Mireia y Joana Vilapuig: "Ganar un Feroz sería un final de etapa precioso para nosotras"

'Selftape' se estrenó el pasado mes de abril en Filmin. Era la tercera serie original de la plataforma y se presentaba como un coming of age particular: una historia de madurez y desencanto de dos jóvenes actrices que habían sido estrellas infantiles gracias al fenómeno 'Pulseras rojas'. La serie mezclaba ficción y realidad para proponer un drama audaz en su concepción global -la forman seis capítulos–, que recorría múltiples temas como la sexualidad femenina, la precariedad en la cultura o la lealtad en los afectos familiares. Todo con sobrada inteligencia en lo emocional y un arrojo loable en lo formal. Ocho meses después de su estreno la resaca ya ha pasado, pero en plena temporada de premios los nervios reaparecen y, cuando hablamos con ellas, sienten que podrían estar cerrando una etapa que ha sido muy importante para ellas. Y, claro, la quieren cerrar por todo lo alto.

"No ha pasado tanto tiempo desde que la estrenamos", dice Mireia Vilapuig, "pero han pasado tantas cosas en estos meses que parece que fue hace más tiempo". Su hermana coincide: "Es verdad que algunas cosas nos pillan ya un poco lejos. El otro día estábamos escuchando la banda sonora de Clara Aguilar, y ambas nos miramos en como pensando 'guau, han pasado muchas cosas'". Y sin embargo, ambas se muestran nerviosas por la temporada de premios. "Yo no quería saber mucho de las nominaciones a los Feroz porque me ponía nerviosa la idea. Pero nos encantaría estar allí, no hemos estado nunca y sería bonito para cerrar esta etapa que es 'Selftape'", piensa Joana. "Al final 'Selftape' ya está hecha. Nosotras hemos creado una ficción y hemos conocido a gente maravillosa. Pero los premios son un reconocimiento del proceso y el proyecto final y un Feroz sería eso, un final de etapa precioso".

Levantar un proyecto como esta serie las ha hecho crecer, como lo hacen sus personajes, versiones de ellas mismas ficcionadas delante de la cámara. "Era todo un reto: como hermanas no era fácil contar una historia que hablaba de nosotras, que se basaba en nuestro pasado, y que iba a ser un proceso de desnudarnos y de contar todo aquello que no nos habíamos contado", explica Mireia Vilapuig. "Encontrar el equilibrio para saber cómo nos relacionamos como actrices, como guionistas y como creadoras no era fácil".

Esa mirada hacia su propio pasado fue uno de los mayores retos para las hermanas. "Fue como abrir la caja de Pandora", dice Joana. "Fue heavy porque al principio no teníamos muy claro que queríamos utilizar imágenes de archivo y luego resultó esencial para el proyecto". Su hermana añade que cuando repasaron las imágenes de las campañas que hicieron para promocionar 'Pulseras rojas', se encontraron con "dos adolescentes perdidas y en situaciones muy vulnerables", y que eso "era impactante y era un material que creímos que era interesante que formase parte de 'Selftape'".

Tampoco tenían grandes referentes de ficciones que explorasen la relación entre dos hermanas, que era el motor de su historia. No tenían a qué acogerse. Y a pesar de la falta de referentes, han conseguido narrar algo que ha trascendido su particularidad para tocar las teclas de una melodía universal. "Es muy bonito darse cuenta de que las situaciones que hemos reflejado apelan a muchas hermanas", dice Joana, que cuenta que muchas personas se han acercado para contarle que determinadas situaciones de la serie les habían ocurrido también a ellas. "A veces vas a algo muy concreto y se convierte en universal porque determinada gente conecta con lo que estás contando", refrenda Mireia.

Lo mismo les ocurrió con el tercer episodio de la serie, que gira en torno al sexo, el consentimiento y el miedo: conectaron con un relato que les había pasado a otras mujeres. "Teníamos claro lo que queríamos contar. Ese episodio fue muy intenso a la hora de escribirlo, porque había muchos momentos en los que no estaba claro dónde estaba lo personal y lo que estábamos escribiendo", recuerda Joana. "Fue el capítulo con el que abrimos, realmente, algunos de los episodios más traumáticos de nuestra vida y fue un ejercicio muy bestia. Pero estamos muy contentas de cómo quedó, es ese punto en el que ambas se reencuentran", completa Mireia.

Para ambas, la serie de Filmin es un punto de partida artístico. "Nos ha ayudado a entender cómo funciona el proceso de desarrollo de una serie desde dentro. Con todo lo que implica. Y a partir de aquí queremos seguir currando juntas para sacar adelante nuevos proyectos y contar nuevas historias", cuenta Mireia Vilapuig. "Ha sido un proceso de darnos cuenta que podíamos hacer algo que no fuera solo actuar. Y también es cierto que no es tan fácil encontrar a alguien con quien te entiendas tan bien para currar mano a mano. Y sí, a lo mejor hay un futuro ahí. ¡Ahora tenemos una buena carta de presentación!", dice sonriente Joana Vilapuig.