Iván López, supervisor de VFX de 'El 47': "Más del 80% de la cinta tiene trabajo de efectos visuales"

"Yo no sé si me puedo ir de aquí, Carmen. Ya me echaron una vez de mi casa y hemos construido esta con nuestras manos", proclama un emocionado Manuel Vital, encarnado por un magnífico Eduard Fernández, en 'El 47'. Una película que se ha convertido en el hogar de muchos profesionales que, con esfuerzo, han dado vida, voz e imagen a la historia comunal de lucha social y política de Torre Baró (Barcelona). Marcel Barrena lidera un barco que el departamento de efectos visuales mantiene a flote en su recreación de la Barcelona de la transición. Hoy hablamos con Iván López, supervisor de efectos visuales de la cinta y nominado por primera vez a los Premios Goya y los Premios Gaudí, junto a su compañera Laura Canals, por su trabajo en una de las grandes favoritas de la temporada de premios.

Iván López lleva 23 años en la profesión. Estudió Bellas Artes y en cierto momento se interesó por el trabajo en vídeo como artista visual: "Empecé en una empresa que en su momento era puntera, sobre todo en 3D. Eran otras máquinas, otros procesos... pero me enganchó. Seguí haciendo mis cosas a nivel de arte, pero la verdad es que me absorbió el mundo de los efectos". 23 años después acaba en sus manos el proyecto de 'El 47': "Una locura. Una película de época, en exteriores, con un ensanche de Barcelona completamente diferente". Un enorme trabajo de documentación y de recreación, muchísimo trabajo de campo y de fotografía para reconstruir la Barcelona de los 70 y las chabolas de inmigrantes a la espalda de la Ciudad Condal. "Marcel quería mucha naturalidad y eso significaba la cámara en mano todo el rato. Y, para nosotros, evitar cromas para agilizar el rodaje y ganar las mejores condiciones de luz posibles. Por no hablar del incendio al final, un drama coral con todos los actores en el que no había ni una sola llama". Algo que se puede ver claramente en el vídeo que el equipo de 'El 47' ha compartido con Kinótico que muestra el antes y después del tratamiento de los planos con efectos visuales.

"Al final son efectos invisibles y pasa todo sin casi darte cuenta. El objetivo era que pudieras ver la peli y te metieras un poco en la época sin estar en la cabeza pensando si esto es ficción o si esto era realmente así", admite López. "Es una barbaridad, un 80%, por decirte algo, de la película está tratada. Estamos hablando de más de 200 planos de posproducción. Ten en cuenta que te metes en el autobús de la película, que no podíamos cerrar todas las calles de Barcelona, y se te cuela todo: las tiendas, la gente, los coches…”. Y agradece enormemente el apoyo del público y de la industria al trabajo colectivo que ha supuesto la película: “Al final es nuestro reconocimiento. El reconocimiento a un grupo de tarados que decide apostar por este tipo de cine. Es una eternidad de pospo, son equipos muy grandes y es una inversión muy seria para este tipo de producciones. Hay un verdadero amor y vocación detrás de este proyecto”.

López admite que la búsqueda de una sensación orgánica y naturalista, una apuesta decidida de Marcel Barrena, en la película era un riesgo que estuvieron dispuestos a asumir todos los equipos en última instancia: “Es más arriesgado porque dices hasta qué punto luego no voy a tener problemas técnicos porque no tengo 'tracks' donde agarrarme, porque tengo los pelos volando y por mucho retoque que le meta se me van a notar los bordes. Siempre tienes un poco esa angustia cuando no tienes un set supercontrolado con cámara fija”. Un reto que tuvieron que asumir junto al de mezclar lo rodado con material de archivo: “Tuvimos que llevar todo el material de rodaje a una textura, a un look, a unos colores, a una luz que pueda empatar perfectamente con el material de archivo”.

Su trabajo en ‘El 47’ ha reportado a Iván López su primera nominación personal a los grandes premios de la temporada, aunque ya había participado en los equipos de otros títulos nominados en la categoría. Un trabajo complicado de visibilizar, en el que se confía en gran medida en la capacidad de comunicación de las productoras y distribuidoras. Un proceso de hacer campaña con el que López tiene “sentimientos encontrados” y alguna que otra anécdota: “Hace tres semanas fui con mis padres al cine. A ver la peli en los Verdi. A la salida lo primero que me preguntaron es qué habíamos hecho. Con todo su amor y con todo el cariño. Por un lado tuve esa sensación de que lo hemos conseguido, este era el objetivo: que no se notara. Pero luego también ese amargor, ese dolor de: hostia, hay un trabajo tan gordo del equipo, hay tanta gente que lo que le ha metido aquí es vocación y amor y que no se les va a ver reconocido el trabajo porque directamente no se va a ver o a apreciar”. Esta nominación a los Gaudí y a los Goya, y una posible victoria es un reconocimiento a “decenas de trabajadores” y el abrazo del público también forma parte de ese salario emocional: “Hay una cosa como bonita en ‘El 47’ y es que para todo el equipo que está nominado podría ser su primer gol”.

Aunque es supervisor de efectos visuales, las “películas de efectos”, las grandes superproducciones plagadas de artificios, no son los trabajos a los que aspira López. “Es una alegría haber puesto un granito de arena a una peli que me parece muy buena, cuyo trasfondo y lo que está contando te valida un poco. Nuestro aporte está ayudando a que este tipo de películas sea validadas en las salas y, finalmente, también por parte de la Academia”, admite orgulloso López. A la vez, reconoce que entre el cine español de los últimos años le hubiera encantado participar en ‘As bestas’ y que en el futuro espera poder seguir participando en proyectos de corte más autoral y de cine social: “Me gustan y creo que también son los más necesitados de un granito de arena. No le quito valor a las grandes producciones, pero cuando estás trabajando con unos medios tremendos todo es mucho más fácil. Si yo tengo que invertir mi tiempo en proyectos, quizás prefiero este otro tipo de proyectos para que no desaparezcan y que no se queden sin atención”.