Leonardo Sbaraglia: "Seguiremos luchando por dar lo mejor de nuestro oficio en Argentina"

En Kinótico, durante nuestra cobertura especial del Festival de San Sebastián en colaboración con FRED Film Radio, hemos conversado con Leonardo Sbaraglia, protagonista de ‘El hombre que amaba los platos voladores’, escrita y dirigida por Diego Lerman, opta por la Concha de Oro en Zinemaldia. Tanto Lerman como Sbaraglia se marcan un retorno al Festival de San Sebastián. El intérprete lo hace tras la galardonada ‘Puán’ (María Alché y Benjamín Naishtat, 2023,), mientras que Lerman compite por tercera vez en el certamen vasco, después de haber conseguido sendos reconocimientos con ‘Una especie de familia’ (Premio del Jurado al mejor guion, 2017) y con ‘El suplente’ (Concha de Plata a la mejor interpretación de reparto para Renata Lerman, 2022).

‘El hombre que amaba los platos voladores’ parte de una historia real acaecida en los años 80 y que es recordada como uno de los mayores sucesos de la televisión argentina. El periodista José de Zea (Sbaraglia) junto a su camarógrafo el Chango (Sergio Prina) emprenden un viaje a la Candelaria (Córdoba) tras una atípica propuesta. Allí es donde de Zea dará rienda suelta a su ingenio al crear historias para la televisión sobre supuestos avistamientos de OVNIS. "José de Zea era un periodista muy conocido, muy espectacular todo lo que generaba y producía, porque se generaban 50-60 puntos de rating con sus entrevistas", describía al reportero Leonardo Sbaraglia en el set de Hipnótico, pero "de alguna manera también era un objeto de gracia, un poco bizarro".

El reconocido intérprete argentino afirma que ama esta película después de pasar por salas comerciales se verá a través de Netflix, "para mí fue hacer un personaje que no solamente se queda en la inspiración de José de Zea, sino también que es un personaje que está buscando todo el tiempo un tipo de verdad, de misterio", explicaba el actor, "es como un Quijote y Sancho Panza también porque [José de Zea] va viendo platos voladores donde hay molinos, con la convicción y el deseo de generar algo donde no hay nada". Para Sbaraglia se trata de "una película muy luminosa, vital, que también habla del deseo", aunque así mismo aborda "la lucha contra esa sensación de que la muerte la tiene adelante de sus ojos", comentaba.