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Entrevista

Adam Elliot: "Es genial que Wes Anderson o Guillermo del Toro hagan animación para adultos, me hace la vida más fácil"

Hablamos con el director australiano a su paso por el Festival de San Sebastián, donde presentó 'Memorias de un caracol' meses antes de llegar a los Oscar

Madrid·Actualizado: 30.01.2025 - 06:30
El director australiano Adam Elliot prepara una de las escenas de la película de animación 'Memorias de un caracol'
El director australiano Adam Elliot prepara una de las escenas de la película de animación 'Memorias de un caracol' · Fotografía: Madman Entertainment

Adam Elliot ha pasado treinta horas subido a un avión para llegar desde Melbourne, Australia, al Festival de San Sebastián. Él no lo sabe todavía, pero ‘Memorias de un caracol’ se quedará muy cerca de ganar la prestigiosa sección Perlak, dedicada a las joyas del cine de autor que han pasado por los festivales más importantes del planeta. “Lo mejor de ser cineasta es experimentar la película con un público, estar sentado en la parte de atrás y en la oscuridad y escuchar a la gente reír. Es muy gratificante después de todos esos años de trabajo”, explica el cineasta australiano durante su visita al set de Kinótico y antes de reconocer que le gustaría que la audiencia “salga del cine destrozada emocionalmente”. Un 8,7 del público donostiarra, cinéfilo pero con tendencias al cine 'feel-good', es una nota extraordinaria para una película en la que hay, según enumera su director, “una orgía, una terapia de conversión o un intento de suicidio”.

El segundo largometraje de Elliot nos lleva a la Australia de los años 70 para presentarnos a Grace Pudel, una solitaria e inadaptada niña aficionada a coleccionar figuras decorativas de caracoles y con un amor profundo por las novelas románticas. La muerte de su padre cuando tan solo es una niña la lleva a separarse de su hermano mellizo Gilbert, hecho que la aboca a una espiral de ansiedad y angustia. Sin embargo, la esperanza vuelve a su vida cuando conoce a una excéntrica anciana llena de determinación y amor por la vida llamada Pinky, con la que entablará una larga amistad que le cambiará la vida para siempre. Sarah Snook ('Succession'), Kodi Smit-McPhee ('El poder del perro') y Jackie Weaver ('El lado bueno de las cosas') son algunos de los talentos locales que ponen voz a una película desafiante pero generosa con el público.

Había muchas expectativas ante el regreso del australiano, el único director que ha ganado dos veces el premio Cristal en Annecy, el galardón más importante del Cannes de los festivales de animación. Habían pasado quince años desde el debut de su aclamada ópera prima, ‘Mary and Max’ y veinte desde que ganó el Oscar al Mejor cortometraje de animación por ‘Harvie Krumpet’. Elliot aspira ahora a la estatuilla dorada por ‘Memorias de un caracol’, la única representante del cine independiente en la categoría junto a otro fenómeno como la lituana ‘Flow’. “Ganar un premio es como beber una botella de buen vino. Lo disfrutas, pero al día siguiente tienes resaca y hay que seguir adelante. Intento no pensar mucho en los premios”, dice un artista que utiliza el arte para liberar sus demonios y obsesiones personales de la forma más sorprendente e irreverente.

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