es su afán por no quedarse en la superficie, por escarbar en el problema, por ir más allá de lo obvio y lo estereotípico y bucear en los porqués de cada uno de los implicados. Ahí entran víctimas, quienes golpean, insultan o aíslan y quienes, por no hacer nada, se convierten en cómplices de ese maltrato. La serie entra a conciencia en los porqués (en ocasiones inexplicables), pero también en las consecuencias. Y es en mostrar todos los lados y aristas del problema lo que la hace tan valiosa y valerosa.
El tema que tiene entre manos ‘Invisible’ trasciende la propia serie. Sus responsables son conscientes y ese sentido de la responsabilidad se traduce en una miniserie de seis episodios dura, sí, pero respetuosa, sin perder de vista en ningún momento el foco y ese mensaje, con cierto halo de optimismo y de luz al final del túnel, que quiere dejar como poso para quien haga el viaje con ella. Un viaje que consiste en acompañar a Capi en ese salto forzoso a dejar de ser un niño para enfrentarse a una situación que lo supera en muchos sentidos. En parte, por la situación de indefensión en la que se encuentra. En parte, por la soledad a la que se ve condenado por la inacción de los demás. Esa que, su mente aún infantil, solo puede explicar de una manera: creyéndose un superhéroe con el poder de la invisibilidad para hacer frente al villano. ¿Cómo explicarse si no que amigos, compañeros, profesores e incluso padres y madres no hagan nada por ayudarle y pararlo todo? Un mecanismo de defensa, el de recurrir la fantasía, a la evasión, recurrente en quienes viven situaciones difíciles. En el caso Capi, de extrema gravedad y dolor, a él le lleva a creerse que tiene realmente el poder de la invisibilidad buscando en la fantasía de sus cómics de superhéroes un algo a lo que agarrarse. Y mientras él lo cree, y el espectador en todo momento entiende el porqué, la serie recurre a elementos del fantástico como monstruos y un dragón para trasladar al otro lado emociones, sensaciones y, sobre todo, miedos. El miedo y la soledad lo recorren todo. Quien lo ha vivido, en carne propia o cercana, lo entiende. Para quien no, ‘Invisible’ se lo pone fácil.
Para conseguirlo todo tiene que encajar de manera que ningún elemento se escore hacia la incredulidad o la ruptura del asidero de la realidad. Ahí entran un guion que da con el tono exacto, una dirección (de la mano de Paco Caballero) en consonancia con lo escrito, un reparto tanto infantil (Eric Seijo, Diego Montejo, Liv Dobner e Izan Fernández) como adulto (Aura Garrido, Miki Esparbé y Marián Álvarez) cargado de aciertos y unos efectos especiales realmente asombrosos –ese dragón de El Ranchito con la voz de David Verdaguer no tiene nada que envidiar a los de otras casas–. A todo esto se suma algo muy importante, ‘Invisible’ habla e interpela a los niños y adolescentes, pero sin dejar fuera a los adultos. Para frenar el acoso hacen falta las fuerzas de todos.
Lo más leído
También te puede interesar
- Ravi Cabot-Conyers, Ryan Kiera Armstrong, Kyriana Kratter y Robert Timothy Smith en un fotograma de 'Tripulación perdida'
Si Star Wars quiere sumar nuevos y jóvenes acólitos, 'Tripulación perdida' es el camino (a explorar)
"This is the way" ("Este es el camino"), repiten una y otra vez los mandalorianos. Un mantra, frase pegadiza y filosofía vital que ha calado tras tres irregulares temporadas de ‘The Mandalorian’. N...
- Oriol Pla y Javier Giner en el rodaje de la serie de Disney+ 'Yo, adicto'
'Yo, adicto': Javier Giner y Oriol Pla bailan juntos en el precipicio en un autorretrato kamikaze
La historia la escriben los vencedores, y Javier Giner escribe ahora su propia historia porque venció. Aunque él mismo se cuida de no utilizar glosario belicista en su discurso sobre la adicción: c...
- Azucena Rodríguez, Javier Olivares, Alauda Ruiz de Azúa y Javier Giner posan ante de su encuentro en ‘Guionistas en los medios 2024’
Guionistas en serie: dentro del proceso de gestación y escritura de ‘Yo, adicto’, ‘Querer’ y ‘Ena’
La sede de DAMA ha acogido la edición de este año de la jornada Guionistas en Serie, que lleva celebrándose desde 2013 de la mano del sindicato ALMA y que va seguida, este viernes y como es habitua...
- Gael García Bernal y Diego Luna en una imagen de la serie 'La máquina' (Disney)
'La máquina', un puñetazo en la cara que sube al cuadrilátero a Gael García Bernal y Diego Luna
¿Es un thriller? ¿Un drama? ¿Una comedia? ¿Una de terror? ¿Una alucinación? Sí, sí, sí, sí y, otra vez, sí. Todo eso es ‘La máquina’, serie imposible de definir (ni falta que le hace) que regala a ...